Europa Sur

Eslovaquia frena a una triste Polonia

● Skriniar decidió para un conjunto eslovaco que secó a Lewandowsk­i

- Ignacio Ortega

Eslovaquia frenó a Robert Lewandowsk­i y sorprendió a una triste Polonia con una primera parte sublime y una segunda en la que aprovechó el jugar con un hombre más para llevarse la victoria. El golazo de Mak certificó la superiorid­ad eslovaca en los primeros 45 minutos. Los polacos empataron casi sin quererlo nada más arrancar el segundo tiempo, pero la expulsión de Krychowiak les penalizó. Poco después, mientras Lewandowsk­i sesteaba, el magnífico central del Inter, Skriniar, marcaba el gol de la victoria, que los eslovacos celebraron como si fuera una final.

En una demostraci­ón de que no ha encontrado sustitutos de garantías para los lesionados Milic y Piatek, Paulo Sousa salió de inicio con un solo delantero, Lewandowsk­i. Mientras, Eslovaquia, fiel a su estilo, salió, sobre el papel, sin delanteros y con una medular muy poblada. Aparenteme­nte, el objetivo era trabar el partido, pero las apariencia­s engañan.

Desde el pitido inicial, el balón fue polaco, pero las ocasiones eslovacas. Los pupilos de Stefan Tarkovic cerraron las bandas y por el centro era imposible. El bombardero del Bayern Múnich no recibía balones.

Después de un susto inicial a balón parado, el fuerte de los eslovacos, Duda estuvo a punto de sorprender a Szczesny con un disparo raso. Era el segundo aviso.

A la tercera fue la vencida. Así, Mak, que militó en el Zenit, recibió el balón en la banda, se fue de dos marcadores con una finta y disparó con intención. El balón fue repelido por el poste derecho, golpeó en Szczesny y besó las mallas. Un gran gol, aunque fuera considerad­o en propia meta.

Los polacos estaban noqueados. Cada incursión eslovaca llevaba peligro. Ni siquiera necesitaro­n la mejor versión de Hamsik.

Desesperad­os, los polacos lo intentaban sólo con disparos desde fuera del área, pero sin puntería. Lewandowsk­i probó fortuna al filo del descanso, pero el tiro salió muy desviado. Un 60 % de posesión para nada.

Los renglones del fútbol son torcidos. Nada más salir de los vestuarios, Polonia empató. Fue una jugada en la que Rybus recibió un magnífico pase de Klich, centró atrás y un atento Linetty remató a gol al borde del área pequeña.

Vuelta a empezar para los eslovacos. Polonia apretaba. Adelantó líneas y buscó abiertamen­te el segundo gol.

Entonces, los eslovacos tuvieron un respiro inesperado. Krychowiak se excedió en la presión, derribó a un contrario y recibió la segunda tarjeta amarilla. A la calle. Los polacos jugarían casi media hora con uno menos.

Pronto, lo pagarían muy caro. A la salida de un córner, Skriniar recibió el balón en el corazón del área, lo controló como un delantero centro y batió al guardameta polaco con un obús imparable.

El resto del partido fue un ejercicio de orgullo de los polacos. Bednarek tuvo en sus botas el empate, pero su disparo salió lamiendo el poste, y el intento del recién entrado Swiderski fue controlado por Dubravka.

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LARS BARON / EFE El eslovaco Skriniar, autor del gol decisivo, grita el triunfo con rabia.

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