Europa Sur

La Italia de Mancini devora

● El enardecido equipo transalpin­o golea a Suiza y se mete en octavos

- Andrea Montolivo (Efe) ROMA

La selección de Italia no dio opción este miércoles a la de Suiza en el estadio Olímpico de Roma y la arrolló por 3-0 con un doblete de Manuel Locatelli y un gol de Ciro Immobile, para convertirs­e en el primer equipo ya matemática­mente clasificad­o para los octavos de final de la Eurocopa.

Con otra prestación excelente, con un juego atractivo y una defensa impermeabl­e, Italia selló su décima victoria consecutiv­a, todas sin recibir gol alguno, y prolongó su momento dulce.

A falta de una jornada para el final del grupo A, el selecciona­do azzurro, campeón de Europa en 1968 y cuatro veces campeón del mundo, es líder con seis puntos, dos más de Gales y cinco más que Suiza, mientras que Turquía cierra el grupo con cero puntos.

Los 16.000 espectador­es presentes en el Olímpico, muchos de ellos suizos, asistieron a un nuevo monólogo de Italia, fiel a su nuevo estilo con la circulació­n del balón como clave. Un equipo sólido, brillante, que sueña en grande y que recibió una sentida ovación de su hinchada como premio para otra gran noche.

Guiado por la técnica de Leonardo Bonucci, uno de los mejores defensas de Europa en la salida del balón, de Jorginho, el cerebro

del Chelsea campeón de Europa, y por la velocidad de Domenico Berardi y Leonardo Spinazzola, Italia se adueñó del balón y anuló por completo el plan táctico de Suiza, que salió al campo del Olímpico decidida a presionar arriba.

Los azzurri encerraron a Suiza en su área y empujaron hasta derrumbar el muro. Saborearon la ventaja en el minuto 19 con Giorgio Chiellini, cuya diana fue anulada tras revisión VAR por un toque con una mano, y poco después consiguier­on el premio.

Pese a la sustitució­n obligada de Chiellini, quien se retiró poco después de la diana anulada por un problema físico, Italia rompió la igualdad con una excelente triangulac­ión entre Locatelli y Berardi.

Locatelli abrió el balón con un brillante pase a Berardi para liberarle en la banda derecha y recorrió rápidament­e cuarenta metros de campo para cerrar el triángulo con un cómodo remate a placer tras el centro raso de su compañero.

Fue el gol que quitó presión de encima a una Italia que perdonó al menos dos buenas oportunida­des para ampliar distancias antes del descanso, primero con Spinazzola y luego con Immobile.

Suiza seguía con vida y regresó tras el descanso con agresivida­d, en el intento de romper la barrera defensiva italiana, pero sus intentos no tuvieron éxito y fueron castigados a los cinco minutos de nuevo por Locatelli.

El centrocamp­ista del Sassuolo controló el balón en la frontal del área y firmó un zurdazo cruzado que fulminó a Yann Sommer y que desató la euforia de los aficionado­s de Roma.

Fue un golpe psicológic­o que dejó tocada a Suiza e Italia siguió creando un enorme volumen de juego y oportunida­des para hacer más abultado el marcador.

Tras unas oportunida­des perdonadas por Immobile y Chiesa, los italianos pusieron la guinda a su partido con el definitivo 3-0. Fue obra de Immobile, delantero de la Lazio, con otro misil.

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ALESSANDRA TARANTINO / EFE El italiano Spinazzola y el suizo Mbabu.
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