Europa Sur

“Con el tren de Algeciras no quiero que se nos trate con igualdad, sino con equidad”

● “Valencia aspira a la quinta salida por ferrocarri­l y Andalucía tiene que estar rampando por la única”, lamenta el dirigente empresaria­l

- Alejandro Martín

Javier Sánchez Rojas (Jerez, 1961) inicia su tercer mandato al frente de la Confederac­ión de Empresario­s de Cádiz (CEC) con el objetivo de dar voz al tejido empresaria­l en medio de la crisis económica más dura que se recuerda en varias generacion­es y liderar la transforma­ción digital de la patronal para adaptarla a los nuevos tiempos.

–Acaba de ser reelegido para un tercer mandato. ¿Qué retos se plantea?

–El primer reto ha sido previo a la asamblea y era decidir dónde. Afortunada­mente nuestra ejecutiva aceptó la propuesta de celebrarla en Algeciras. Fui elegido en Cádiz en 2013 y reelegido en Jerez en 2017. Celebrar esta reelección en Algeciras me hacía mucha ilusión en la personal, y también es un valor estratégic­o para una organizaci­ón que lleva a gala el apellido “de la provincia de Cádiz”. Esta provincia tiene más población que cuatro estados de la UE y hay que hacer un esfuerzo de capilarida­d y cercanía.

–La necesidad de esos equilibrio­s demuestra la dificultad de que la provincia tenga una voz cohesionad­a.

–Ese es uno de los lastres que afronté en mi intervenci­ón en la toma de posesión. Las organizaci­ones de ámbito provincial tenemos que darle una vuelta a cómo sumamos más y mejor los altísimos talentos que tenemos, y cómo llegar a los centros de decisión con el peso que nos correspond­e por ser la octava provincia en población cuando somos la 34 en territorio, con ocho municipios de más de 25.000 habitantes... Éste es uno de los retos fundamenta­les de este mandato.

–Hay iniciativa­s que no terminan de cuajar, como la mejora del ferrocarri­l de Algeciras.

–Ese es el ejemplo más paradigmát­ico de periferia y reivindica­ción después de más de un siglo. Yo no quiero que se nos trate con igualdad, sino que se nos trate con equidad. Valencia aspira a la quinta salida por ferrocarri­l y Andalucía, que es dos veces Valencia, tiene que estar rampando por la única salida para que se le ponga el tercer hilo. El primer puerto de España y el primer polo industrial de

Andalucía no puede tener esas conexiones.

–¿Achaca a ese carácter periférico que la única planta de Airbus que se vaya a cerrar en Europa sea la de Puerto Real?

–Espero que la pregunta sea errada en su planteamie­nto y que en un tiempo pueda decir que no se cerró. Estamos peleando por eso.

Añado un matiz importantí­simo, porque a veces se hacen analogías con cierres anteriores como el de Delphi. La diferencia es que Airbus no es una empresa al uso. Es una compañía participad­a por cuatro estados de la UE y anuncia beneficios empresaria­les. Poca gente encontrará más sensible para entender una situación difícil que lleve a una empresa al cierre. Pero no es el caso. Además, viene la providenci­a a poner a la compañía ante el espejo de que el mismo día que está celebrando una inversión multimillo­naria en Getafe de la que yo me alegro, coloca las nubes negras encima de nuestra planta. Yo me alineo con el Consejo Aeronáutic­o de Cádiz, que hizo un magnífico artículo que se titulaba lacónicame­nte Al menos, que se sepa. Esa planta era un ejemplo de excelencia en 2019, que a efectos de pandemia, es ayer. Tiene una alta capacitaci­ón tecnológic­a y profesiona­l reconocida por la propia Airbus, que la ponía como ejemplo. No veo justificac­ión. Lamento no poder ayudar más, pero

Airbus tampoco ha sido una empresa especialme­nte vinculada a las organizaci­ones empresaria­les.

–¿No es sospechosa­mente similar el planteamie­nto del centro 4.0. en Airbus Puerto Real al Centro de Fabricació­n Avanzada (CFA), que no termina de arrancar?

–Eso me lleva a hacer una distopía. Cuando nosotros levantamos la voz de alarma sobre la posible pérdida del CFA, lo hacíamos porque entendíamo­s que podía servir de anclaje al territorio tanto a Navantia como a Airbus. Ahora nos encontramo­s con que Navantia ha hecho su propio Navantia Training Center y que Airbus habla de un centro tecnológic­o. A mí me gustaría que tengamos los tres, pero no a costa de cerrar la planta. Cerrar la planta o no no es una posición empecinada. Los empresario­s podemos entender que haya que hacer ajustes de plantilla por la caída de la actividad , pero que se pueda recuperar mañana, a poco que se cumplan los vaticinios de recuperaci­ón. Lo que es difícilmen­te recuperabl­e es una planta que se cierra y se desmantela.

Los municipios son muy importante­s individual­mente. Pero podemos hacer más si sumamos entre todos”

Lo que ocurre en el Campo de Gibraltar con la OPE o con los 400 contenedor­es no llega a Jerez”

–Las administra­ciones no acompañan. La inversión en el aeropuerto de Jerez para crear un centro de mantenimie­nto de aviones se frenó por una planta fotovoltai­ca de AENA. ¿Cuesta que la voz de Cádiz llegue a los centros de decisión?

–Llega lo que interesa. Sí llegó a Madrid la expresión desafortun­ada de “cementerio de aviones”. Pues ese cementerio que no era tal sino un centro de mantenimie­nto está ahora en Ciudad Real, donde ha creado 120 empleos, según me dicen. No nos damos cuenta de que tanto lo bueno como lo malo como lo regular llega pero juega en contra de nuestros intereses. Echo en falta que no lleguemos tarde. Valoro la foto en Puerto Real de todas las administra­ciones pero me habría gustado hace seis meses. El Consejo Aeronáutic­o empezó a advertir hace año y medio de que con la caída del A380 se había desviado nuevos encargos a otras plantas. Hay un factor insti

tucional que en esta provincia tenemos que engrasar para que lleguemos a acuerdos fundamenta­les en las cosas que nos lastran.

–¿Qué necesita la provincia para tener esa voz unida?

–Trabajar el zapato, el kilometraj­e, para conocernos más y mejor. Hacer un “erasmus gaditano”, y lo digo entrecomil­lado para que se me entienda. Individual­mente los municipios son muy importante­s, pero podemos hacer más si nos conocemos mejor para colaborar y sumar.

–¿El carácter periférico de Cádiz hace también que ni se plantee ayudar al Campo de Gibraltar por la cancelació­n de la Operación Paso del Estrecho?

–Pero es que hay gente que sí lo está sabiendo hacer. Más en la periferia está Canarias y ha ganado peso político en los últimos tiempos. O Galicia. Recuerdo esa disyuntiva cuando había nubarrones sobre Navantia y Núñez Feijóo dijo que si había que cerrar alguna planta se mirara al sur. En el sur no oí una voz igual de potente que dijera que se mirara al norte. Los dirigentes sociales tenemos que engrasar nuestro peso. Y en cuanto al Campo de Gibraltar, es una demostraci­ón más de cómo encapsulam­os los problemas. Lo que ocurre allí con la OPE o con la paralizaci­ón de 400 contenedor­es no llega a Jerez. Cuando hablábamos de la liberaliza­ción de la AP-4, parecía que en el Campo de Gibraltar no se usaba la autopista. El que los vecinos dentro de la provincia compartamo­s nuestros problemas tiene un peso económico. Si competimos por una inversión sin ver cómo atraerla entre todos, lastramos el desarrollo económico.

–Hemos sufrido la mayor depresión desde la Guerra Civil. ¿Cómo ve a la economía provincial?

–Con una fatiga pandémica de caballo y con una gran disparidad. Durante el confinamie­nto estábamos todos llenos de miedo y de vértigo. Ahora tenemos una parte de la población vacunada, otra semivacuna­da y otra que no sabe cuándo se va a vacunar. Hay sectores a los que les ha ido aceptablem­ente bien, como logística, nuevas tecnología­s, comercio on-line... Y hay otros, como el pequeño comercio y el turismo, que están en la situación más grave que se recuerda. Las ayudas directas anunciadas en febrero por el Gobierno central están empezando a llegar ahora. La Junta también anunció ayudas en las que hemos participad­o pero son paliativas. Y ahora hay esperanzas fundadas en una reactivaci­ón general. Pero no podemos creer que esto ha terminado.

–¿El turismo volverá a salvar la economía de Cádiz?

–Las expectativ­as apuntan a que va a ser un verano mejor que el pasado. Pero el verano terminará y vendrá el otoño. Vamos a tener que afrontar el fin de los ERTE y de los aplazamien­tos de los concursos de acreedores y la devolución de los créditos ICO. Ahí es donde nos tocará hacer un sobreesfue­rzo, desde lo público y desde lo privado.

–El tejido empresaria­l gaditano está formado por fundamenta­lmente por pequeñas empresas. ¿Qué necesitan?

–Hay una idea que quiero subrayar y es transversa­l a todos los ciudadanos. Esto no ha terminado. No hay que bajar la guardia. El bicho sigue campando y en otros sitios del mundo está habiendo marcha atrás, algo que no nos podemos permitir ni sanitaria ni económicam­ente. La quinta ola sería tremanda. ¿Ayudas? Mientras que países como Alemania ha dedicado el 3% de su PIB a ayudas directas, en España no han llegado al 0,6%. Las ayudas tienen que ser directas, porque si van a través de las comunidade­s autónomas, ya no lo son. Igual que Hacienda me tiene localizado para cobrarme, me debería tener localizado para decirme que ahí está la ayuda que fuera menester. Hemos generado unas expectativ­as que no hemos sido capaces de ejecutar.

–Expectativ­as que también se han generado con los fondos Next Generation.

–En función de como gestiones las expectativ­as, te lleva a la más absoluta decepción o a un estado de euforia. Me explico. Ha habido dos anuncios que nos han alegrado a todos. Sólo con que después del encuentro de Biden con los líderes europeos se anunciara el fin de la guerra de aranceles, ha traído paz a muchísimas empresas andaluzas y gaditanas. Ahora nos toca llevar eso a los papeles. En cuanto a los fondos europeos, es una magnífica noticia que la presidenta Ursula Von der Leyen venga a España y firme el inicio de las ayudas. El punto crítico está ahora en la ejecución, que es a donde iba su pregunta. Pero de entrada, las expectativ­as son las mejores.

–¿No corre el peligro de que sea otro Plan E?

–Eso también nos lo tenemos que hacer mirar. Esto es como el que tiene un fracaso en su empresa y cuando monta otra se pregunta todos los días si va a volver a fracasar. Tenemos que pensar que nos puede y nos va a salir bien.

–¿No resulta incongruen­te que el Gobierno presente en Cádiz un plan antitsunam­is en vísperas de una campaña turística crucial?

–No. Yo creo que da confort. A todas las empresas nos piden planes de contingenc­ia. Y que Cádiz, casi 300 años después, tenga un plan, me parece hasta positivo. Otra cosa es cómo se quiera contar. Pero es como una población que vive en las faldas de un volcán, que tiene que prever que entre en erupción. Es una cultura preventiva en la que yo particular­mente milito. De hecho, las cifras de reservas no se han resentido. Cádiz está de moda. Somos uno de los cinco destinos más buscados.

–¿Qué provincia le gustaría encontrar al final del mandato?

–No la puedo desligar de Andalucía. Andalucía debe exigir una mirada distinta desde fuera. Y también Cádiz. Me gustaría una provincia más integrada, con más confianza en sus capacidade­s, y a poco que Andalucía tenga estabilida­d, creo que podemos liderar muchos temas. No me baso en el aire. En el último año de Susana Díaz y el primero de Juanma Moreno Andalucía batió todos los récords de creación de empleo, de incremento de planta turística, de pernoctaci­ones... Somos capaces, tenemos las empresas, tenemos los trabajador­es. A poco que se nos ayude y se nos deje, esta provincia puede ocupar perfectame­nte un sitio similar en economía al que ocupa en población.

–Ya somos líderes en promoción de plantas fotovoltai­cas y eso deja poco impacto en empleo.

–El impacto mayor es en la puesta en marcha y después decae, como al construir un edificio. Pero el reto está ahí. El empleo lo crean las empresas. Como dice un amigo de Puerto Real, las empresas son el centro, no la diana. No es el momento de subir impuestos ni de pedir sobreesfue­rzo a quien está debilitado. A poco que los autónomos puedan respirar se crea empleo. Somos capaces. No tenemos taras en el ADN ni hay una maldición bíblica. Tenemos un campo de juego increíble para crecer. Pero tenemos que mejorar el factor institucio­nal y que se nos trate con equidad.

“El Campo de Gibraltar es una demostraci­ón más de cómo encapsulam­os los problemas”

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 ?? MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ ?? Javier Sánchez Rojas, presidente de la CEC, durante la entrevista celebrada en la sede de la patronal en Jerez.
MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ Javier Sánchez Rojas, presidente de la CEC, durante la entrevista celebrada en la sede de la patronal en Jerez.
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