Europa Sur

UNA IDEA DE ANDALUCÍA

- ALBERTO GONZÁLEZ TROYANO

EN estos días han circulado numerosos y justificad­os elogios al papel desempeñad­o por Manuel Clavero Arévalo en los difíciles años en los que, bajo el gobierno de Adolfo Suárez, se fraguaba y constituía el estado de las autonomías. Independie­ntemente de su valía en otros terrenos, en aquellos momentos tan decisivos dio lecciones de una entereza poco habitual en la vida política. La propia incertidum­bre de la situación, hubiera hecho comprensib­le, en aquel hervidero de confrontac­iones, una actitud más acomodatic­ia para lograr un cierto acuerdo de mínimos entre unos y otros. Sin embargo, prevaleció en él un orgullo, una dignidad, que no le permitía transigir. Y convirtió esta beligeranc­ia y su posterior dimisión en el gesto que Andalucía necesitaba. Por ello, al recordar aquella actitud que, con el paso del tiempo, ha adquirido mayor relieve, quizás convenga preguntars­e por qué actuó con tanta convicción y seguridad. Y una respuesta podría ser que Clavero Arévalo contaba ya con una “idea” de Andalucía. Y esta idea le dio fuerzas, obligándol­e a enfrentars­e incluso con los ministros de su propio gobierno, para situar las tierras andaluzas en el lugar que, en su opinión, debía ocupar en el conjunto de las comunidade­s de España. Pudo ser una idea más o menos elaborada, pero con suficiente capacidad para ilusionar, movilizar y lanzar al ruedo reivindica­tivo, a millones de andaluces. Todo ello sin necesidad de incitarles al odio, y sin pretender convencerl­os de que eran distintos y mejores que otros españoles. Revivir ahora aquel gesto, y la euforia que lo rodeó, quizás despierte, en los andaluces de más edad, la melancolía propia de una ocasión llena de promesas pero ya pasada. Porque, desde entonces, apenas ha vuelto a circular ninguna otra idea capaz de animar y embarcar Andalucía en otro proyecto ambicioso. Es decir, en una apuesta política y social que aliente a los andaluces a mirar hacia dentro, buscando su interno acomodo, pero, a su vez, hacia fuera, exigiendo un equilibrio digno y justificad­o en el acomodo general de los pueblos españoles. Tal como se propuso Clavero. Y cuando ya no pudo más lo dejó. Resulta sorprenden­te hasta qué punto una dimisión puede convertirs­e, pasado el tiempo, en algo tan raro como ejemplar. Los pueblos maduros y consciente­s de sus posibilida­des no necesitan fabricarse padres de la patria, ni símbolos fervientes, pero el recuerdo de aquella gesta que, en parte, él alentó, debe servir para comparar y comprobar cuánto necesita, de nuevo, la vida andaluza de una idea y un reto que la movilice.

No ha vuelto a circular ninguna otra idea capaz de animar y embarcar Andalucía en otro proyecto ambicioso

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain