Mentiras y colegios públicos
Quiero compartir con todos los lectores las reflexiones que llegaron a mis manos de una maestra que pudiera ser cualquier maestra de nuestros colegios públicos y contribuir con ello a darle la mayor difusión que pueda. Lo hago con la misma esperanza que tengo al comprar un boleto de lotería, más bien ninguna, pero siempre pensando “¿Y si toca?” Dicen así:
“Esta carta nace tras años de sinsabores, dificultades e injusticias maquilladas. Cuán fácil es valorar, ordenar y ejecutar desde el lejano y frío prisma de un despacho de primera clase y cuán difícil es el día a día en primera línea de batalla: aulas masificadas, alumnos de necesidades educativas especiales derivados de centros (curiosamente concertados) donde no son admitidos y cuyas ratios son infinitamente menores a las de aquellos centros públicos donde serán “obligatoriamente” acogidos.
Pareciera que fuesen alumnos/as de segunda clase, las ovejas negras de las aulas, los apestados de los centros concertados. La razón oficial de sus “traslados” es que serán admitidos en aquellos centros donde encontrarán los recursos que necesitan para su atención (centros públicos, por cierto). ¡Cuánta mentira hay en todo ello!
Allí se encontrarán con un gran número de compañeros, un docente frustrado incapaz de multiplicarse y atenderlos como realmente quisiera, sin los apoyos necesarios que previamente se encargaron de suprimir debido a la reducción de aulas y sin los recursos necesarios que hagan posible esa atención individualizada de la que tanto pretenden hacer gala. Calidad de enseñanza? Atención individualizada? Inclusión? ¿Libertad de elección de centros educativos por parte de las familias? Como diría el gran Sabina: lo niego todo. Todo es una gran pantomima, un despropósito, una falta de respeto absoluta a nuestra labor como docentes y al derecho de nuestros niños a recibir una calidad de enseñanza acorde a los tiempos que corren.
Queridos y adorados dirigentes: no os podéis imaginar cuán triste, dificultoso y desmotivador nos resulta contar cada día con tantas y tantas piedras en el camino y sentirnos absolutamente abandonados por vosotros. No obstante y pese a todo esto, para el próximo curso y un año más, seguiremos estando a vuestra entera disposición. Firmado: Una docente asqueada de un sistema incompetente”.
Suscribo por completo estas ref lexiones a las que hoy trato de darle difusión, a ver si algún responsable político contribuye a que el próximo año no haya clases con 27 alumnos de los cuales cuatro de ellos deberán tener necesidades educativas de atención especial. Es una situación real y no es ficticia, distinto es que le toque a algún responsable político de manera personal pero, como en el boleto de la lotería, “¿Y si le toca?” José M. Ruiz Servillera (Jerez)