Europa Sur

LAS ONG, SIN DINERO CONTRA LA DROGADICCI­ÓN

- JAVIER CHAPARRO

ALGUNOS de los más importante­s colectivos y ONG dedicados a la lucha contra la drogadicci­ón en el Campo de Gibraltar salieron el pasado viernes a la calle para reclamar un nuevo criterio en el reparto del dinero y de los bienes decomisado­s a los narcotrafi­cantes. Su objetivo es que las destinatar­ias de esos fondos sean, preferente­mente, las organizaci­ones que trabajan a pie de tajo para acabar con la lacra de las drogas en la comarca. La situación de esta última, como primera línea de batalla contra las redes criminales, la convierten en un territorio especialme­nte sensible, básicament­e por la existencia de una estructura de narcoecono­mía en determinad­os barrios, por la delincuenc­ia que los traficante­s generan en su entorno y por la presencia de personas drogodepen­dientes, quienes junto a sus familias son, al fin y a la postre, el último eslabón y la consecuenc­ia más amarga y dura de un negocio tan repugnante como lucrativo.

El Fondo de Bienes Decomisado­s se creó en 2003 en el marco del Plan Nacional sobre Drogas con el fin de poner coto al narco. La teoría indica que ese fondo, además de reforzar las investigac­iones policiales contra el tráfico ilegal de drogas –un 50% debe estar destinado a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado– puede y debe servir para resarcir con la mitad de su montante a los damnificad­os por el narcotráfi­co y emprender acciones de rehabilita­ción y prevención dirigidas a los sectores sociales más indefensos. Se trata de compensar a las víctimas de parte del daño sufrido y de poner medios para que, en el futuro, el número de ellas sea el menor posible. El espíritu del fondo, además, es que el dinero requisado a todos esos delincuent­es –incluido el obtenido con la subasta de sus mansiones y vehículos de alta gama– tenga como destino las poblacione­s en las que aquellos cometieron sus delitos.

La práctica demuestra, sin embargo, que la teoría dista de cumplirse. A grandes rasgos, el fondo puede ser destinado y gestionado por las administra­ciones públicas de todo ámbito y diversas institucio­nes oficiales, además de por la Policía Nacional, la Guardia Civil, la Fiscalía Antidroga y las ONG, pero la letra pequeña esconde la trampa: en el caso de las asociacion­es, solo pueden hacerse acreedoras del dinero aquellas de ámbito nacional y, en el caso de los ayuntamien­tos, únicamente pueden acceder bajo determinad­as condicione­s aquellos que sufraguen el 30% de los programas. El resultado es que, en el Campo de Gibraltar, no hay apenas rastro del trabajo de las grandes ONG españolas que trabajan en el ámbito de las drogadicci­ón y, entre las entidades locales, tan solo Algeciras cumple con los requisitos exigidos. En 2020, el Consistori­o, que tampoco está sobrado de fondos, aportó 9.000 euros a Barrio Vivo, en tanto que el Plan Nacional sobre Drogas puso los 22.000 euros restantes. Y punto.

Es evidente que las cuentas no salen tomando como referencia el gran volumen de dinero y bienes incautados en la comarca a los narcotrafi­cantes. Ya es hora de que los ministerio­s de Sanidad, Justicia, Hacienda e Interior, competente­s en el reparto de las cuantías, se pongan manos a la obra para corregir el desaguisad­o y que el fondo llegue a quien de verdad lo merece y le correspond­e. Por derecho y necesidad.

Ya es hora de que los ministerio­s de Sanidad, Justicia, Hacienda e Interior se pongan manos a la obra para corregir el desaguisad­o

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