Europa Sur

Italia necesita una prórroga

● Chiesa y Pessina meten en cuartos a los de Mancini tras sufrir con una combativa Austria

- Manuel S. Gómez

Italia coqueteó con romper el papel de favorita y sufrió su prueba más dura ante una Austria que acarició la sorpresa, que se desgarró con un gol anulado por el VAR y que sucumbió en la prórroga ante una genialidad de Federico Chiesa. El atacante de la Juventus, salido del banquillo como oxígeno para la prórroga, se vistió del Fabio Grosso de 2006 y de su padre Enrico, que marcó en la Euro de 1996.

Porque los austríacos salieron con personalid­ad a Wembley. Pese a la desventaja en las gradas quisieron combinar, sin rifar la pelota. Aprovechar a Sabitzer en el medio como forma de desatascar hasta llegar a Arnautovic.

A Italia le quedaban las transicion­es rápidas, donde brillan futbolista­s como Insigne y, sobre todo, un Spinazzola desatado.

En ese momento el partido apuntaba a eléctrico. A ser todo lo divertido que no habían resultado en Wembley los tres encuentros de Inglaterra hasta la fecha. Arnautovic respondió con una volea aislada que de haber dirigido mejor habría puesto en apuros a Donnaruma. Pero se fue por encima del larguero y Austria comenzó a sufrir. Desapareci­ó Sabitzer, ahogado por Verratti y Jorginho, y Alaba estaba demasiado solo en el lateral.

Los de Mancini habían inclinado la balanza, finiquitad­o el ritmo austríaco y dominado la pelota. Sólo les faltaba el puñal con el que acuchilla la defensa alpina. Pero su clímax lo cortó el descanso.

Austria volvió a replegar armas y apagó el ataque italiano con un monumental Hinteregge­r. Se prodigó en ataque, pese a la falta de pólvora, y lo intentó con una falta de Alaba en la frontal del área, alta, y un remate desviado de Sabitzer. Otro vuelco al partido, pero esta vez coronado con un gol. Una contra perfecta que terminó con un centro, un remate de Alaba y una continuaci­ón de Arnautovic a la red.

El delantero se puso a mandar callar a los azurri olvidando que existe el VAR. Tras una tensa espera, Anthony Taylor confirmó que había habido fuera de juego en el pase de Alaba. Italia respiró.

La prórroga era un escenario que Foda ya imaginaba, por eso no hizo cambios hasta el 90, pero en el que no contaba con empezar abajo a los cinco minutos. Spinazzola, en vez de penetrar por fuera, cogió el carril interior, cambió el juego de flanco, aprovechan­do que Alaba había hecho la cobertura al centro y liberado su lateral. Chiesa, solo, controló el envío poco ortodoxo, con la frente. Amagó con la derecha y embocó con la zurda. El puñal había atravesado a Austria y fruto del meneo se llevó otra cuchillada diez minutos después, cuando Matteo Pessina, otro sustituto, encañonó a Bachmann tras un magnífico arrastre en el área pequeña.

Pero Austria no se rindió y presionó, provocando seis minutos de sufrimient­o para Mancini y los suyos cuando Kalajdzic recortó distancias en un córner.

Italia, que vivió al filo, supera un laberinto y pasa a cuartos. Espera rival del Bélgica-Portugal.

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CARL RECINE / EFE El meta austríaco Bachmann observa cómo el remate de Chiesa entra en su portería para el 1-0 de Italia.
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