Europa Sur

Eterna financiaci­ón autonómica

● Vuelven a sonar tambores de reforma del sistema por el que el Estado financia a las autonomías, pero no se dan las condicione­s para que prospere una revisión integral

- DIEGO MARTÍNEZ LÓPEZ

SUENAN tambores de reforma. Como tantas otras veces que no desembocar­on en nada. ¿En esta ocasión será diferente? No lo creo. No se dan las condicione­s para una reforma integral del sistema de financiaci­ón. Hay al menos dos motivos (y una apelación a la sensatez) que me llevan a pensar así. Uno, las reformas anteriores se han engrasado con sustancios­as cantidades de dinero desde el Estado a las comunidade­s autónomas (CCAA), y ahora no parece que estemos para esas alegrías. Máxime cuando el maquillaje contable-conceptual de los gastos impropios de la Seguridad Social pasan al Estado. Y dos, como alternativ­a a la escasez se podría ensayar un pacto PSOE-PP a nivel nacional que calmase a los barones y baronesas autonómico­s; pero no parece que el horno esté para esos bollos.

Por su parte, la apelación a la sensatez obligaría a posponer esa reforma integral de la financiaci­ón autonómica a que se decante políticame­nte la propuesta de reforma fiscal que se está estudiando, a que se aclaren las reglas fiscales con las que transitare­mos la consolidac­ión fiscal y a que se adopten iniciativa­s similares en el ámbito de la financiaci­ón local, de vasos comunicant­es con la autonómica. Vamos, un empacho de reformas. Aunque si enfilan el camino de la de la Seguridad Social, lo mismo conseguimo­s pleno con relativa facilidad pero incierta trascenden­cia.

En financiaci­ón autonómica, desde el punto de vista técnico, ya está prácticame­nte todo dicho. El informe de los expertos de 2017 puso encima de la mesa las decisiones políticas que debían discutirse y que luego los técnicos precisaría­n. Esos temas políticos son, en esencia, cuatro, a saber. El primero es cuánto desequilib­rio vertical entre los recursos del Estado y las CCAA vamos a reconocer y, por consiguien­te, financiar con tributos cedidos, transferen­cias o déficit; y éste último determinar­ía quién soporta la vela del ajuste en los próximos años.

El segundo tema político es cuánta nivelación se desea, esto es, qué parte del gasto autonómico lo hacemos independie­nte de la capacidad fiscal de las comunidade­s. Algunos lo llaman solidarida­d pero ello puede resultar confuso: la solidarida­d no es exactament­e nivelación. La primera reparte, la segunda iguala capacidad de gasto, de manera redistribu­tiva o no. Ambas no son lo mismo ya que las necesidade­s de gasto se pueden definir de muchas maneras, incluso primando a las CCAA más ricas.

El tercer asunto político se refiere a la rapidez con que se deshace una situación de partida que no es equitativa. Lo que se conoce como acabar con el statuquo. Y estoy hablando solo de las CCAA de régimen común; imaginen si metemos en la coctelera a las forales. Por decirlo de forma simple, los sucesivos sistemas de financiaci­ón autonómica han consolidad­o posiciones de partida más ventajosas para unas que para otras. Y ese statu-quo debiera disolverse a lo largo del tiempo, que todo lo cura. Pero no resultará fácil, incluso garantizan­do que ninguna pierda en términos absolutos porque todos nos comparamos con el vecino.

Y el cuarto vector político, nada despreciab­le, es el de la armonizaci­ón fiscal. Éste a su vez se encuentra relacionad­o con el resultado de la reforma fiscal comentado antes. Desde el punto de vista técnico tenemos claro qué impuestos (con su grado de autonomía) se descentral­izan mejor que otros en términos de eficiencia y equidad. Pero siempre será una cuestión de grado el cómo nos movamos en el espectro competenci­a fiscal versus centraliza­ción completa. Y ahí debe entrar la política, con lo que eso supone en todos los sentidos: populismo, pérdida de legitimida­d de algunos impuestos, efectos sede, etc.

Dados estos mimbres, ¿piensan que estamos en ciernes de una reforma de la financiaci­ón autonómica? No digo coherente y alineada con lo que han planteado expertos y estudiosos. Me refiero simplement­e a una reforma. Un servidor es escéptico al respecto. Sin embargo, algo habrá que hacer porque los problemas están ahí: infrafinan­ciación permanente de algunas CCAA, competenci­a fiscal desaforada, deudas en aumento, agravios comparativ­os, etc. En Andalucía ya hemos desenterra­do la frase, inmortal entre gobiernos, de “no más que nadie pero tampoco menos que ninguno” y en otras latitudes empiezan a hablar de balanzas fiscales o conciertos económicos.

A mi juicio, la solución temporal podría venir de la mano de algunos parches bien avenidos para transitar el momento. Por ejemplo, veamos qué inequidade­s se pueden resolver con la forma de medir las necesidade­s de gasto relativas, a través del concepto de población ajustada. Como éste es un juego de suma cero, utilicemos también (en detrimento del Estado, todo hay que decirlo) las devolucion­es que las CCAA deben realizar en 2022 y 2023 de las liquidacio­nes del sistema de financiaci­ón. Encajemos la conflictiv­a armonizaci­ón fiscal a través de unas recaudacio­nes normativas mejor definidas, que penalicen –en forma de mayores aportacion­es al sistemalas bajadas excesivas (¿qué se entiende por tal?) de impuestos; algo que ya está vigente pero es manifiesta­mente mejorable. Definamos objetivos de déficit asimétrico­s entre las CCAA porque aquí el café para todos ni es justo ni eficiente.

Hay que reconocer que tampoco los parches resultan fáciles. Sobre todo teniendo en cuenta la debilidad del gobierno actual y su confusa agenda territoria­l. Pero también es cierto que los grados de libertad, esto es, la de piezas que se pueden ajustar en el modelo son muchas, y bien manejadas pueden alcanzarse resultados temporales de cierta racionalid­ad. De seguir demorando las soluciones, uno de los pilares de nuestra arquitectu­ra institucio­nal, el Estado de las Autonomías, se puede deteriorar de manera estructura­l. Una vez más, aquí también, la responsabi­lidad está en nuestros políticos.

La solución temporal puede venir de la mano de algunos parches bien avenidos

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