JESÚS AGUIRRE ANIMA A “NO HACER MUCHO CASO YA” A LOS CONTAGIOS
● El consejero apunta ahora a la presión asistencial el día en que Andalucía baja de 500 los ingresados
La OMS difundió el 11 de marzo de 2020 la declaración oficial de la pandemia del SARS-CoV-2 después de una rápida expansión por el planeta. Un año y casi cuatro meses después, la Junta de Andalucía ha tomado una decisión de peso, al menos en el ámbito declarativo. El mensaje, enviado ayer por el consejero de Salud, Jesús Aguirre, consiste en un cambio de enfoque sobre la pandemia. Los contagios, a saber, dejan de tener importancia y son los ingresados, la presión asistencial, la que cobra importancia a partir de ahora.
“No hay que hacerle mucho caso ya a la incidencia acumulada, porque la tenemos superior a 400 en la franja de 15 a 29 años, pero en la de 65 a 85 años, que es la que más problemas tiene, está en una incidencia de 36”, afirmó ayer en
Las altas incidencia y positividad mantienen a Andalucía en la alerta roja para la UE
173 Contagios. La incidencia de ayer se aleja de los 150 que conducen al avance en la desescalada andaluza
Málaga el titular de Salud, quien añadió que es necesario “cambiar el chip” y “empezar a hablar de la presión asistencial”, recogió Efe en una nota.
El cambio del mensaje de quien es el máximo responsable sanitario de la Administración andaluza es significativo, sobre todo si se tiene en cuenta que esta semana, hasta hace días, Aguirre ha estado criticando la eliminación del uso obligatorio de la mascarilla en el exterior promovido por el Gobierno central por ser la más importante barrera frente a los contagios.
También son los contagios, medidos en indicadores como la incidencia acumulada o el índice de la positividad, dos de los datos que el comité de expertos que asesora a la Junta de Andalucía en materia de salud pública, los que determinan el avance de fases en la desescalada andaluza, con la consiguiente relajación de las restricciones en el comercio y el ocio. La llamada transición hacia la normalidad, de hecho, sigue paralizada en su primera etapa desde el pasado 1 de junio. Aguirre reveló hace varias semanas que bajar de una incidencia de 150 era uno de los requisitos para avanzar en la desescalada y hacerlo por debajo de 100 conducía al periodo de vuelta a la normalidad.
Un hecho más que evidencia el cambio del discurso del Gobierno andaluz se produjo hace 11 días. El pasado martes, después de la reunión del Consejo de Gobierno, el consejero portavoz, Elías Bendodo, fijó la reducción de la incidencia acumulada a 150 como uno de los tres objetivos inmediatos de la Junta de Andalucía en relación con la pandemia. Los otros objetivos eran disminuir de 500 el número de hospitalizados aquejados del Covid-19 y alcanzar la cifra de 750.000 dosis de vacuna a la semana.
Después de registrar ayer una incidencia acumulada de 173, una cifra cada vez más lejana del objetivo de 150, son la campaña de vacunación y los ingresos hospitalarios las modificaciones que verdaderamente se han hecho realidad en Andalucía. Ayer, sin ir más lejos, el número de andaluces hospitalizados se quedó en 485, una notificación que no por esperada, dado la progresiva inmunización de la población más vulnerable, deja de ser una novedad reseñable. En efecto, como estaba previsto por los epidemiólogos, la presión asistencial y las muertes irán descendiendo progresivamente conforme continúe la cobertura vacunal a no ser que se imponga una (improbable) supervariante del coronavirus que desafíe el escudo inmunitario proporcionado por la infección o las vacunas.
A la espera de que la Junta decrete la modificación de los criterios que dicten las políticas de salud pública, pasando del dicho al hecho en relación al “no hacerle mucho caso ya a la incidencia” afirmado por Aguirre, otros organismos internacionales siguen atendiendo al criterio de los contagios para establecer políticas o recomendaciones. Es el caso del informe semanal acordado por el Consejo de la Unión Europea en relación a la reapertura turística comunitaria, un análisis elaborado por el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades, que mantiene a Andalucía en una situación de riesgo alto –semáforo de color rojo– en base a los indicadores de diagnósticos realizados, capacidad de detección de contactos estrechos de los nuevos casos y de la incidencia acumulada. No es ése el parecer ya de la Junta de Andalucía.