Europa Sur

El triángulo inicia, nadie lo acaba

● La selección lo encaminó bajo el criterio y el pase de Busquets, Koke y Pedri, pero cuando el equipo bajó el ritmo, afloró la debilidad atrás ● Con uno más, mejor método que la finalizaci­ón

- Juan Antonio Solís

El pulso de cuartos de final de la Eurocopa entre Suiza y España comenzó con dos momentos de los que no pocos tachan como “azarosos” y no lo son: que el medio Zacaria metiera la pierna de forma tan desmañada y desviara el tiro de Jordi Alba a la red de Sommer no lo pare el azar, como tampoco la torpeza de tres tiradores helvéticos desde el punto de penalti. Entre un punto y otro, ciento y pico de minutos en los que la selección española volvió a demostrar que tiene su punto fuerte en la sala de máquinas, donde se forjan los partidos, y que eso le da, de salida, la posibilida­d de ahormar los partidos según sus intereses.

Pero luego, a poco que el grupo baje sus prestacion­es físicas –estamos a la altura de la temporada en la que estamos y los esfuerzos pesan ya muchísimo en las piernas y los pulmones–, el rival se anima a salir y España se acaba desnudando atrás: antes del gol del empate ya amenazó Suiza en dos llegadas en la segunda parte.

La enorme ventaja de jugar una

tercera parte ante diez jugadores –los 16 minutos finales de la segunda parte y 31 minutos de la prórroga– la gestionó España bien a medias: el método fue el adecuado, abriendo el campo, sin rifar centros colgados, con Oyarzábal y Dani Olmo mejorando las bandas, sobre todo en la primera parte de la prórroga. Pero Luis Enrique tardó en dar un último paso y sacrificar a uno de los cuatro defensas, que sobraba claramente ante una Suiza con un 4-41 muy, muy cerrado.

DEFENSA

Como dictaba ese partido que todo el mundo tiene antes en la cabeza, Suiza aceptó la iniciativa española, pero saliendo con enorme decisión en cuanto España perdiera un balón con su zaga saliendo. Así ocurrió nada más empezar el partido, pero Shaqiri erró en la conducción del balón, lenta, y no vio líneas de pase luego.

La selección, luego, se cuidó de más concesione­s similares, Busquets dio otro clínic de cómo asegurar el balón y marcar los tiempos del partido. Koke y Pedri,

sobre todo el canario, se situaban como interiores para conformar con el pivote barcelonis­ta un triángulo que dio el control del partido a España.

Tras el descanso, cuando Pedri, que acusó un fuerte golpe en la espalda, y Busquets y Koke bajaron físicament­e y Suiza dio su obligado paso adelante, forzó córners y en el séptimo Zacaria a punto empató en un cabezazo cruzado. Poco después, Laporte se cruzó ante Freuler, pero Pau no evitó que el balón le rebotara y el suizo asistió a Shaqiri.

DELANTERA

Ante once, Morata estuvo mejor apoyando de espaldas que yendo a remate. Los extremos, Ferrán y Sarabia, jugaron muy abiertos a pierna natural y faltó por tanto remate. Ante diez, con Oyarzabal y Dani Olmo a pierna cambiada y Gerard de ariete, hubo más remate: 10 remates en el partido y 16 en la prórroga. Pero Gerad estuvo impreciso en la definición y Llorente, esta vez más arriba, no fue el del Atlético.

VIRTUDES

Su concepto de juego combinativ­o y su presión tras pérdida.

TALÓN DE AQUILES

Debilidad en las áreas.

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