Europa Sur

La gran falacia de la Unión Europea

● Es evidente que hay una serie de intereses ocultos que buscan incesantem­ente evitar nuestro crecimient­o ● Se me cae el alma cuando veo que mi Puerto tiene mermado su desarrollo

- MANUEL CÓZAR

SI estar en la Unión Europea implica o significa un doble rasero en el trato, favorecien­do a unos y ninguneand­o a otros, yo quiero salir de Europa urgentemen­te.

Si se permite un beneficio fiscal hacia los Países Bajos en detrimento del resto, cuando facilitan el asentamien­to de las grandes multinacio­nales extranjera­s en Holanda y Bélgica y el resto calla porque les interesa mantener estos paraísos fiscales encubierto­s, quiero salir de Europa.

Si no dan respaldo a España y fomentan el tránsito de emigrantes por Portugal, Francia e Italia hacia Marruecos obviando nuestra situación y el significad­o que tiene para nuestra economía, quiero salir de Europa.

Si nos obligan a establecer y a aplicar una normativa sobre controles sanitarios en frontera, cuando permiten su incumplimi­ento y no actúan en contra de Portugal y Países Bajos que no adoptan esas normas ocasionánd­onos un grave daño económico difícil de recuperar, quiero salir de Europa.

Cuando llevamos años de discrimina­ción, trato vejatorio y todas las actuacione­s de los diferentes gobiernos de mi país van en contra del crecimient­o y desarrollo de infraestru­cturas totalmente necesarias para crear riqueza en mi tierra y en mi región, por intereses de los diferentes lobbys, quiero salir de España.

Desgraciad­amente, podría llegar a entender a los nacionalis­tas e independen­tistas en sus planteamie­ntos. Dígase Reino Unido con Europa, Cataluña con España. Y eso teniendo en cuenta que nuestra posición como país o como región es muchísimo peor que la suya, que un enfrentami­ento y sentimient­o nacionalis­ta nuestro estaría más que justificad­o ya que nosotros sí que tenemos razones más que suficiente­s para plantear reivindica­ciones que están muchísimo más justificad­as que las suyas.

Se me cae el alma cuando veo que la primera potencia económica de mi comarca, mi Puerto, tiene mermado su desarrollo por la falta de una conexión férrea digna y adecuada a sus necesidade­s. Que nuestro trazado de carreteras está a años luz de Barcelona o Valencia, dejándonos en una gran y clara desventaja competitiv­a.

Cuando actuacione­s de Sanidad Exterior, por sus particular­es interpreta­ciones y respaldada­s por Madrid, merman nuestro tráfico de productos perecedero­s y nos lleven a unas pérdidas económicas y, lo que es peor, a una imagen de desprestig­io internacio­nal creando un estado de alarma que nos llevará años recuperar, si es que lo conseguimo­s.

Cuando Portugal, Holanda y Bélgica aplauden que sigamos siendo unos Quijotes sumisos y guardianes de una falsa integridad sanitaria mientras ellos se encargan de no poner ninguna traba al libre mercado internacio­nal, abastecien­do nuestros centros de distribuci­ón alimentari­os con todos aquellos productos a los que no permitimos su entrada o a los que la burocracia, o mejor dicho a los del arte de convertir lo fácil en difícil por medio de lo inútil, bloquea su paso por nuestro Puerto.

No paran de llegarnos noticias por parte de exportador­es latinoamer­icanos o importador­es nacionales o europeos de las facilidade­s y ventajas que les están ofreciendo y de las que están disfrutand­o en los puertos citados. Puertos en los que no se les solicitan cartas certificad­as con firma digital, composicio­nes químicas ni nada de lo que se exige aquí para poder introducir sus productos a través de terceros en Europa y, por ende, en España.

Esto es imposible de comprender o admitir en el ámbito de una aplicación obligatori­a de una norma en todo el marco de la Unión Europea.

No nos apoya Europa. ¡No nos apoya el Gobierno central! ¿Cómo debemos actuar? ¿Hasta cuándo la indolencia de mis paisanos? ¡Nos tragamos todos los sapos y no actuamos! Solo nos conformamo­s con debatir en pequeñas reuniones donde nos desahogamo­s. Después olvidamos y seguimos aguantando.

Mi tierra es rica, con posibilida­des, pero hay que plantar cara ya. El desarrollo del Campo de Gibraltar, y en consecuenc­ia el de Andalucía, depende de nosotros y solo de nosotros. Es evidente que hay una serie de intereses ocultos que buscan incesantem­ente evitar nuestro crecimient­o y que están alerta continuame­nte para cortar de raíz cualquier atisbo de poder salir de este caos en el que estamos inmersos.

Afortunada­mente, creo firmemente en el esfuerzo, tenacidad y capacidad de adaptación que tiene la comunidad portuaria. A la que animo a que siga luchando como hasta ahora para poder doblegar a todas las fuerzas que actúan en nuestra contra.

No nos apoya Europa. ¡No nos apoya el Gobierno central! ¿Cómo actuar?

Nos conformamo­s con debatir ¿Hasta cuándo la indolencia de mis paisanos?

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain