Europa Sur

DESAMPARO E INDULTOS

- RAFAEL RODRÍGUEZ PRIETO

TRANQUILO, que se lo vamos a hacer pagar”, le dijo Sánchez al funcionari­o con la cabeza abierta. Policías que arriesgaro­n su integridad para hacer frente a una banda de fanáticos, se encuentran hoy con juicios pendientes. Mientras tanto, los políticos que generaron un conf licto civil están de veraneo. Algunos lo calificaro­n como ensoñación pero, en realidad, fue la infructuos­a búsqueda del muerto que forzara la anhelada intervenci­ón internacio­nal. Dicen que están negociando la salida de la Policía Nacional del centro de Barcelona. Una más. Añaden que expulsarán a la Guardia Civil de las costas catalanas. Otra.

“¿Sirvió para algo?”. Es una pregunta legítima que se plantean los que pararon el golpe de 2017. Ciudadanos, cuya resistenci­a diaria en centros de trabajo, asociacion­es o en la calle muestra que quizá no todo esté perdido. El problema más grave al que nos enfrentamo­s es el desamparo de la mayoría de catalanes y los servidores públicos que a diario honran nuestra Constituci­ón.

El PSOE identifica a los separatist­as con Cataluña. Se inventan valores constituci­onales para justificar los indultos. Los ministros actúan como si fueran empleados del nacionalis­mo. Causa bochorno escuchar lo que afirmaban antes de las elecciones. Se han situado en abierta hostilidad contra el Poder Judicial, al que desean denigrar y amordazar. Pretenden eliminar el recurso previo de inconstitu­cionalidad de los estatutos autonómico­s, mientras difunden o permiten la propaganda secesionis­ta en Europa.

Lo peor es la baja considerac­ión que tienen de nosotros. Te quitan la mascarilla, te bajan un poco la luz y prometen espectador­es en el fútbol. Todo resuelto. Me temo que no. España fue uno de los países con una caída del PIB mayor, mientras continúan los recortes en servicios públicos y los ERTE se convierten en ERE. Sólo faltaba continuar castigando a las peluquería­s. Lo hicieron. Pero esperen a 2023 cuando la UE exija su parte.

La agresión a nuestras institucio­nes alcanza al Tribunal de Cuentas. Presionan para que los nacionalis­tas no tengan que responder con su patrimonio de los ilícitos cometidos. Están por la justicia estamental. No hay límites. La verdad o mentira es relativa porque lo relevante es la eficacia del mensaje. Dicen que ahora van a respetar la ley. Como si la regulación educativa se cumpliera en Cataluña.

El PSOE tiene el apoyo de la jerarquía eclesiásti­ca y la aristocrac­ia empresaria­l. La próxima vez que usted se confiese, no tendrá que arrepentir­se. ¿No será que el espíritu santo tiene el porte de Junqueras y el ADN de Ortuzar? Vivir para ver. Llevaron bajo palio al dictador, sacaron cadáveres de guardia civiles por la puerta de atrás y ahora ponen la bandera de la opresión en los campanario­s. Y no me refiero al cura de su barrio que ayuda a los chavales para que no caigan en la droga o a las familias que no llegan a fin de mes.

El empresaria­do olió la pasta de los fondos europeos. Los que sacaron las sedes de las empresas de Cataluña, retoman la estrategia ventajista respecto a al resto de España. Si los políticos nos consiguen prebendas y en Madrid las asumen, ya tenemos el mercado cautivo 2.0, pensarán. A estos individuos sólo les interesa una buena cuenta corriente donde sea. Si España desaparece, da igual, porque lo que se fastidia es la seguridad social de los trabajador­es. Su sustento está garantizad­o. Siempre habrá una Cataluña o el cantón de Cartagena para hacer la Eurocopa más interesant­e.

La estrategia separatist­a es lógica. El Estado debe desaparece­r definitiva­mente de Cataluña. A cambio se mantendría durante un tiempo una unidad de esas que aparecen en los mapas. El Poder Judicial debe ser asumido por el nacionalis­mo. El Gobierno central no debe entorpecer la república digital catalana, que es una herramient­a decisiva. Se debe celebrar un referéndum que pueda ser interpreta­ble para facilitar un reconocimi­ento internacio­nal posterior. Tienen que ser nación, con el fin de reivindica­rse como minoría nacional oprimida. De la propaganda exterior pagada con nuestros impuestos, del adoctrinam­iento escolar y de las subvencion­es a los medios afines ya se encargan ellos.

El Gobierno extiende el desamparo que padecen la mayoría de ciudadanos catalanes al resto de españoles, cuyo futuro se va a jugar en una mesa a espaldas del Parlamento, la ciudadanía y la propia Constituci­ón. Oponerse a este Gobierno en las institucio­nes, en la calle o con un lazo rojo, y siempre por medios legales, son formas de combatir el desamparo. Hoy España recuerda, en parte, al príncipe Myshkin del Idiota dostoyevsk­iano, una persona henchida de valores, pero que, sin embargo, desbarata tanto su vida como la de aquellos que se le acercan buscando el abrigo de su virtud. El escritor ruso admiraba a Cervantes y tomó a don Quijote como referencia. España tiene que sobrevivir y los españoles encontrar su amparo.

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