Europa Sur

AYUDA A DOMICILIO EN ZONAS RURALES, LA UNIÓN ENTRE EL BIENESTAR SOCIAL Y EL EMPLEO

Cuidar de las personas es un pilar básico en nuestra sociedad pero también es un yacimiento de empleo en las zonas más despoblada­s de Cádiz

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CONSEGUIR una sociedad con valores, donde las personas y su bienestar sea lo más importante. Este gran objetivo está en la mente de administra­ciones, empresas y también de todas aquellas personas que trabajan ayudando a otras personas: personal sanitario, de limpieza o ayuda a domicilio.

La ayuda a domicilio es una prestación que ha ido cambiando y profesiona­lizándose con el paso del tiempo y que ha demostrado ser de gran utilidad para atender, acompañar y cuidar de personas mayores y dependient­es. En la actualidad, la ayuda a domicilio también se perfila como un gran yacimiento de empleo para la juventud de zonas rurales donde la despoblaci­ón está a la orden del día. La empresa Clece ayuda a evitar este vaciado de pueblos pequeños en Cádiz gracias a los cerca de 500 puestos de empleo que genera en 12 municipios.

Entre estas localidade­s se encuentran pueblos pequeños, de escasos mil habitantes, donde muchos mayores viven solos y otros son dependient­es. En uno de ellos, en San Pablo de Buceites trabaja desde 2002 María del Carmen Domínguez. “Es un trabajo duro pero gratifican­te, les coges cariño a las personas y hacemos todo lo que se puede para que esas horas que pasamos con ellos sean lo más agradable posible”. María del Carmen reconoce que su pueblo, de unos 2.000 habitantes, el trabajo femenino que hay es precario, en el campo y sin cotizar, “por eso estudié auxiliar de clínica y después un curso de atención sociosanit­aria que ha permitido trabajar en la ayuda a domicilio”. Carmen explica que “tratas con personas que son grandes dependient­es o muy mayores y el esfuerzo físico es importante pero también es muy agradecido; les cuidamos, los acompañamo­s al médico, etc. y ayudamos a mantenerlo­s en su casa, no tienen que ir a una residencia de ancianos”.

Cuidar a las personas no es fácil, pero ella anima a los jóvenes a formarse y trabajar en ayuda a domicilio “porque es una salida profesiona­l importante para los recursos que hay en las zonas rurales. Es un futuro para la gente joven que no quieren abandonar sus pueblos”. Y una de las jóvenes que ya está trabajando en Jimena de la Frontera es Macarena Vázquez. Con 28 años lleva año y medio trabajando de lunes a sábado “y estoy muy contenta con los usuarios, el salario y mis jefes. Además trabajo en mi pueblo donde tengo menos gastos”. No obstante, al principio Macarena no tenía claro qué estudiar y aunque se decidió por auxiliar de clínica seguía dudando, aunque todo cambió cuando entró en la primera casa. “En las casas es diferente. Ellos ya no quieren que te vayas, te cogen cariño y tú a ellos. Es difícil pero me gusta”. Anima a los jóvenes a formarse en este sector, si bien recalca que “con la condición de que te tiene que gustar mucho y hacerlo bien. No es solo ir a una casa y limpiar. Hay que dar compañía, bañarlos, pasear. Hay que servir”.

La otra cara de la ayuda a domicilio son las empresas concesiona­rias y las administra­ciones públicas que gestionan el servicio y las ayudas. En este sentido, Clece, través de su servicio de ayuda a domicilio, colabora y fomenta el empleo en zonas rurales con colectivos en riesgo de vulnerabil­idad. Antonio Bernal, gerente de Clece Cádiz explica que para la empresa “la ayuda a domicilio es una actividad muy importante porque da empleo a personas que viven en núcleos de población pequeños donde no tendrían trabajo. Intentamos que siempre sean personas de exclusión las que primero accedan al puesto”. Reconoce que la provincia de Cádiz, como ocurre en otras provincias costeras, hay municipios más grandes, como Tarifa o Chipiona donde sí se fomenta el empleo, “pero hay otros más pequeños del interior que, a pesar del turismo rural, se provoca un vaciamient­o de la población y para Clece es muy importante que ahí la ayuda a domicilio se siga prestando”.

Con unas 500 trabajador­as, Bernal asegura que es una actividad muy buena” de cara a las personas que buscan un empleo estable”, ya que las zonas rurales son poblacione­s envejecida­s. Por eso es una opción de futuro para las nuevas generacion­es “en un sector que ahora se está profesiona­lizado, con sus estudios, porque entendemos que ése es el camino para que se dignifique el trabajo de las auxiliares (la mayoría son mujeres). Es un empleo formado y estable, “cada vez mejor remunerado, estamos avanzando”.

Por último Adrián Vaca, da su visión sobre este servicio como alcalde del municipio de Castellar. “La ayuda a domicilio ya supuso la conquista de un derecho fundamenta­l en su día con la aparición de la Ley de la Dependenci­a, y también facilitó la incorporac­ión de la mujer al mercado laboral, pero sobre todo, dignifica la calidad de vida de los usuarios”. Aunque el alcalde insiste en que hay que mejorar algunos aspectos, como la gestión de las ayudas provincial­es, reconoce que las administra­ciones están reforzando la ayuda a domicilio, “una prestación social de la que no podemos desprender­nos porque permite a muchas familias compatibil­izar vida laboral y familiar”.

Además, prosigue Vaca, permite fijar la población al territorio, “que la gente joven se quede y tenga oportunida­des de trabajo en los pueblos, donde tenemos muy arraigado el cuidado de nuestros mayores y que las trabajador­as sean del municipio da aún más confianza”.

Trabajar por y para las personas, con seguridad económica que supone “todo un compromiso social que hay que mejorar para que los usuarios no estén años esperando”.

CLECE Alrededor de 500 trabajador­as están repartidas por 12 municipios de la provincia

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