Europa Sur

“Marta no se va a jubilar nunca”

- Juan de la Huerga

–El título del disco, La esquina del Rowland, hace referencia a un bar de su juventud. ¿La nostalgia es un lastre o un estímulo?

–Un lastre no. Miro atrás con ternura y una sonrisa. Estoy muy agradecido por la vida privilegia­da que mi trabajo me ha dado. En este caso, la nostalgia tiene un motivo: por primera vez en mi vida, yo que he sido siempre un tío de mirar para adelante, cuando escribí estas canciones pensaba que la esperanza más bonita de futuro era que volviéramo­s al pasado reciente, que no nos dábamos cuenta de lo felices que éramos. De ahí esa referencia la esquina de Rowland, que es un volver al punto cero, donde empezamos con 16-17 años a proyectar nuestros primeros sueños.

–¿Y le ha vuelto a saber igual de bien alguna cerveza como las de entonces?

–Sí, pero como digo en una canción “es muy triste saber que ya no queda nadie con quien querer beber”. Sigo tomando las cervezas pero quienes las tomaban conmigo con 20 años no sé dónde están, aunque otros sí porque llevan toda la vida conmigo, los Hombres G.

–Se llama Summers, pero el rey musical del verano es Georgie Dann. Para morirse de envidia, ¿no?

–Él tenía antes el hit estival asegurado, pero las canciones del verano desapareci­eron hace tiempo.

–Cuando recuerda el pasado no falta su padre...

–Mi padre no es pasado, sino presente continuo; aunque murió hace 28 años, su memoria está conmigo siempre e intento reivindica­r su recuerdo porque es una guía constante.

–Los jóvenes no saben quién era Manolo Summers.

–Presumo constantem­ente porque es el referente de mi vida. Los chavales no saben ni quién es Charlton Heston, coño.

–Con todo lo que está viviendo España, su padre tendría material para varios guiones y viñetas...

–No me lo quiero ni imaginar, estaría enloquecid­o haciendo chistes. Cuando él vivía ya estaba escandaliz­ado con la política, así que imagine ahora. No daría crédito a lo que está pasando.

–¿Usted cree como él que to er mundo e güeno?

–Cuando él lo decía sí, éramos buenos los españoles. Daba esa sensación y por eso existía esa frase. Ahora no tanto. Hay una mayoría que somos buenos, pero también mucho hijo de puta.

–Ni por guapos, ni por

guais, ni por gais. El nombre del grupo es por G Men contra el imperio del crimen, una película de cine negro de James Cagney.

Muy historiado todo para no ser culturetas, ¿no?

–Soy un loco del cine y fíjese en la cantidad de referencia­s que hay en la historia de Hombres G. Las películas que se hicieron entre 1930 y 1990, si me apura, fueron las mejores de la historia del cine. Los grandes clásicos y el cine negro americano me siguen encantando.

–¿Podríamos concluir que eran Niños G cuando empezaron y hoy son Puretas G?

–Pues sí, éramos Chavales G y ahora somos ya Maduritos Interesant­es G.

Presumo de padre porque es mi referente; los chavales no saben ni quién es Charlton Heston, coño”

–Aunque haya esponjado, ¿siguen las fans volviéndos­e más locas con Rafa, el guitarrist­a, que con usted?

–No, no. A Rafa lo vamos a llevar en breve a sacrificar. Está retirado ya.

–¿Y Marta se ha jubilado ya o el ministro Escrivá se lo impide?

–Marta nunca se jubilará, tío, porque no podemos dejar de cantar esa canción (Marta tiene un marcapasos) en cada concierto. Siempre estará ahí trabajando con nosotros.

–¿Cómo lleva que en sus conciertos abunden más los veteranos de Grecian 2000 que la chavalería musculada y tatuada?

–No crea, la franja que más abunda es entre 25 y 40 años, los que eran niños en los 80 y ahora tienen 40 y pico. Luego vienen los de nuestra edad, 50 y algo, y también

niños pequeños. Cada vez que veo en los conciertos a los chavalines de 10-12 años cantando Sufre, mamón me enloquece porque dentro de 10 años estarán ahí delante del escenario. No sé si yo estaré, pero ellos sí.

–Tuvo una delicada situación de salud en enero (peritoniti­s). Dicen las malas lenguas que se cantaba a sí mismo Sufre, mamón en la cama del hospital.

–Más bien en la cama de mi casa, donde estuve dos días retorciénd­ome de dolor. Luego llegué al hospital, me operaron de urgencia y todo empezó a mejorar. Pero las pasé putas y para más inri me pilló con la Filomena. Este año, menos el Covid, me ha pasado de todo porque

también me acaban de operar de una hernia de hiato.

–Tan correctito­s como somos ahora, ¿se atrevería hoy a escribir una canción como Sufre, mamón?

–Claro que sí, ¿por qué no? Me dan igual los ofendidos. Se ofenden porque quieren. Nunca he hecho ni escrito nada para ofender, al contrario. Trato de transmitir buen rollo, diversión, hago canciones con humor, de amor, de amigos... Entonces, no me arrepiento de nada de lo que he hecho porque ha sido con esa intención. No pienso cambiar ni una coma de lo que he escrito antes ni pienso cambiar mi manera de escribir.

–Como presidente del club de fans de Angela Channing llevo más de 30 años esperando la explicació­n por haberla criticado en una de sus letras.

–Es que era muy mala, coño, un bicho malo. Me acuerdo de cómo triunfaban en aquella época las series de después de comer y todo el mundo se enganchaba, como con Falcon Crest. Pero es una canción (No, no... no) que no tocamos nunca porque la gente no sabe quién es Angela Channing...

–En el programa de Emilio Aragón los invitados repasan la banda sonora de su vida. ¿Cuál es la suya?

–La canción más bonita que he escuchado en mi vida y que me parece redonda y perfecta es Only you, de los Platters.

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