El presidente fortalece al PSOE desde el Gobierno para frenar al centroderecha
Ferraz interpreta que “no se casa con nadie” y apuesta por nuevos perfiles para reactivar al partido
La honda remodelación que Pedro Sánchez acometió el pasado sábado en el ala socialista de su Gobierno, sustituyendo a su núcleo duro por perfiles renovados y de partido, busca unir al PSOE ante la segunda etapa de la legislatura, que se anticipa dura y que arranca con el líder de la oposición, Pablo Casado, a la cabeza en los sondeos.
En el PSOE interpretan que la salida de figuras clave como Carmen Calvo, José Luis Ábalos e Iván Redondo adelanta una transformación intensa de la cúpula del partido, que incluirá la marcha de Ábalos como secretario de Organización. Éste habría interpretado su salida del Ejecutivo como una pérdida de confianza del presidente en él, lo que le lleva a plantearse su continuidad como número tres del partido a sólo tres meses de la celebración del 40 Congreso Federal del PSOE. Esta semana decidirá si se va.
Los cambios acometidos por Sánchez dejan varias lecturas entre los suyos: la profundidad de la renovación demuestra que “no se casa con nadie”, apuesta por perfiles “de refresco” para reactivar el partido y mejorar sus expectativas electorales o hace guiños a Ferraz al prescindir de Redondo y apostar por “hombres de partido”. En el PSOE consideran que los movimientos en el Ejecutivo dan pista de las intenciones del presidente en clave de partido de cara al 40 congreso que se celebrará del 15 al 17 de octubre en Valencia.
Fuentes socialistas ven el mensaje de una renovación de calado y se espera que esta semana Ábalos despeje la incógnita sobre su adiós; podría ser inmediato o optar en cambio por esperar a ser relevado en el congreso.
Un miembro de la dirección del PSOE aventura que en Valencia van a pasar a un segundo plano destacados dirigentes sanchistas y afirma que “Pedro ha demostrado que no se casa con nadie”. Otras fuentes apuntan a que el objetivo de Sánchez es acabar con disputas internas: “Unir al partido como una piña ante una segunda parte de la legislatura en la que la oposición va a seguir siendo muy dura”.
En esa meta enmarcan nombramientos como los de Óscar López al frente del Gabinete de la Presidencia y los de las ministras Isabel Rodríguez y Pilar Alegría, con especial relevancia ante el proceso de congresos de cada federación que habrá hasta fin de año una vez que se celebre el cónclave de Valencia.
En esos perfiles “de refresco” también despiertan atención los relevos recientes en delegaciones del Gobierno como las de Madrid (Mercedes González), Galicia (José Miñones) y Andalucía (Pedro Fernández). Y son los nombres de Óscar López, y de Félix Bolaños, ascendido a ministro de Presidencia, los que se citan al hablar de “hombres de partido” con los que Sánchez hace gestos para mejorar sus relaciones con Ferraz, que nunca han sido las deseadas.
De fondo, sobresale la necesidad de reactivar al PSOE, que tras las elecciones de Madrid, donde fue adelantado por Más Madrid, y después de aprobar los indultos ha retrocedido en las encuestas, que, salvo la del CIS, sientan a Pablo Casado en La Moncloa.
Ábalos, tras la pérdida de confianza, decidirá en breve si deja de ser número tres del partido