Europa Sur

Salve, campeón

● Italia vence a Inglaterra en Wembley en los penaltis y alza el título

- Manuel S. Gómez (Efe)

Los penaltis, el mayor enemigo de la historia reciente de la selección inglesa, castigaron a una rácana Inglaterra y alzaron el vuelo de Italia, que gana la segunda Eurocopa de su historia y se encumbra ante la afición de Wembley (1-1 y 3-2 en la tanda).

La racanería inglesa, desatada desde el gol de Shaw en el minuto dos, fue castigada por los dioses del fútbol en los penaltis, después de que Bonucci lograra el empate y mandara el encuentro a la prórroga. En los lanzamient­os, Donnarumma se vistió de héroe, paró dos penaltis y entonó el himno italiano en el templo inglés. La primera Eurocopa para Italia desde 1968, la que le niega la gloria a Inglaterra 55 años después de su último título internacio­nal, en una final que empezó prometiend­o locura y acabó con la emoción de la suerte suprema.

No había otra manera de acabar la Eurocopa más loca de todas que con el gol más rápido de la historia de las finales. Menos de dos minutos tardó Inglaterra en enrabietar a su hinchada, loca por pegar saltos, quitarse la camiseta y celebrar algo 55 años después.

Menos de dos minutos tardó el plan de Gareth Southgate en funcionar. Su defensa de tres centrales cobró sentido cuando Trippier, el carrilero, recibió la pelota en la esquina del área y puso un centro preciso al segundo palo. Di Lorenzo se lo comió y Shaw apareció desde atrás para acomodar la pelota con el interior junto al palo. Una definición exquisita.

Este chispazo de Inglaterra fue seguido de un fútbol eléctrico de las dos seleccione­s, con el centro del campo italiano apagado y el fluir de las transicion­es rápidas, sobre todo por los extremos ingleses. Pero esto se apagó en cuanto los ingleses se dieron cuenta del poder que tenían entre manos, de la ventaja que les daba el gol ante un Italia acostumbra­da a no ir nunca por detrás en el marcador.

Los de Roberto Mancini no tenían un plan para atacar en estático. A España la cazaron en una contra, pero Inglaterra no tenía un resquicio. Su línea defensiva era impenetrab­le para una Italia que atacaba a ráfagas y siempre en solitario. Era una acción entre tres de Chiesa, una carrera de Insigne y poco más. Y así era imposible.

No había juego combinativ­o en una escuadra que esperaba un partido como el de España y se había dado de bruces ante la aparición de Shaw. Sólo Chiesa parecía entender lo transcende­ntal de la final y en sus botas estuvo el empate, en un remate raso que Pickford adivinó instintiva­mente.

Italia se obcecaba en ataques intrascend­entes y tuvo que recurrir a su esencia, al balón parado, para

igualar la final. Fue una jugada con mil aristas, un córner peinado en el primer palo y al que Chiellini, al que estaba haciendo penalti, no llegó. Verratti se lanzó y conectó un cabezazo que sacó Pickford, rebotando la pelota en el palo y quedando a placer de Bonucci, que sólo tuvo que empujarla.

Nuevo escenario. Southgate tuvo que reaccionar y desarmó la defensa de cinco. Fuera Trippier y dentro Saka. Mount vuelve al medio y el del Arsenal al extremo. Pero el técnico había hecho los cambios tarde. El partido se le había descontrol­ado y no fue a más el descalabro porque Chiesa, el mejor, se tuvo que ir lesionado.

La salida del mago de la Juve precipitó la prórroga. Una más, la cuarta de Wembley en tantos partidos jugados aquí en esta Euro.

Una prórroga que evidenciab­a aún más las carencias de Southgate como entrenador, confiando todo a alguna individual­idad de los suyos, mientras que a Italia le bastaba con la posesión y esperar los penaltis. Fue una opción que gustó a ambos, que decidieran los once metros y que la suerte acabara con la agonía de un equipo que busca la gloria desde el 66 y otro desde el 68.

Esta vez no hubo trilero Chiellini. Se lanzó en el lado de la afición inglesa, pero empezó anotando Berardi. Replicó Kane y erró Belotti. No falló Maguire. 2-1 para Inglaterra y toda la presión del mundo para Italia. Bonucci asumió el mando y no decepcionó, a diferencia de un Rashford que salió exlusivame­nte para los penaltis y tiró el suyo al palo, tras ralentizar en exceso el disparo. 2-2. Vuelta a empezar. Bernasdesc­hi lo dejó todo listo para la gloria italiana, cuando Sancho se encontró con la primera gran estirada de Donnarumma. Pero Pickford le sacó a Jorginho el penalti de la victoria. Una alegría efímera, porque Donnarumma, impertérri­to, frenó a Saka y mandó la copa a Roma.

Mancini le ganó el duelo a Southgate, que erró hasta en los cambios para la tanda

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F. AUGSTEIN / EFE Bonucci celebra el gol que significó el 1-1 ante Inglaterra.
 ?? CARL RECINE / EFE ?? Donnarumma detiene el penalti decisivo a Saka para darle el título a Italia.
CARL RECINE / EFE Donnarumma detiene el penalti decisivo a Saka para darle el título a Italia.
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ANDY RAIN / EFE Harry Kane salta por encima de Jorginho.

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