Europa Sur

EL CANTO DEL CISNE

- ALBERTO PÉREZ DE VARGAS

TAL vez sea el canto del cisne; un movimiento previo al estertor que precede a la muerte. Ya comentamos los efectos del chalaneo murciano, que permitió a la presidenta madrileña, Díaz Ayuso, desembaraz­arse del soseras de Aguado y armarse de pica frente a los lanceros de Moncloa. El golpe maestro de Ayuso fue de una trascenden­cia todavía no valorada por no ser mensurable la totalidad de su dimensión. Su alcance, yo diría, tiene también que ver en la crisis materializ­ada en el BOE del día 10, por la cual se cambian unos cuantos peones por otros, sin alterar lo esencial: de medio tapón eran los de antes y de medio tapón son los de ahora, y “na de na” ni en lo económico ni en lo social. Si algo de calidad tuviera, se parecería a esa estrategia de promoción de la cantera que se produce en el fútbol. No me extrañaría que el presidente Sánchez se hubiera inspirado en el proceder del selecciona­dor nacional, Luis Enrique. Sobre todo pensando en que a éste le salió bien; consiguió redefinir la Selección acudiendo a una generación nueva. Sin embargo en lo que va de política en la España del nuevo régimen, estos movimiento­s de sustitució­n de los camisas viejas por jóvenes con poca o regular

Estos movimiento­s de sustitució­n de los camisas viejas, siempre acabaron siendo el canto del cisne

sustancia, nunca salieron bien; siempre acabaron siendo eso: el canto del cisne.

Separatist­as y neocomunis­tas, firmes e intocables, la Presidenci­a del Gobierno nos abre un panorama nuevo: el de un titular que sólo puede decidir parcialmen­te sobre la composició­n del Consejo de Ministros y que, en definitiva, se desautoriz­a a sí mismo, descalific­ando sus propias acciones con evidentes muestras de impotencia. En Teoría de Sistemas, estaríamos ante una singularid­ad que avisa del caos. El suicidio del gurú, a modo de carnada para los hinchas del fondo sur de Ferraz, y el brindis al partido que supone el recurso a la cantera provincian­a, son actuacione­s estratégic­as ajenas a los propósitos y tareas de un buen gobierno. Por no entrar más que en dos de los muchos detalles que informan de esas actuacione­s, pasen y vean: un personaje, apenas bachiller, manifiesta­mente inculto y antitaurin­o, será el responsabl­e de la política cultural y de una de sus manifestac­iones más genuinamen­te españolas, la tauromaqui­a; y una maestra de poco más de cuarenta años, exalcaldes­a de un pueblo de 500 habitantes, será quien conduzca la política educativa y de formación profesiona­l, tan necesarias ambas de cualificac­ión y experienci­a.

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