“No hay edad mala para viajar con un bebé”
–Una gaditana en Francia que no ha perdido su acento.
–Llevo en Francia diez años y no olvido mis raíces y tal vez por eso me encanta viajar.
–Y presenta un libro de padres viajeros con bebés.
–Antes del confinamiento me quedé embarazada por sorpresa y tenía preparados viajes . La mentalidad es que con los hijos se te acabó el rollo de viajar o que los niños pequeños no se van a acordar de nada de lo que vean. Había poca información para satisfacer nuestras dudas y Avril viaja desde los dos meses. Me di cuenta, a través de instagram, que había que aportar una solución.
–¿Un bebé puede disfrutar del viaje y los padres, a su vez, disfrutarlo como siempre?
–Yo creo que viajar y disfrutarlo se puede inculcar a los hijos desde bebés. Tanto niños como adultos disfrutan del viaje, porque viajar es uno de los grandes placeres de la vida. Si los padres son viajeros, al final terminan inculcándolo.
–¿Hay una edad perfecta para que los niños aprovechen la experiencia viajera?
–No hay edad mala. A lo niños les encanta probar la comida de nuevos países. A Avril con diez meses le fuimos dando trocitos de lo que comíamos en Grecia. Al volver no quiso tomar ni una papilla más. Los tajines marroquíes le encantan desde los catorce meses.
–¿Cómo afrontamos de primeras un viaje con pequeños?
–Es cuestión de organización. Claro que no es lo mismo viajar con un bebé, hay que bajar el ritmo y ellos tienen otras necesidades. Lo importante es adaptar la jornada a ellos. Viajar con niños es reviajar, viajar de nuevo, y hay que integrar ideas de cambio.
–¿Se pueden ver muchas cosas con un niño en el carrito?
–Hay que hacer itinerarios relajados. Yo veía con mi marido Vincent diez cosas en un día antes de que llegara Avril. Con ella puedes visitar cuatro, cinco sitios.
–Usted comenta en los libros que gracias a los niños pueden tener más contacto con los autóctonos.
–Porque los niños son armas de socialización invasiva. Sobre todo donde hay una gran diferencia cultural. Ellos aceptan todos esos factores nuevos de un viaje exótico, los van integrando. Se adaptan mejor que los adultos a las nuevas circunstancias. Son personas que se vuelven más tolerante y sus cerebros están en pleno desarrollo. El viaje va a fomentar que los niños se abran a lo nuevo. Es una dosis de conocer a otros niños.
–¿Cómo se encuentra su hija Avril tras pararse todo con la pandemia?
–Es increíble. Tiene tres años y medio ahora y por supuesto que notó el confinamiento. Aprendió a gatear en el aeropuerto de Rodas y empezó a sentarse en Nueva York con cuatro meses y medio. Sus cambios de bebé fueron en cada viaje. Cada viaje ha tenido repercusión en ella.
–¿Cómo lo han llevado en Francia otras familias con niños pequeños?
–Con la esperanza de que todo se pueda resolver con paciencia. Las medidas aquí han sido aún más duras que en España, con los bares cerrados durante meses.
–¿Ha podido reencontrarse con su familia en Cádiz?
–Hace unos meses bajamos, cuando se reabrieron las fronteras. Fue un año sin ver a la familia.
–¿Ha tenido que añadir muchas novedades por la pandemia en sus recomendaciones?
–Sí, en el blog continuamente hemos ido actualizando las novedades de medidas, consejos en pandemia. Hay que viajar de otra forma en este contexto.
–¿Se puede disfrutar del viaje con mascarilla?
–No queda otra porque hay pensar en el bien común. Con mascarilla todo el día es difícil de sobrellevar, pero hay que hacerlo si es necesario. Tras la pandemia hay pautas que se quedarán: las personas resfriadas deberían llevar su mascarilla. En estaciones y aeropuertos creo que será obligatoria cuando se esté enfermo.
–Hagamos un plan veraniego para viajar con niños y con mascarillas.
–Hay que organizarse, decantarse más por visitar lugares abiertos. Elegir monumentos que puedan gustar más a los niños y elegir museos con temáticas que llamen la atención de los niños. En Versalles, por ejemplo, está la opción de un museo de Historia Natural poco conocido. En estas circunstancias hay que encontrar pausas. Recomiendo hacer cosas activas por la mañana y por la tarde acabar en la playa, en una excursión tranquila por el campo.
–¿Es partidaria de los viajes largos o de las escapadas?
–En este verano tal vez se imponen más las escapadas. Cada familia es un mundo. Desde que nosotros somos familia viajera hemos disfrutado mucho redescubriendo lugares. Viajar con bebés no es mejor ni peor, pero sí es diferente. Una excusa para descubrir experiencias.
–Recomiende un lugar para viajar con niños.
–Cuando se pueda ir allí, Marruecos es un destinazo con niños. Hemos sido acogidos como familia viajera, porque los niños son el epicentro de la familia junto a los abuelos. Avril se sentía especial entre las familias marroquíes.
–¿Y una ciudad grande, tipo Nueva York?
–Tal vez hay lugares en los que los niños se puedan agobiar. Pero Nueva York tiene tantos barrios, tantas calles. Con niños, yo iría por el Soho y por supuesto visitaría el Museo de Historia Natural.
–Con su marido, Vincent, ¿quién inculcó a quién la vocación viajera?
–Vincent fue siempre un alma más libre. Él me inculcó más lo de viajar. Fuimos visitando capitales, países, y donde queremos volver es a Ball. Es un destino que recomiendo a todo el mundo. Yo recomendaría Tailandia, Vietnam. Y de España, cualquier parte, como de Francia.
Son ‘armas’ de socialización invasiva. Los niños se adaptan mejor a las nuevas circunstancias”