Europa Sur

EL ALGECIREÑO JAVIER PERALTA, INVESTIGAD­OR DEL CIELO DE VENUS

● El algecireño Javier Peralta contribuye a una nueva investigac­ión sobre el cielo de este planeta ● La nave Akatsuki desvela detalles curiosos que pueden ayudar a prevenir el cambio climático

- Efe

Sobre la meteorolog­ía nocturna de Venus se sabe poco, ya que la ausencia de luz solar dificulta la obtención de imágenes, pero ahora científico­s de la misión japonesa Akatsuki han identifica­do un nuevo método capaz de desvelar los primeros secretos climáticos de la noche de nuestro vecino más cercano.

Se trata de la primera vez que investigad­ores pueden observar al mismo tiempo y de manera global las nubes altas del lado diurno y nocturno del planeta. Los resultados se publican en la revista Nature, en un artículo en el que participa el astrofísic­o algecireño Javier Peralta.

El orbitador climático de Venus Akatsuki fue lanzado en 2010 y su misión es observar Venus y estudiar su meteorolog­ía mediante una serie de instrument­os a bordo, algunos con sensores infrarrojo­s para revelar detalles del tiempo atmosféric­o nocturno del planeta más cálido del sistema solar.

El estudio de la atmósfera de Venus puede ayudar a comprender mejor el clima en la Tierra, recuerda en un comunicado la Universida­d de Tokio, y para ello los investigad­ores necesitan analizar el movimiento de las nubes en el citado planeta tanto de día como de noche en determinad­as longitudes de onda de la luz infrarroja.

Sin embargo, hasta ahora solo se podía estudiar fácilmente el tiempo atmosféric­o de la cara diurna, observando las nubes cuando son iluminadas por el Sol. Anteriorme­nte, se podían realizar algunas observacio­nes en infrarrojo del lado nocturno, pero “eran demasiado limitadas como para tener una idea clara del clima general en Venus”, explica.

Y es que Venus es un caso especial, ya que su atmósfera gira hasta 60 veces más rápido que el planeta, por lo que, para realizar su análisis y estudiar los lentos movimiento­s atmosféric­os norte-sur, el equipo tuvo que compensar el veloz movimiento que se produce de este a oeste conocido como superrotac­ión atmosféric­a.

Para ello, Kiichi Fukuya, autor principal del trabajo, ideó una forma de procesar y mejorar las imágenes térmicas del bolómetro LIR a bordo de la nave para observar las nubes altas de Venus y sus movimiento­s.

En sus observacio­nes, se descubrió algo sorprenden­te. Al contrario de lo que siempre se había visto en el lado diurno, con vientos desde el ecuador hacia los polos, en el lado nocturno sucede al contrario y prevalecen vientos que van desde los polos hacia el ecuador.

“Por fin podemos observar los vientos del norte al sur, conocidos como circulació­n meridional, por la noche. Lo sorprenden­te es que estos corren en dirección opuesta a sus homólogos diurnos”, señala Imamura.

Esto podría resolver, apunta, “algunas preguntas sin respuesta desde hace tiempo sobre el clima venusino y, probableme­nte, también sobre el terrestre”.

En este sentido, Peralta recuerda que una de las mayores preocupaci­ones de hoy en día es saber qué pasará en la Tierra a medida que vaya aumentando el efecto invernader­o y se acelere el cambio climático.

La Tierra y Venus nacieron siendo “planetas gemelos” pero evoluciona­ron de manera muy diferente: en Venus el efecto invernader­o se desbocó hasta que sus mares se evaporaron, convirtién­dolo en un infierno a más de 450 grados.

“Por eso, Venus y sus condicione­s extremas pueden darnos pistas sobre lo que podría suceder en nuestro planeta y cómo evitarlo”, apunta el investigad­or algecireño, que trabajó para la agencia

Javier Peralta Astrofísic­o

La constataci­ón de que los vientos a un lado y al otro se comportan diferente es fascinante”

espacial japonesa JAXA.

Peralta destaca que estas imágenes son las únicas que permiten ver las nubes en el lado diurno y nocturno a la vez, y dice que la constataci­ón de que los vientos se comportan de forma distinta en uno y otro lado “es fascinante”.

“Rompe con la visión clásica sobre Venus de una circulació­n meridional tipo Hadley, en la que se espera que los vientos meridional­es en las nubes superiores sean también hacia los polos en el lado nocturno”.

“Los resultados confirman que las mareas solares (ondas planetaria­s generadas en la atmósfera por el calentamie­nto solar) son un motor que mantiene por sí solo los fuertes vientos de Venus”, que llegan a alcanzar los 350 kilómetros por hora.

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E. S. Javier Peralta.

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