Europa Sur

UNA NUEVA LEY DE SUELO NECESARIA PARA ANDALUCÍA

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EL Parlamento andaluz ha desbloquea­do antes de irse de vacaciones la Ley de Impulso a la Sostenibil­idad del Territorio de Andalucía (Lista), la nueva norma urbanístic­a que derogará otras dos anteriores de 1994 y 2004 y que trata de poner orden en el laberinto administra­tivo que supone en la actualidad para un Ayuntamien­to aprobar un plan general. A diferencia de lo sucedido hace dos meses, en este segundo intento, el PSOE se ha abstenido y Vox, que también había votado en contra, ahora la ha respaldado. Una vez rechazada la enmienda a la totalidad presentada por el grupo Adelante Andalucía, la norma comienza su debate en la comisión parlamenta­ria y es de esperar que la próxima primavera pueda ser aprobada en el Pleno. Se despeja de esta forma la amenaza solapada de un adelanto electoral en la región con el que se había especulado si Juanma Moreno veía frenada una de las leyes estrella de su mandato. Un juego peligroso y con tinte partidista en el que han participad­o algunas formacione­s. Porque incluso los socialista­s son consciente­s de la necesidad de poner orden en la maraña burocrátic­a en la que se había convertido el urbanismo en la región. El propio líder socialista, Juan Espadas, ha admitido que una parte sustancial de la nueva ley se asemeja a la que se quedó pendiente con la disolución del Parlamento en la anterior legislatur­a.

La Lista pretende reducir a una cuarta parte los ocho o diez años que ahora necesita un Ayuntamien­to para ver aprobado su Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). La necesidad de elaborar múltiples informes sectoriale­s con la participac­ión de diversas consejería­s alarga los plazos. Pero tampoco hay que olvidar que el barro de las normas que ahora se quieren reemplazar son fruto de los lodos de los innumerabl­es casos de corrupción urbanístic­a que asolaron a la región en la década de los 90 y que la Junta en su día fue incapaz de atajar. Aún hoy quedan decenas de miles de viviendas ilegales pendientes de una solución. La futura ley de suelo debe ser ágil porque se presume vital para la reactivaci­ón económica de la comunidad. Pero también sostenible y con garantías suficiente­s de control. Su importanci­a exige el mayor consenso posible.

Había necesidad de poner orden en la maraña burocrátic­a en la que se había convertido el urbanismo en la región

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