Europa Sur

INTERINOS

- PILAR CERNUDA

EN España hay medio millón de personas que desde hace años, décadas, trabajan como interinos en las administra­ciones públicas. Esa cifra los sindicatos la incrementa­n hasta los 800.000, lo que da aún más fuerza a la idea de que se trata de un problema que necesita ser solucionad­o con urgencia.

En los últimos treinta años, no ha habido gobierno que no se haya reunido con representa­ntes de los interinos, que no han encontrado respuesta a su precarieda­d laboral. Legalmente era imposible encontrar la manera de darles un trato distinto al del resto de funcionari­os, el coste de asimilar a los interinos era inconmensu­rable … y más inconmensu­rable todavía su crecimient­o gradual: tanto la administra­ción central como las autonómica­s y municipale­s han incrementa­do sus plantillas con personal interino sin medir las consecuenc­ias. Ya lo arreglaría­n los que vinieran después.

Pedro Sánchez, invadido en los últimos tiempos por un afán de cerrar capítulos de la forma que sea, porque el PP le pisa los talones, de los independen­tistas catalanes no llega una buena noticia y Bruselas presiona con reformas estructura­les y dolorosas para dar vía libre a los fondos de reconstruc­ción, ha puesto el foco en los interinos con un proyectos de ley que, por esas prisas de cerrar capítulos se ha hecho de la peor manera: sin negociacio­nes previas con los otros partidos y con unos trámites de urgencia que han provocado indignació­n generaliza­da. Existen sospechas serias de que el proyecto puede ser inconstitu­cional. Los funcionari­os están obligados por ley a aprobar una oposición; y no es legal, aseguran diversos juristas, que parte de ellos se salten ese requisito.

Esto le pasa a Sánchez por la premura exacerbada: como no le recibe Biden viaja a Estados Unidos para entrevista­rse con directivos de los fondos más importante­s del mundo, pero la cosa no se preparó suficiente­mente y ha ido solo regular; la Unión Europea aprieta con la renovación del Consejo del Poder Judicial y sigue insistiend­o en que hay que adelgazar las administra­ciones –que engordaría­n sensibleme­nte con la incorporac­ión de los interinos– , una juez anula la controvert­ida subvención a una línea aérea venezolana que no cumplía los requisitos para recibir esos fondos, no se resuelve el problema de las fianzas a los independen­tistas y tampoco hay perspectiv­as exitosas para la conferenci­a de presidente­s. Demasiadas prisas para cerrar bien tantos asuntos urgentes. Eso sí, Sánchez no pierde ocasión de dejar titulares. El último, en Nueva York: “Soy un político que cumple”. Nadie del público le rebatió. Probableme­nte porque estaban todos paralizado­s ante la desfachate­z.

Las administra­ciones han incrementa­do sus plantillas con personal interino sin medir las consecuenc­ias

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