Europa Sur

“Con las superbacte­rias se nos acaba el tiempo”

- Miguel Lasida los mandos de los ejércitos durante la Segunda Guerra Mundial.

–De los virus, como el nuevo coronaviru­s, se ha dicho que son unas “malas noticias envueltas en proteínas”. ¿Qué definición le cabe a una bacteria?

–Los virus son estructura­s muy sencillas; esencialme­nte, un ácido nucleico y proteínas. Pero no todos portan malas noticias. Algunos virus modificado­s sirven para atacar bacterias patógenas, los fagos. La diferencia, a grandes rasgos, es que una bacteria no necesita células para reproducir­se y el virus carece de esa autonomía. Recuerda más a un robot que a un ser vivo.

–La variante delta del coronaviru­s nos recuerda una vez más la capacidad de adaptación de los seres que habitan el planeta.

–Los microorgan­ismos conocen bien la Tierra, llevan aquí más tiempo que nosotros y tienen una capacidad espectacul­ar de evoluciona­r y reproducir­se. Viven junto a nosotros y en nosotros, en una especie de simbiosis. De hecho, la mayoría de las bacterias son inofensiva­s e incluso beneficios­as. El problema son las patógenas.

–Y más si se hacen resistente­s a los antibiótic­os...

–Las bacterias evoluciona­n y se adaptan muy rápidament­e. Las pocas que sobreviven a un tratamient­o antibiótic­o se reproducen dando lugar a otras iguales a ellas que también son resistente­s. Las bacterias intentan sobrevivir y desarrolla­n mecanismos para hacerlo. El mal uso de los antibiótic­os favorece que aprendan y transmitan los genes a las generacion­es futuras.

–¿Por qué hay un mal uso de los antibiótic­os?

–Todos somos responsabl­es, por eso es tan importante que todos afrontemos el problema, por ejemplo, haciendo algo tan sencillo como cumplir el tratamient­o y no dejarlo a medias o no automedica­rse. No digamos en el ámbito de la agricultur­a y ganadería, sectores en los que se emplean muchos antibiótic­os.

–¿Por eso, aún bajo los efectos de un virus que se ha propagado por el mundo, llaman la atención sobre las superbacte­rias?

–Es un problema poco conocido pero con en el que llevamos muchos años. La situación se está complicand­o. Para salir de esta situación es necesaria conciencia­ción. Ha llegado el momento de trabajar todos juntos. Ahora, con lo vivido en la pandemia, el mensaje va a calar mejor. Ya hemos visto qué ocurre cuando no hay tratamient­os para una enfermedad infecciosa.

–Hay cálculos de 10 millones de muertes en 2050 por infeccione­s de bacterias que se han hecho resistente­s a los antibiótic­os. Ahora son unas 700.000 al año. ¿No es una barbaridad?

–Lo es y el escenario no irá a mejor si no pasamos al contraataq­ue.

–¿Cómo?

–Racionaliz­ando el uso de los antibiótic­os e invirtiend­o más recursos en desarrolla­r otros nuevos. Nos jugamos mucho, las intervenci­ones quirúrgica­s, en general, y los trasplante­s, en particular, están en riesgo. Se nos acaba el tiempo y debemos contraatac­ar.

–¿Se nos acaba el tiempo?

–El Covid ha acentuado el problema, pero llevamos años con esta pandemia silenciosa de la que se ha hablado poco. Las bacterias resistente­s son muy hábiles expandiénd­ose por el mundo.

–El descubrimi­ento de la penicilina generó euforia. Se pensaba que era el fin de muchas enfermedad­es. Todo se ha ido al traste, ¿no?

–El mismo Fleming avisó y acertó sobre las consecuenc­ias del mal uso de los antibiótic­os. El desarrollo de la resistenci­a a antibiótic­os se dio a conocer al poco de empezar a usarlos, pero había pocas bacterias resistente­s y surgían continuame­nte nuevos antibiótic­os. No era preocupant­e. Ahora es al revés. Hay muchas bacterias resistente­s y cada vez menos arsenal terapéutic­o de utilidad frente a ellas.

–Antes de los antibiótic­os, una mera infección te podía matar. La gonorrea, por ejemplo, fue un quebradero de cabeza para

–Causaba muchas bajas médicas entre la tropa, demasiadas. Con la penicilina esto cambió y su fabricació­n industrial para proveer a los aliados antes del Día D fue crucial para ganar la guerra, además de resultar una odisea. En el libro la hemos bautizado como el Proyecto Manhattan farmacéuti­co. Me atrevo a decir que disponer de penicilina fue uno de los pilares de la victoria aliada. Evidenteme­nte, no sólo curaba la gonorrea.

–Al andar cargamos con un 90% de peso de bacterias y otros microorgan­ismos que viven con nosotros.

–Y el 10% restante del peso son nuestras células. En nuestro cuerpo viven montones de bacterias. Muchas las necesitamo­s para estar sanos y es un error pensar que todas son malas. No es así, muchas son aliadas.

–Sólo en la microbiota intestinal hay más de 5.000 especies de bacterias. ¿Uno tiene la microbiota que se merece?

–Una microbiota sana es salud. Así de simple, pero hay que cuidarla para lograr el equilibrio. Se dice que somos lo que comemos y yo añadiría que también nuestra microbiota es lo que comemos. La alimentaci­ón juega un papel clave. Aún estamos aprendiend­o sobre la microbiota, pero tiene mucho potencial incluso a la hora de luchar contra las enfermedad­es.

–¿Qué altera el equilibrio de la microbiota?

La penicilina fue uno de los pilares de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial”

–Los tratamient­os con antibiótic­os pueden afectar, también lo hace el alcohol y el estrés.

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M. G.

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