Evolucionar del éxito al éxito
● El adiós de los hermanos Gasol marca el inicio de una nueva era con Ricky Rubio como estandarte de continuidad con los triunfos
La eliminación de la selección española de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y la retirada del conjunto nacional de Pau Gasol y Marc Gasol marca el fin de una era para el equipo español y el inicio de una nueva evolución, con Ricky Rubio como líder y puente entre generaciones.
El apellido Gasol ya no sonará en las convocatorias de España. A la despedida ya esperada de Pau, que se tomó Tokio 2020 como el horizonte para recuperarse de dos años de lesiones y consiguió a los 41 años disputar sus quintos Juegos Olímpicos –con él, lo logró también Rudy Fernández–, se sumó la de su hermano Marc, que anunció su paso atrás tras la derrota contra Estados Unidos (81-95).
Su retirada marca irremisiblemente el fin de una era. Del equipo campeón del mundo en Japón 2006 sólo regresaron a Saitama los hermanos Gasol, Rudy Fernández y Sergio Rodríguez. Del que fue plata en Pekín 2008, los Gasol, Rudy y Ricky Rubio. El resto de grandes piezas de aquel camino ya fueron dejando la selección e incluso el baloncesto, el último Felipe Reyes. Habrá que ver si Pau Gasol deja también el deporte profesional, decisión que supedita a su familia.
Ricky Rubio, estrella indiscutible de esta selección en Tokio 2020 y que ya lo había sido en China 2019, batió récords ofensivos con 38 puntos ante Estados Unidos, no sólo su máxima anotación personal, sino la mayor de un español a un equipo estadounidense en duelo oficial.
Pero tamaña producción también revela una debilidad: sólo seis de los once jugadores españoles que participaron en el duelo anotaron. Dicho de otra forma, cinco no vieron canasta. En total, España repartió 12 asistencias en todo el partido, por 28 de EEUU. Un problema para un equipo en esencia coral como el español.
Más allá de la situación y además de Ricky Rubio, entre las buenas sensaciones del conjunto español estuvieron la estabilidad de Víctor Claver, tótem defensivo del equipo, la experiencia de Sergio Rodríguez en la dirección y de Rudy Fernández en lo defensivo, la versatilidad de Willy Hernangómez, capaz de adaptarse al puesto de ala-pívot para complementar a los Gasol y de brillar ante Estados Unidos, y algunos destellos de Usman Garuba y Alberto Abalde. En el debe del conjunto español queda no haber sabido jugar los minutos finales contra Eslovenia, el partido clave con el que podría haber evitado el cruce fatídico contra EEUU.
LA EVOLUCIÓN EN CIERNES
La salida de los Gasol genera un interrogante de proporciones gigantescas en la selección española, en dos direcciones: el liderazgo y el juego interior.
La primera de las cuestiones parece descansar en Ricky Rubio como jugador más destacado del grupo y que ha respirado su atmósfera desde que con 17 años ganó una plata olímpica en Pekín 2008. Está por ver qué hacen veteranos como Rudy Fernández –ayer dijo que había que “seguir trabajando para seguir cosechando títulos con esta selección”, lo que suena a continuidad– o Sergio Rodríguez.
A continuación está la generación intermedia de los Sergio Llull y Víctor Claver; después la de Abrines, Abalde y los hermanos Willy y Juancho Hernangómez; y ya más adelante están Usman Garuba, debutante olímpico a sus 19 años y la de los jugadores del futuro, como el prometedor Santi Aldama, seleccionado como el madridista en el último draft de la NBA.
Por estos últimos pasa la segunda pregunta, la que tiene que ver con el juego interior. Willy Hernangómez ya no es una apuesta de futuro, sino de presente, Garuba ya ha probado que puede aportar y Aldama es una incógnita. A ese cóctel se suman jugadores ya hechos que estuvieron en la concentración preparatoria como Pierre Oriola y Sebas Sáiz.
Muchos de ellos, salvo Aldama y Garuba, han participado siendo protagonistas en las ventanas FIBA de clasificación al Mundial 2019, a las que no acudieron ni los jugadores NBA ni los de la Euroliga.
“Estamos preparados porque llevamos años trabajando con mi supervisión en las categorías inferiores, y con el equipo llamado B en las ventanas. Hay un proceso en marcha e ideas muy claras sobre como seguirlo”, reivindicó el seleccionador Sergio Scariolo el pasado martes tras la derrota contra Estados Unidos.
Un proceso que en la Federación ven más como una evolución que como un cambio de ciclo. “El ciclo no ha acabado, porque no ha terminado de evolucionar”, defendió su presidente, Jorge Garbajosa, que conoce la situación de primera mano, pues fue miembro del equipo campeón en 2006 y estuvo en la selección hasta 2010.
“Lógicamente es un momento de cambio, es obvio, pero el ciclo no, porque lo hemos visto, éste es un equipo que compite siempre por encima de sus posibilidades, nos han acostumbrado a algo sobrenatural, y es tal el legado que dejan que los Llull, Abrines, Abalde o Hernangómez tienen el privilegio de haber aprendido cómo se compite para la selección nacional”, añadió el dirigente.
El éxito de esa evolución se verá con los años y los campeonatos, cuando se compruebe si España es capaz de seguir alimentando una racha casi inverosímil de once medallas en los últimos catorce campeonatos internacionales. Evolucionar del éxito al éxito, el mayor reto de la selección post-Gasol.
Sergio Scariolo Seleccionador español
Estamos preparados porque llevamos años trabajando con las categorías inferiores”