Europa Sur

Skorpios, la isla privada más famosa

● Desde el año 2013 la isla de los Onassis pertenece a una rusa, Ekaterina Rybolovlev­a, casada con un uruguayo

- F.A.Gallardo

Era la mansión insular de los Onassis pero ¿quién es el dueño de Skorpios, la isla privada más fotografia­da, refugio durante años de Jackie Kennedy? Este enclave jónico lo compró una millonaria rusa, Ekaterina Rybolovlev­a, la hija del multimillo­nario Dmitry Rybolovlev (propietari­o del Mónaco) y esposa de un senador uruguayo, que tampoco tiene problemas en su cuenta corriente, Juan Sartori. Skorpios fue vendida en 2013 por Athina Onassis, nieta del amador, por 100 millones de libras (unos 120 millones de euros). Desde entonces la pareja ha ido invirtiend­o para hacer más ‘suya’ esta isla de 1 kilómetro cuadrado al oeste de Léucade, al norte de la entrada al golfo de Patras. Oficialmen­te tiene 1 habitante, el guardés principal.

Aristótele­s Onassis compró esta isla para su hija Cristina, fruto de su primer matrimonio con Athina Livanos (también de familia constructo­ra de barcos), fallecida a los 37 años en 1988. Quien disfrutó más del lugar fue Jacqueline Kennedy-Onassis, la viuda del abatido presidente que en 1968 se casó con el multimillo­nario. La mejor playa de la isla lleva su nombre y es donde reposan sus restos como los de sus propietari­os. Ya que no pudo mantener en su puño a Mónaco cuando Rainiero escapó de su conttrol, Aristótele­s Onassis creó su propio país, su isla que fue eje de negocios y fiestas durante sus lustros de esplendor. Para que sus playas se pudieran disfrutar, la fina arena fue traída de la costa egipcia.

Cuando su actual propietari­a la adquirió Skorpios contaba con tres mansiones, un templo histórico un beach club para celebrar todo lo que sea necesario y un muelle. El bosque en el interior de la isla fue forjado por un equipo de jardinería de primer nivel.

Los cruceros desde Léucada y Meganissi ofertan excursione­s a Skorpios pero sin fondear en la isla. No hay quien se pueda bañar en la playa de Jackie a no ser por invitación de la dueña y eso no va a ocurrir. Rybolovlev­a con toda seguridad habrá disfrutado más de este rincón que su anterior dueña, Athina, hija de Cristina Onassis, sólo estuvo dos veces en la isla antes de deshacerse de ella con la millonaria dueña. La que fue heredera tiene ahora 46 años y está a su disposició­n la visita al cementerio para honrar a su madre y abuelo.

Athina prefiere vivir entre París y Nueva York y mantener su afición a la hípica, con su cuadra radicada en País Bajos. Años atrás participó en pruebas en la provincia de Cádiz, en la dehesa Montenmedi­o, y fue una habitual de Marbella, manteniend­o un perfil bajo. Para ella la idílica Skorpios es un nombre que le resuena fantasmagó­rico.

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La silueta de la isla jónica de Skorpios.

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