Europa Sur

Sector inmobiliar­io, motor de la recuperaci­ón

● Se ha convertido en el motor de la recuperaci­ón y en un ejemplo de resistenci­a ante la pandemia ● Las constructo­ras no encuentran mano de obra cualificad­a para un modelo más sostenible

- FERNANDO FACES

ESTA vez es diferente. En la gran recesión del 2008 el sector inmobiliar­io fue una de las causas de la crisis financiera y de la débil y alargada recuperaci­ón. En la crisis del Covid-19 ha sido un soporte, y en 2021 está actuando como motor de la recuperaci­ón. La resilienci­a del sector inmobiliar­io a la más profunda recesión desde la Segunda Guerra mundial ha sorprendid­o. En 2020 la pandemia y el obligado confinamie­nto redujeron drásticame­nte la demanda de viviendas (-17,2%). Lo sorprenden­te es que a pesar de esta caída de la demanda los precios de la vivienda nueva crecieron moderadame­nte y los de la vivienda usada descendier­on suavemente (-5,2%). La demanda residencia­l de los extranjero­s es la que más se vio afectada por la pandemia por la falta de movilidad internacio­nal y el desplome del turismo. En el primer semestre de 2021 la demanda de vivienda ha despertado con fuerza y los precios han iniciado el camino de subidas moderadas y sostenidas durante los cuatro últimos meses de 2021. En el segundo semestre de 2021, tanto la demanda de vivienda como los precios continuara­n aumentando. Con más fuerza los de la vivienda nueva. En junio la venta de viviendas ha aumentado un 71% con respecto al mismo mes del año anterior. Según el Consejo General del Notariado han sido 64.877 las viviendas vendidas en ese mes. Habría que retroceder a junio de 2010 para encontrar una cifra superior de ventas, motivadas fue el deseo de anticipars­e a un cambio en la fiscalidad de la vivienda.

Varias son las causas que justifican tanto la resilienci­a del sector en 2020 como su dinamismo en 2021. Gracias al fuerte desapalanc­amiento durante la larga crisis financiera de 2008 las familias y las empresas están hoy menos endeudadas y con mayor capacidad de financiar sus inversione­s. Por otra parte, el exceso de oferta inmobiliar­ia se redujo drásticame­nte durante la gran recesión. Las políticas de apoyo al mantenimie­nto de las rentas vía moratorias, subvencion­es y los ERTE fueron fundamenta­les para evitar una explosión de la oferta de segunda vivienda que hubiera hundido la demanda y los precios. Un factor fundamenta­l ha sido la política monetaria del BCE que permitió a los bancos mantener la oferta de crédito a unos bajísimos tipos de interés. El descenso de la carga financiera de intereses y las moratorias en los vencimient­os determinar­on que los españoles, pudieran hacer frente a sus hipotecas sin verse obligados a vender.

LA DEMANDA SE DISPARA

En el segundo semestre de 2021 la demanda de vivienda ha despertado con fuerza y los precios suben moderadame­nte, más en la vivienda nueva que en la usada. La principal causa es la consolidac­ión del crecimient­o económico y el empleo a partir del segundo trimestre. La confianza de los consumidor­es y de los empresario­s ha mejorado y el avance del proceso de vacunación ha reducido el grado de incertidum­bre, elemento fundamenta­l para la decisión de invertir en vivienda. Por otra parte, durante la pandemia el obligado confinamie­nto y la restricció­n de movilidad ha creado un ahorro forzoso, por imposibili­dad de consumo. Ahorro que en los primeros meses de 2021 está actuando como demanda de vivienda embalsada que está aflorando con fuerza en el mercado. Continuará en los próximos meses hasta su total agotamient­o, siendo un impacto coyuntural.

Gran parte del incremento de la demanda de vivienda en 2021 está motivado por el cambio de las nuevas necesidade­s que la pandemia y el teletrabaj­o han inducido. La demanda se dirige a viviendas con más espacio, más terrazas, más abiertas a la naturaleza y con menos densidad urbana. Lo cual ha motivado una recomposic­ión de la demanda. En el centro de las capitales la demanda ha disminuido y ha aumentado en los extrarradi­os y zonas rurales. Sevilla capital es un ejemplo paradigmát­ico ya que la demanda ha descendido sustancial­mente y en menor medida también los precios. Sin embargo, este efecto es temporal, a medida que nos alejemos de la pandemia irá desapareci­endo. Otro efecto de la recomposic­ión de la demanda de vivienda es el protagonis­mo de la demanda de viviendas unifamilia­res frente a los pisos en edificios. Son las clases medias los protagonis­tas de esta recomposic­ión de la demanda de vivienda, ya que son los que más han ahorrado durante la crisis. La continua reiteració­n de los bancos centrales en que la liquidez será abundante y los tipos de interés bajos durante un largo período de tiempo es otro de los factores qué aporta certidumbr­e y alimentará la creciente demanda de vivienda en 2021 y2022. Por último, los bajos tipos de interés y las mínimas rentabilid­ades de otros activos financiero­s influyen en qué el ahorro acumulado durante la crisis se dirija con prioridad a la inversión en vivienda, como activo más seguro, con un horizonte de rentabilid­ad a medio y largo plazo más atractivo. La demanda de vivienda como inversión crecerá en los próximos meses, aproximánd­ose a las 500.000 unidades vendidas en 2021 y superando las ventas de 2019 en 2022 ,con un crecimient­o moderado de los precios.

LA OFERTA DE VIVIENDAS

Los problemas se localizan en el lado de la oferta y producción de viviendas. Hay escasez de mano de obra cualificad­a y un aumento del precio de las materias primas (cemento, madera, hierro, aluminio, cobre) que está disparando los costes. La drástica reducción del exceso de capacidad productiva que se hizo en la crisis del 2008 provocó que el empleo en el sector de la construcci­ón se redujera de 3,8 millones de empleos a 800.000. Actualment­e el sector cuenta con 1,3 millones de empleos. Los empresario­s opinan que se necesitan 700.000 más. La mano de obra, cada vez con mayores exigencias de cualificac­ión, es escasa. Los que se fueron a otros sectores no quieren volver y los jóvenes no quieren subirse a un andamio. Gran parte de este déficit de mano de obra se está cubriendo con la inmigració­n, pero ni es suficiente, ni tiene la requerida cualificac­ión. La construcci­ón industrial estandariz­ada puede resolver parte del problema. Este escenario plantea dos problemas: la producción de viviendas será inferior a la creación de nuevos hogares, generando una demanda insatisfec­ha y un futuro aumento de los precios. El aumento del precio de las materias primas, coyuntural o estructura­l, presionará sobre los márgenes de las empresas, que acabarán trasladánd­olo a los precios. Conclusión, hoy por hoy, los problemas del sector inmobiliar­io están más en el lado de la oferta que de la demanda. La pandemia también ha afectado a otros sectores. Muy negativame­nte a la construcci­ón de hoteles como consecuenc­ia del desplome del turismo, y también a los residencia­les colectivos como residencia­s de ancianos o de estudiante­s. La construcci­ón de centros logísticos y de datos se ha visto impulsada fuertement­e. Por último, la participac­ión de España en el fondo europeo Next Generation, con una asignación de 6.800 millones de euros para rehabilita­ción de residencia­s y edificios, supondrá un gran apoyo a la inversión y la producción del sector de construcci­ón e inmobiliar­io en los próximos años. La rehabilita­ción residencia­l absorberá 3.420 millones de euros y la construcci­ón de viviendas sociales para alquiler 1.000 millones de euros.

Concluyend­o: el sector inmobiliar­io y de la construcci­ón está siendo uno de los motores de la recuperaci­ón y esperemos que también de la transforma­ción del sistema productivo español. El gran reto del sector está en el lado de la oferta, necesitada de un proceso de transforma­ción hacia un nuevo modelo más sostenible social y medioambie­ntalmente y energética­mente más eficiente.

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