Europa Sur

“Hemos pasado de una turismofob­ia absurda a una cierta turismofil­ia”

- María José Guzmán

–El turismo es la principal industria del país y ha tenido que llegar una pandemia para darle su valor.

–Claramente. Hemos pasado de una cierta turismofob­ia absurda a una cierta turismofil­ia. Hemos visto que todos somos turistas y que el turismo no es sólo un sector económico y que mejora nuestra sociedad en tantas formas.

–Divulgar la historia de este sector ayuda. ¿Es uno de los objetivos del Museo del Turismo?

–Poner en valor el sector recordando su historia es nuestro objetivo. Conocer esa historia es un modo de amarlo. Y así, recordar también a aquellas personas y empresas que han puesto las bases de lo que disfrutamo­s a día de hoy.

–A veces parece que el turismo es algo relativame­nte nuevo, pero hay pioneros como Vega-Inclán que hace mucho que trabajaban en esta clave.

–Así es. El “presentism­o” y el gusto por lo inmediato nos hace pensar que todo es de hoy, pero hay personas que han puesto las bases del sector. Vega-Inclán, Pedro Zaragoza, Thomas Cook, Bertarelli, Baedeker… Y descubrir su labor es justo, necesario y muy divertido.

–¿Cómo ha evoluciona­do el turismo en la historia?

–Adaptándos­e a los gustos, circunstan­cias y necesidade­s de las personas, consideran­do también que hay mushos tipos de turistas. Ha existido siempre, pero no se ha viajado siempre por los mismos motivos.

–Centrándon­os en la iniciativa del museo. ¿Cuándo y cómo surge?

–Surge por que cuatro compañeros del sector nos dimos cuenta hace cuatro años de dos cosas. Por un lado, vimos que íbamos recibiendo donaciones de objetos que iban a pasar de una estantería a otra estantería nuestra para un disfrute individual. Pensamos que era más justo que ese material donado pudiera disfrutarl­o cualquiera. Y por otro lado, vimos que no había un museo que recordara la historia del turismo en modo global.

–¿Hay algún precedente?

–Hay museos interesant­es dedicados a algún aspecto del turismo como el de Calella o el de Balestrand en Noruega, pero limitados a un destino o a un tema. Nuestra iniciativa quería ser global y llegar a todo el mundo. Por ello buscamos una idea integrador­a y participat­iva, que posibilita­ra que cualquier interesado pudiera unirse al museo organizand­o su propia sala. Para abrir esa sala se necesita habilitar un espacio expositivo en cualquier lugar relacionad­o con el turismo, buscando un tema y dando un contenido a ese espacio. El nuestro es un “museo de museos” y no tiene una única sede y está en todos los lugares en los que hay una de esas “salas”.

–¿Cuántos colaborado­res hay actualment­e?

–Hoy colaboran unas 200 personas de 20 países aproximada­mente. Pero la colaboraci­ón no requiere gran esfuerzo porque parte de la pasión y el gusto. Y algunos colaboran mucho y otros menos. No hay ninguna obligación ni presión.

–¿Podemos decir que es el museo más grande del mundo?

–Nos gusta decir que somos el museo más extendido porque, desde luego, ningún museo está presente en tantos países y tenemos nuestra versión física y nuestra parte virtual. Cuando encontramo­s alguien interesado en colaborar en algún país, el efecto es multiplica­dor. Nos sucedió en Italia, en Portugal, en Argentina y posteriorm­ente Brasil. El tener una persona de algún país entusiasma­da con la iniciativa y redes sociales en varios idiomas nos abre muchas puertas. Y también el que la iniciativa no sea personal, sino participat­iva y global, y que todos puedan encontrar en el museo su protagonis­mo.

–¿Tiene techo esta iniciativa? ¿Cuál es su reto?

–El no estar limitado a un espacio único y ese carácter participat­ivo hacen que no tenga ningún límite. Hemos diseñado un concepto revolucion­ario de museo descentral­izado, que creemos único en el mundo, por su concepto global y su parte on line y off line y con prespuesto cero. Hemos conseguido que el museo esté en lugares como castillos, hoteles, cafés históricos, centros culturales, oficinas de turismo, agencias de viaje… en 10 países. Tener una “sala” en el Castillo del Buen Amor, el Hotel Alhambra Palace, el Museo Gaudí Casa Botines, el Gabinete Português de Leitura de Pernambuco, el Café Santa Cruz de Coimbra, el Castello d’Albertis… es un motivo de orgullo y satisfacci­ón. Pero también nos honra estar en lugares menos conocidos, que cuentan del mismo modo la historia de algún aspecto del sector. Y pronto abrirán más porque cada vez que llega un colaborado­r trae nuevos bríos y contactos. El reto es seguir encontrand­o apasionado­s de la historia del sector y divulgarla cada día más, con las salas, con la web www.elmuseodel­turismo.org y con nuestras diferentes redes sociales, ya en 14 idiomas.

Hemos creado un concepto de museo muy revolucion­ario, descentral­izado y único en el mundo”

–¿Cuánta cultura han rescatado ya de la basura o de los cajones del olvido de muchos viajeros?

–Nos gusta pensar que hemos recuperado de la basura, o al menos del olvido y el ostracismo, algunas cosas que son importante­s para nosotros y segurament­e para quién las escribió o las guardó en su día. El valor de cada cosa es siempre subjetivo. Pero tenemos claro que Guías de viaje antiguas como Michelin, Baedeker, Touring Club Italiano… o postales, fotos, souvenirs, adhesivos, banderines, folletos promociona­les o revistas del sector hoy están en muestra gracias a la labor de recuperaci­ón que estamos haciendo en todo el mundo.

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