Europa Sur

Juanma Moreno aguanta; Juan Marín, candidato

● El presidente sigue el ejemplo de la primera legislatur­a de Aznar, y su socio recompone la dirección de Ciudadanos para el intento final

- JUAN MANUEL MARQUÉS PERALES

El Gobierno andaluz comienza esta semana unas cortas vacaciones, con la incógnita del adelanto electoral resuelto. Juanma Moreno extenderá su primera legislatur­a casi hasta el final. Las elecciones serán en 2022 y la única duda es si serán unos meses antes o después del verano. Su vicepresid­ente, Juan Marín, además de líder andaluz de Ciudadanos, será, con casi toda probabilid­ad, candidato de su partido. El sanluqueño está reformando la dirección de la formación en lo que sus críticos consideran una purga. Pero Inés Arrimadas le ha dado libertad para actuar con el objetivo de mantener una representa­ción parlamenta­ria que le permita seguir en el Gobierno

Vox, el otro aliado, deshoja el trébol. Si la diputada Macarena Olona fuera la candidata, y eso aún no se debe descartar, mostraría la voluntad de este partido por condiciona­r el próximo Ejecutivo. El tiempo parece que está benefician­do la cabalgada del PP sobre Vox, cuanto más tarden las elecciones en llegar, más votantes se desplazará­n desde el partido de Abascal hacia los populares. Moreno sigue el ejemplo de la primera legislatur­a de José María Aznar. En esa ocasión, el primer presidente de Gobierno del PP logró gobernar pero en franca minoría, hasta tuvo que apoyarse en el PNV y en la Convergenc­ia de Pujol. Moreno no tiene esos problemas con sus aliados de Cs ni de Vox, que se sitúan en la misma franja ideológica, pero como Aznar va a seguir hasta el final, sin cambios de consejeros y abriendo el diálogo a todos los partidos, incluidos los de izquierda.

Así, con la mayor parte de la población vacunada y con la economía al alza, piensa que o logrará la mayoría absoluta de los 55 escaños o se quedará muy cerca, una mayoría suficiente, la misma con la que soñó su antecesora, Susana Díaz, y nunca obtuvo. Los sondeos parecen indicar que no está equivocado. El PP entiende que ha cursado su tercer año de la legislatur­a con los deberes hechos. Marcó la impronta con una bajada de impuestos, más aparente que sustancial, y se ha demorado en la reforma de la administra­ción autonómica, aunque ya tiene en sus manos las auditorías de los entes que componen la administra­ción paralela. No habrá reduccione­s de plantilla, pero sí cierta reorganiza­ción racional de un berenjenal que se fue enmarañand­o año tras año sin que nadie acertase a tener una visión global del todo. Con la nueva ley del Suelo en trámite de ser aprobada, al Gobierno sólo le queda aprobar los Presupuest­os de 2022. El consejero de Hacienda, Juan Bravo, trabaja en sus cuartas cuentas, pero si no hay apoyos suficiente­s en el Parlamento, se pueden prorrogar. Si ocurriese esto último, las elecciones estarían más cerca de abril que de octubre de 2022.

Hay quien fija en enero los comicios, pero para ello habría que convocar en noviembre, antes de que se tuviera constancia de que el proyecto de Presupuest­os es rechazado por Vox y las izquierdas. Bastaría que el PSOE no votase a favor de la retirada, lo que es posible por el interés de Juan Espadas, para que las cuentas se tramitasen.

La preocupaci­ón del PP está en Cs. Moreno prefiere gobernar con los naranjas a hacerlo con Vox. Le ocurre a todos los presidente­s autonómico­s del PP, ahora que Pablo Casado ha puesto la proa contra el partido de Abascal. No va a ser una operación de derribo como la de Cs, pero casi. Marín va a ser el candidato a las elecciones autonómica­s. La consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, podría presentars­e a las primarias, pero es posible que no dé se paso. Arrimadas ya ha enviado suficiente­s mensajes de apoyo a Marín, de quien había recelado en principio. Como mantuvo el consejero de Educación, Javier Imbroda, el partido no está para elecciones primarias.

En efecto, la formación naranja está al borde de la extinción. Un fracaso en Andalucía supondría una extinción inexorable, de ahí que Marín está rehaciendo el partido con los más leales. Ha apartado al gaditano Sergio Romero de la portavocía del grupo parlamenta­rio y ha puesto en su lugar a Teresa Pardo. Mónica Moreno dejó la secretaría de Acción Institucio­nal, que es una suerte de número dos en el partido, y en su lugar ha colocado a otra persona de su confianza, Francisco Javier Locertales, secretario general en la Consejería de Empleo. En Granada, el coordinado­r provincial que ha sustituido a Luis Salvador es su director general de Administra­ción Local, Joaquín López-Sidro. Queda por nombrar al responsabl­e en la provincia de Sevilla, ya que Álvaro Pimentel también ha sido descabalga­do.

Espadas, el nuevo secretario general del PSOE-A, coincide con Moreno, él necesita tiempo para consolidar su liderazgo en las provincias. En noviembre celebrará el congreso regional y antes de finalizar el año, llegarán los provincial­es. Espadas ha logrado marcar cierta huella en estas primeras semanas al proponer una serie de acuerdos a Moreno, pero el candidato, que no es parlamenta­rio, necesita más combustibl­e. Su principal problema es que sigue siendo muy desconocid­o para la opinión pública andaluza. Para que Espadas lograse alcanzar a Moreno en unas elecciones, necesitarí­a que el PSOE mejorase su marca a nivel nacional. El federal y el andaluz siempre han sido vasos comunicant­es. El principal aliado del sevillano es Pedro Sánchez. Pero es que, además, el PSOE necesitarí­a el apoyo de sus compañeros de izquierda, y éstos corren el riesgo de acudir a las elecciones con tres listas, las de Unidas Podemos, la de Íñigo Errejón y la de Teresa Rodríguez. No obstante, la vicepresid­enta Yolanda Díaz quizás sea capaz de una convergenc­ia que hoy parece imposible.

Si no se aprueban los Presupuest­os las elecciones serán antes del verano de 2022

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ANTONIO L. JUÁREZ Juanma Moreno, en una visita a Málaga en abril de este año.
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