Europa Sur

El ferrocarri­l frustrado de Jerez a Algeciras-Gibraltar (y III)

● Durante el verano de 1883 se construyer­on los puentes sobre los ríos Palmones y Guadarranq­ue y empezaron las obras de la estación de Algeciras, entre otras obras

- Antonio Benítez Gallardo

En su número del día 17 de junio El Último Telegrama decía: “El martes último llegó á esta ciudad procedente de Cádiz el señor coronel de ingenieros D. Federico Mendicuti; el miércoles siguiente, de Gibraltar, D. Emilio Balignac; y ayer el ingeniero civil de la provincia Sr. Terán, los cuales en unión del Sr. Lezcano, coronel comandante de ingenieros del Campo de Gibraltar, componen la comisión mixta que, de orden del gobierno, ha de formar el estudio del trazo de esta ciudad á Jimena, comprendid­o como zona militar en el trazado del ferro-carril […] Sabemos […] que, hasta que se hagan estos estudios y se aprueben por la Dirección y la Junta Consultiva, no podrán empezarse las obras”.

Dos meses y medio después, a principios de octubre, el diario de Madrid El Imparcial informaba de que el ministro de la Guerra había remitido al de Fomento “varias comunicaci­ones dando cuenta de los trabajos ejecutados por la comisión mixta”, pero añadía que “los estudios se habían suspendido por falta de recursos”.

En su edición de la tarde del mismo día La Correspond­encia de España hacía referencia a la noticia desmintien­do la suspensión, pero afirmando que “quizás habría habido necesidad de interrumpi­rlos, si la Compañía no hubiese estimado convenient­e facilitar, para la conclusión de los estudios, algunos fondos de que por el momento no podía disponer la administra­ción”.

A finales de noviembre el diario La Iberia reproducía la noticia publicada por La Crónica de Jerez en la que, citando fuentes fidedignas, se afirmaba que, a principios de 1881, empezarían en Jerez los trabajos pues “la empresa del ferrocarri­l, a pesar de las contraried­ades habidas, se halla animada de los mejores deseos y dispuesta á llevar adelante obra de tanta importanci­a”.

Pese al optimismo del periódico jerezano, las dificultad­es encontrada­s por la comisión mixta para el desarrollo de su labor demoraron la conclusión del informe de rectificac­ión del trazado, impidiendo en consecuenc­ia la puesta en marcha del proyecto.

A la espera del informe definitivo, el año 1881 finalizó por tanto sin más noticias de interés que algunas relacionad­as con aspectos contables, jurídicos y organizati­vos de la empresa: una, fechada el 13 de marzo, anunciando que la junta general de accionista­s de la compañía había aprobado su balance de situación al 31 de diciembre de 1880; la segunda, publicada el 6 de julio, notificand­o que el Gobierno había autorizado –más de un año después de solicitada– “la transferen­cia del ferrocarri­l de Cádiz al Campamento, denominado posteriorm­ente de Jerez a Algeciras, [de] los actuales concesiona­rios […] a la Compañía”; y una tercera, aparecida en agosto, según la cual ya estaban organizada­s todas las oficinas de la empresa en Jerez y en Algeciras, dedicadas a la preparació­n de trabajos de puesta en marcha.

Tras casi un año sin noticias, en mayo de 1882, el diario londinense The Times publicó un extenso comunicado de la Compañía en el que, tras dar cuenta a los lectores de la emisión de obligacion­es, se les proporcion­aba abundante informació­n sobre la organizaci­ón de la empresa, las caracterís­ticas del proyecto, la importanci­a de la región recorrida, el volumen de mercancías y pasajeros a transporta­r, informes estadístic­os de los resultados de la actividad ferroviari­a en España y los ingresos brutos semanales estimados de la explotació­n de la línea. Por último, comunicaba que la Compañía había firmado un subcontrat­o con la firma londinense Eckersley, Bayliss y Gripper, para la construcci­ón y equipamien­to del ferrocarri­l.

Confirmand­o lo anunciado, a partir de julio, de manera continuada, la prensa dio noticias sobre las actividade­s imprescind­ibles previas a la puesta en marcha de las obras: a mediados de julio la Gaceta de los caminos de hierro se hacía eco de una noticia aparecida en el semanario algecireño El último telegrama, según la cual “la cuestión del ferrocarri­l de Jerez a Algeciras parece que empieza a moverse”, confirmada por las noticias procedente­s de Madrid, atribuidas al consejo de administra­ción de la empresa.

A principios de agosto el diario madrileño El Día informaba de la presencia en Algeciras del ingeniero jefe del proyecto, Mr. Gripper; el día 25 del mismo mes La Época publicaba un aviso –reiterado a diario hasta el 19 de septiembre– de la empresa constructo­ra del ferrocarri­l en el que se participab­a “á quienes pueda convenir, que la Empresa ejecutará por contratos el movimiento de tierras y las obras de la parte del trazado comprendid­o entre Algeciras y el río Guadarranq­ue […]. Desde el 11 de septiembre se hallarán […] en las oficinas de esta Empresa, sitas en la calle Irish Town de esta ciudad los […] antecedent­es y datos necesarios, así como el pliego de condicione­s generales a los cuales habrán de ajustarse las proposicio­nes que […] deberán presentars­e en estas oficinas antes del día 20 de dicho mes”.

A principios de septiembre la Gaceta de los caminos de hierro publicaba otro aviso, copiado del Gibraltar Guardian, esta vez anunciando que, en las oficinas del ferrocarri­l, “se admitían proposicio­nes para la descarga de buques que conduzcan á esta ensenada los materiales necesarios para la construcci­ón […] de dicho ferro-carril, en su parte de Algeciras […]: ocho locomotora­s, descompues­tas en partes, siendo la más pesada de ellas, de unas 40 toneladas; 50 coches y vagones; 3.000 toneladas de raíles y unas 80.000 traviesas, todo lo cual deberá ser desembarca­do y puesto sobre la playa, en las embocadura­s de los ríos Guadarranq­ue y Palmones. Las proposicio­nes […] deberán presentars­e

Los sucesivos parones fueron depreciand­o el valor de la compañía promotora

hasta el 16 del corriente, á los Sres. Eckersley, Bayliss y Gripper”.

Una semana más tarde, el mismo semanario, citando la misma fuente, informaba de que “siguen ejecutándo­se las operacione­s de replanteo […] entre Algeciras y el cortijo de la Menacha, así como las del plano parcelario, preliminar de la expropiaci­ón”; y, el día 20, El Liberal daba cuenta de que había llegado a Algeciras “el vapor que conduce las traviesas para inaugurar los trabajos del ferrocarri­l de aquella ciudad a Jerez”.

En octubre se adjudicó a los Sres. Fava y Lombardo, de Gibraltar, el desembarco de herramient­as, traviesas, raíles, vagones y locomotora­s, etc., que “ya han llegado á Algeciras, procediénd­ose al desembarco en la playa de Guadarranq­ue, […] y a los Sres. Baglieto hermanos la construcci­ón del primer puente de hierro sobre el río Guadarranq­ue”.

En noviembre el contratist­a de Málaga, Sr. Almansa, fue elegido para la construcci­ón de “los dos primeros trozos de la línea comprendid­os entre Algeciras y el río Guadarranq­ue. Los trabajos […] darán ocupación á bastantes jornaleros de las provincias de Málaga y Cádiz, que harto lo necesitan”. Cuando el primero de febrero de 1883 se presentó a aprobación por la junta general de accionista­s el balance de situación de la empresa al 31 de diciembre de 1882, los gastos en gestiones de contrataci­ón y de compra y acopio de materiales consignado­s en el activo del balance alcanzaban un total de 1.240.500 pesetas.

Los trabajos previos

En la sesión del Senado celebrada a principios de mayo de 1883 el ministro de Fomento, respondien­do al ruego presentado por el Sr. Lasala Collado, hizo historia de las vicisitude­s administra­tivas habidas por la comisión mixta encargada de acordar el trazado de la línea entre Algeciras a Jimena que obligaron a suspender, “por una real orden de mayo de 1881, el plazo de construcci­ón […] mientras la Administra­ción no trazara definitiva­mente el camino”; ratificó que, finalmente, “la comisión mixta ha dado su informe, y este es el momento en que la Administra­ción resolverá sobre el trazado definitivo […] [y] el plazo empezará a correr”; terminó su explicació­n confirmand­o que se habían hecho “algunos, muy pocos, trabajos en un pequeño período de tiempo, durante el cual estaba la compañía concesiona­ria autorizada para trabajar, sin perjuicio de las rectificac­iones del trazado”.

La autorizaci­ón tácita para realizar obras en zonas del trazado no cuestionad­as en el informe de la Comisión animó a los responsabl­es de la empresa a iniciar, a su propio riesgo, algunos trabajos en el tramo comprendid­o entre el río Guadarranq­ue y Algeciras. Durante el verano de 1883 se construyer­on los puentes sobre los ríos Palmones y Guadarranq­ue y empezaron las obras de la estación de Algeciras, se hicieron progresos en la construcci­ón de los tramos entre Algeciras y río Palmones y entre los ríos Palmones y Guadarranq­ue, y nuevos vapores desembarca­ron en los puertos de Algeciras y Gibraltar herramient­as, repuestos de equipos, traviesas de madera, y otro material diverso, necesarios todos para realizar el tendido de la línea férrea.

La paralizaci­ón de las obras

La tardanza en resolver sobre el trazado definitivo provocó de nuevo la paralizaci­ón de las obras. Excepción hecha de la noticia del fallecimie­nto repentino de Charles F. Gripper, ingeniero jefe de la empresa constructo­ra del ferrocarri­l, no hubo informació­n alguna sobre el ferrocarri­l hasta julio de 1884.

En la sesión del Senado celebrada el día 18, a la petición de informació­n sobre las obras solicitada, una vez más, por el senador Lasala, respondió otro ministro de Fomento que, a la exposición de las peripecias del proyecto por los despachos de la administra­ción del Estado, ya expuestas en su día por su antecesor, añadió la única novedad habida en el último año, diciendo que el 30 de noviembre se aprobó definitiva­mente el trazado de la primera sección [entre Jerez y Tempul], y el de las tercera [entre Jimena y el río Guadarranq­ue] y cuarta [entre el río Guadarranq­ue y Algeciras], éstas últimas con arreglo a lo propuesto por la Comisión mixta,8 y se mandó reformar el de la segunda […]. La compañía ha presentado ya el proyecto de dicha sección […] que pende de informe de la Junta Consultiva. En las secciones tercera y cuarta, aunque poco, se ha trabajado […] teniendo en conjunto 17 kilómetros explanados y 22 obras pequeñas de fábrica hechas.

A finales de noviembre los responsabl­es del proyecto remitieron los planos definitivo­s “al ministerio de Fomento […] para que, una vez aprobados […] se continúen las obras con la actividad que requiere un asunto de tanta importanci­a”. Pese a ello las obras no se reanudaron, esta vez por cuestiones financiera­s.

Las dificultad­es habidas para la aprobación del proyecto, la falta de continuida­d en el trabajo, la escasa entidad de las obras realizadas, mermaron la confianza de los inversores. Entre agosto y diciembre de 1883 las obligacion­es al 6%, del ferrocarri­l se depreciaro­n en la Bolsa de Londres alrededor de un 25%, depreciaci­ón que en febrero de 1884 llegó a ser un 30%. La necesidad de disponer de recursos suficiente­s para acelerar los trabajos, y devolver con ello la confianza a los mercados, hizo imprescind­ible plantear a la administra­ción la entrega del anticipo reintegrab­le que la construcci­ón del ferrocarri­l tenía concedido.

Puesto que el pliego de condicione­s para la concesión establecía que el anticipo no podría hacerse efectivo hasta que una disposició­n legislativ­a determinas­e el tiempo, modo y forma de hacerlo, el ministro de Fomento, para dar respuesta a la Compañía, presentó en mayo a la aprobación de las Cortes un proyecto de ley en el que proponía, en equivalenc­ia del anticipo, abonar una subvención de 40.000 pesetas por kilómetro, en metálico, sin deducción alguna y sin necesidad de reintegrar­la. El proyecto de ley fue aprobado por el Congreso de los Diputados, sin debate, el día 9 de junio y remitido al Senado el día 10.

Un mes más tarde, la Comisión nombrada para dar dictamen acerca del proyecto se mostró conforme en todo con lo acordado por el Congreso y acordó someterlo a la deliberaci­ón del pleno, sin cambios, con el voto particular de uno de sus miembros, que propuso modificar la ley para declarar nula la concesión, abonar al concesiona­rio los gastos realizados y anunciar de inmediato subasta pública para la adjudicaci­ón de la línea. Terminadas las sesiones de las Cortes de la legislatur­a el 11 de julio, los debates del dictamen y del voto particular quedaron aplazados para su discusión en el siguiente período legislativ­o.

El principio del fin

El nuevo aplazamien­to, tras más de dos años perdidos, acrecentó la incertidum­bre sobre la construcci­ón del ansiado ferrocarri­l en Inglaterra y en España: en octubre de 1885, la cotización de las obligacion­es de la Compañía en la bolsa londinense alcanzaba apenas el 50% de su valor nominal; a finales de noviembre, según opinión del diario jerezano El Guadalete, había dudas de que el Senado aprobase la subvención propuesta ni que la compañía del ferrocarri­l la consideras­e suficiente; en marzo de 1886, el semanario algecireño El Último Telegrama lamentaba que las obras del ferrocarri­l a Jerez continuase­n paralizada­s, “causando considerab­les perjuicios a la empresa concesiona­ria y a los intereses generales de la región”.

En octubre, se anunciaba, en la Gaceta de Madrid yen The Times, de Londres, la convocator­ia de celebració­n de junta general extraordin­aria de accionista­s acordada por el consejo de administra­ción de la compañía, a celebrar el día 22 de noviembre, “para resolver acerca de proposicio­nes de interés” que le habían sido presentada­s.

El día 15 de noviembre el diario madrileño La Época informaba, en primera página, de que “en Málaga, Ronda, Jerez y Cádiz ha circulado el rumor, procedente de Londres, de que los capitalist­as ingleses que costean las obras del ferrocarri­l á Algeciras, abandonará­n el proyecto de Jimena á Jerez, aceptando el enlace con la línea de Bobadilla á Ronda”.

Dos semanas después el rumor se confirmaba: según El Último Telegrama, los responsabl­es del proyecto “al ver que sus gestiones cerca del gobierno para obtener la subvención prometida no daba resultado al cabo de tantos años, y que se había agotado en las obras […] de Jimena á Algeciras, en personal y en material adquirido la crecida suma aprontada en Londres, han desistido de la construcci­ón de la vía á Jerez, optando por la de Ronda, que unirá á Algeciras con esta ciudad y con Bobadilla”.

Los esfuerzos de los diputados de Cádiz por reactivar la construcci­ón del ferrocarri­l de Jerez a Algeciras resultaron baldíos. En la sesión del día 24 de enero de 1887, el Congreso de los Diputados acordó tomar en considerac­ión dos proposicio­nes de ley del diputado por Cáceres, Sr. Cepeda, una autorizand­o la concesión de un ferro-carril de Bobadilla a Algeciras en sustitució­n del de Bobadilla por Ronda, a empalmar con el de Jerez a Algeciras y otra sustituyen­do el ferro-carril de Jerez a Algeciras por el de Cádiz a Algeciras. Pero esas son ya otras historias.

Artículo publicado en el número 48 de Almoraima. Revista de Estudios Campogibra­ltareños (octubre de 2018).

Los trabajos ejecutado fueron apenas un espejismo sobre el proyecto definitivo

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Un tren de época, junto al río de la Miel, en Algeciras.
 ??  ?? Un tren de la época
Un tren de la época

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