Resignación y pedagogía con el pase sanitario en Francia
El estreno de la ley es acogido con división de opiniones entre los clientes de los bares La Policía sólo informó, sin sancionar, a quien iba sin pasaporte
Los franceses empezaron ayer a utilizar el controvertido certificado sanitario, cuyo obligatoriedad se extendió ayer también a bares, restaurantes, cafés, trenes y otros lugares que acogen al público, en un primer día marcado por la resignación de unos y la pedagogía de las autoridades antes de poner multas.
Varios altos responsables del Gobierno acudieron en primera persona a velar por la puesta en marcha de la norma, como el ministro delegado de Transportes, JeanBaptiste Djebbari, que asistió a la
Estación de Lyon, en París, donde informó de que los controles afectarán en este primer día a un cuarto de los trenes. En algunos casos se puso en marcha un sistema de registro previo para evitar largas colas en estaciones y aeropuertos.
Djebbari insistió en que se trata de una semana de introducción y, como ya había señalado el ministro de Sanidad, Olivier Veran, la intención es acompañar a los ciudadanos en la puesta en marcha del sistema, especialmente a los vendedores que tienen que controlarlo.
Éste fue el caso del café Rive Droite, en la concurrida zona céntrica de Les Halles, donde la
Policía advirtió a los responsables del establecimiento de que no todos los clientes tenían el pasaporte sanitario en orden, pero se fue sin multar a nadie. En general, controladores y controlados asumían la norma, aunque en buena parte se debe a la imposición y no a la adhesión.
Marina Parengton, camarera, se encontraba por la mañana como clienta en una terraza de París, donde puso en duda la efectividad de la medida. “Para mí no es una buena idea. Los restaurantes han estado cerrados mucho tiempo y hace sólo tres meses que podemos abrir. No es complicado pedirlo, pero no me gusta tener en las terrazas era un tanto desolador debido también al cierre de muchos locales por las vacaciones estivales. Algunos hosteleros lo achacaron directamente al pase sanitario, que debe atestiguar una pauta de vacunación completa o un documento médico de haber pasado la enfermedad en los seis meses anteriores o una prueba de diagnóstico negativa de las últimas 72 horas.
Este pase sanitario, recogido en la ley que fue promulgada el pasado viernes después de que el texto fuera aprobado en el Parlamento y validado por el Consejo Constitucional, extiende el uso del certificado que ya se venía pidiendo desde el 21 de julio en museos, teatros, cines, salas de deporte y cultura con un aforo de mas de 49 personas. Se solicitará también para acceder al hospital –salvo Urgencias–, residencias de ancianos, donde el personal sanitario está obligado a vacunarse antes del 15 de octubre, y otros locales de la Administración.
Las multas van de 135 hasta 3.750 euros y seis meses de cárcel al que reincida tres veces