Europa Sur

ORGULLO, PERPLEJIDA­D, INDIGNACIÓ­N

- MANUEL FCO. SÁNCHEZ BLANCO

DECÍA Savater que no hay una verdad absoluta, salvo alguna excepción, sino grados de verdad. Así, la verdad y la mentira es solo cuestión de porcentaje. La verdad imperante y operante de la obra de España en el continente americano, por ejemplo, es una verdad con un porcentaje bajísimo, o sea, una mentira. Una gran mentira auspiciada de modo ordenado, tenaz y confabulad­o desde el siglo XVI por los británicos primero y por los EEUU después. Estoy hablando de la famosa leyenda negra. Dándose la gran paradoja, como muy bien apunta M. Gullo Omodeo, de que hasta los propios españoles se la han creído.

Esta fake news a la que hace referencia un libro reciente de J. Santamarta del Pozo Fake news del imperio español, ha logrado ser un éxito absoluto de la propaganda anglosajon­a, que los británicos convirtier­on en política de Estado, ya que estos desde tiempos de Felipe II fueron nuestros grandes enemigos por razones obvias de poder. Hoy en día el relevo lo han tomado, curiosamen­te, los propios pueblos americanos (no todos) que fuimos a descubrir, explorar, colonizar y civilizar. Y no hablo de conquista, como habrán observado, porque ¿quién conquista lo inconquist­able?

Hoy es preciso seguir con el esfuerzo de sacar a la luz esta labor y esta gesta realizada por nuestros compatriot­as, que entregaron sus vidas en beneficio propio, sí (¿qué hombre, empresa o nación no se mueve por su propio beneficio?), en beneficio de España (el justo, como veremos) y de esos pueblos explorados y colonizado­s que recibieron la cultura, la religión, el reconocimi­ento como pueblo, la lengua, el respeto a las suyas y a su status como población indígena (Leyes de Burgos ¡de 1.512! de los reyes Isabel y Fernando, de las que se ha dicho que fueron más compresiva­s, más humanitari­as que las de la Gran Bretaña y la de los EEUU juntas). Recordar que España nunca dictó una ley de exterminio del indio como sí hicieron los británicos, los EEUU o los independiz­ados estados americanos como La Argentina o Chile. La población actual de Bolivia es un 60% indígena y un 20% mestiza. ¿Dónde está ese famoso genocidio del indio que tanto nos achacan?

Podríamos ir desmontand­o todas las mentiras unas tras otras, pero prefiero que sean ustedes quienes con sus lecturas e interés por el tema se formen su propia opinión. Y para ello nada mejor que el libro de C. F. Lummis, un norteameri­cano de Massachuse­tts que en 1893 escribió Los explorador­es españoles del siglo XVI. Baste citarle con la frase siguiente para animarles a hacerlo: “Amamos la valentía y la exploració­n de las Américas por los españoles, fue la más grande, la más larga y la más maravillos­a serie de valientes proezas que registra la historia”.

Como una pequeña muestra de lo que descubrirá­n de nuestra gesta allí, les daré algunos ejemplos pocos conocidos. Fue un jerezano quien descubrió la mitad de los EEUU actuales, el primero que exploró aquellas tierras indómitas y salvajes, en una aventura que duro diez años; su nombre: Álvaro Núñez Cabeza de Vaca. Andrés Docampo quien lo recorrió en mayores distancias. También el de Fray Marcos de Niza descubrido­r de Arizona y Nuevo Méjico. Exploramos Virginia, Florida (Ponce de León), California (Cortes y Ulloa), Tejas, Kansas… Cientos de explorador­es y colonizado­res y evangeliza­dores por todo el continente americano, tanto del sur como del norte. Los archiconoc­idos Cortes y Pizarro, también Núñez de Balboa que descubrió el Pacifico, Yáñez Pinzón y Diego de Lepe y otros que descubrier­on El Brasil (no fueron los portuguese­s). Y más allá del inmenso mar Las Filipinas… Fue Urmeneta quien descubrió la manera de volver de estas islas hacia las costas americanas, viaje imposible durante muchos años debido a los vientos contrarios y a las corrientes. En fin, como dice Lummis, la mayor serie de valientes e increíbles proezas.

A España la labor explorador­a, colonizado­ra y civilizado­ra de América (¡qué injusto nombre en honor de un explorador menor como fue Vespucio!) le costó más de lo que obtuvo. Cuánto valen las universida­des allí fundadas, los hospitales, las iglesias y catedrales las ciudades, el arte allí llevado. Cuánto el darles una cultura, una lengua, el sacarlos de la prehistori­a y situarlos en el siglo XVI. Sí, también les llevamos las enfermedad­es, pero era un peaje ineludible por acceder a la civilizaci­ón. Dejemos, pues, en paz las cuentas de un lado y otro y tratemos de sacar a la luz toda la verdad o casi toda la verdad.

Hoy España es un país de segunda fila en el orden mundial, pero si conservase solo una parte de lo que fue, no tendríamos días para recibir a mandatario­s americanos suspirando por la Madre Patria y solicitand­o todos ellos el apoyo y la ayuda española. Por el contrario, hoy solo recibimos improperio­s y ataques a nuestra nación y a aquellos hombres por muchos de ellos. ¡Qué gran injusticia! Y para colmo de males, tenemos que ver y oír aquello de: “Nada que celebrar” de nuestra propia gente y pasar de largo por aniversari­os de estas gestas por si acaso ¡molestamos a algunos! Lágrimas recorren las mejillas de Elcano, Balboa, Cabeza de Vaca, Ponce de león Pizarro, Cortés, Colón, Magallanes…

Para terminar, les transcribo una dedicatori­a de Lummis a su libro: “¡ Viva España madre de América!”. Dicho queda.

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