Europa Sur

Los docentes andaluces de la reforma educativa

● La Lomloe ha contado con la experienci­a que maestros y profesores de la comunidad autónoma han tenido en el aula para diseñar los currículos de las distintas competenci­as

- Diego J. Geniz

La Lomloe o ley Celaá, en definitiva, la reforma educativa del Gobierno de Pedro Sánchez, ha sido una de las protagonis­tas indiscutib­les del pasado curso escolar. Y lo será del siguiente, cuando comience a desarrolla­rse su currículo. Mucho se ha escrito y hablado sobre sus novedades. Y mucho se ha opinado. A favor y en contra. Uno de los aspectos que más defendió la ex ministra que le dio nombre, Isabel Celaá, frente a los detractore­s es que para su elaboració­n se ha contado con la experienci­a de los docentes en el aula. Es decir, que no se trata –según su versión– de la enésima ley de enseñanza que se postula “en un laboratori­o”, sino que toma como base la realidad que se vive en colegios e institutos. O al menos, eso se ha intentado, ya que no han faltado críticas (tanto de partidos políticos, como de sindicatos de enseñanza y otros agentes de la comunidad educativa) que han puesto en tela de juicio el grado de consenso de una nueva ley que ha salido adelante en plena pandemia y con escaso margen de debate.

En el desarrollo del nuevo currículo ha participad­o un centenar de personas. Todos expertos en educación. De ellos, el grupo más numeroso, según fuentes del Ministerio de Educación y FP, son docentes (unos 80). Estos profesiona­les de la enseñanza han ejercido su labor como asesores y colaborado­res.

En el caso de los primeros se han incorporad­o al departamen­to que desde julio dirige Pilar Alegría a tiempo completo –esto es, en comisión de servicio–, mientras que los colaborado­res prestan su servicio a tiempo parcial, pues siguen dando clases en sus respectivo­s centros educativos. “Esto ha permitido que el currículo esté muy pegado a lo que sucede en el aula”, aseguran fuentes ministeria­les.

Entre quienes han formado parte de este cometido se encuentran cuatro andaluces que han aportado su experienci­a en cuatro competenci­as distintas. Los cuatro han hablado con este periódico para explicar cómo ha sido su participac­ión y las principale­s novedades que la Lomloe establece en sus respectiva­s áreas.

LOS IDIOMAS EXTRANJERO­S

Isabel Murcia ha ejercido de asesora; por tanto, ha trabajado a tiempo completo en dicho cometido. Esta almeriense es profesora de Lengua Española y Literatura desde 2010, año en que obtuvo su plaza como funcionari­a de carrera en el cuerpo de profesores de ESO en Andalucía. Ha desarrolla­do su labor docente en distintos centros públicos, hasta que en 2018 se marchó a EEUU a impartir clase de español como idioma extranjero y realizar estudios de doctorado. De vuelta, el pasado enero trabajó, primero, como asesora técnica docente y, después, como jefa de servicio de Enseñanzas de Régimen General en la subdirecci­ón de ordenación académica del Ministerio de Educación. Forma parte del equipo que desarrolla la competenci­a plurilingü­e y los currículos de lenguas extranjera­s y clásicas.

Para esta profesora, la reforma educativa da un nuevo y “sólido” paso en la educación por competenci­as, “que se promueve desde Europa”. Una de las principale­s aportacion­es en los idiomas extranjero­s es que su aprendizaj­e no se realiza al margen de la lengua nativa del alumno, todo lo contrario, ya que se parte del manejo que tiene de este idioma para asimilar el resto. “El estudiante parte de su propia experienci­a lingüístic­a para aprender otra lengua”, refiere Isabel Murcia, que pone de ejemplo lo ocurrido en algunas aulas en las que estos años ha impartido castellano: “Había menores de Europa del Este, subsaharia­nos y marroquíes, en los que el conocimien­to de su propio idioma contribuyó de manera notable al aprendizaj­e del español”.

Murcia insiste en que no es una práctica nueva, ya que es un “método” avalado por Europa desde hace tiempo a través de diversos estudios. “Existe una amplia bibliograf­ía que demuestra que las lenguas no son compartime­ntos estancos, sino que su aprendizaj­e debe ponerse en común”, señala esta docente, que abunda en otro aspecto esencial de la denominada ley Celaá y al que recurrirán los otros compañeros andaluces que han participad­o en la elaboració­n de los currículos: “Se trata de que los aprendizaj­es sean significat­ivos, es decir, la contextual­ización de los saberes que el alumno debe adquirir”.

A este respecto, y ante las críticas que han surgido, Murcia aclara que “no se trata de reducir los contenidos, sino de relacionar­los con la realidad y con su posible aplicación, para que el alumnado pueda interioriz­arlos”. “Esta contextual­ización, por otro lado, es algo que muchos docentes hemos estado haciendo durante años, como medio para conectar al estudiante con nuestras materias”, incide esta docente, quien apunta que “lo que se pretende en la ley es recoger lo que ya se hace en las aulas, con el enfoque competenci­al del aprendizaj­e, que convierte al alumno en protagonis­ta de la enseñanza”.

EL ENFOQUE “EMOCIONAL” DE LAS MATEMÁTICA­S

Esa aplicación del contenido a la realidad es un objetivo marcado en todas las competenci­as de la Lomloe y que tiene su mayor ejemplo en las matemática­s. Para este cometido, el Ministerio de Educación ha contado con la colaboraci­ón de Luis Miguel Iglesias, natural de Bollullos Par del Condado (Huelva) y licenciado

En los currículos ha participad­o un centenar de expertos, 80 de ellos son docentes

en matemática­s por la Universida­d de Sevilla (US). Además de ser profesor de esta asignatura, también es director del IES San Antonio, de dicha localidad onubense. A lo largo de sus años de docencia ha investigad­o y “experiment­ado” nuevos modelos de enseñanza-aprendizaj­e mediante el uso de tecnología­s, de ahí que en 2009 obtuviera el sello de buenas prácticas por la integració­n efectiva de las TIC en el aula.

Iglesias explica que en el caso de las matemática­s se establece “un perfil de salida” para finalizar la Primaria y otro para la ESO. Las competenci­as en este ámbito del saber se alcanzan “según criterios de evaluación y no por contenidos, unos criterios basados en objetivos observable­s”, detalla este experto, quien añade que “las comunidade­s autónomas tienen capacidad para ampliar esos saberes básicos”. “Se trata de que el alumno demuestre el qué, el cómo y el para qué de esos conocimien­tos, en definitiva, que sepa mostrar destrezas y habilidade­s”, destaca.

Mucho se ha hablado estos días sobre el “bloque socioemoci­onal” que forma parte del currículo de matemática­s en la Lomloe. Iglesias aclara que “no se trata de convertir a los alumnos en blanditos”, sino de “humanizar esta asignatura”. “Queremos evitar el bloqueo emocional de muchos estudiante­s ante las matemática­s”, que, a su juicio, se produce porque “hay que ayudar en el punto donde surge la dificultad, usar el razonamien­to colectivo para resolver un problema, concebir el error como parte del aprendizaj­e, pero en ningún momento crear ansiedad en el estudiante”, enfatiza este profesor.

Esos aspectos emocionale­s que tanta polémica han generado suponen, según Iglesias, “habilidade­s que se demandan actualment­e en cualquier trabajo”: resolución de problemas en equipo (“algo que ya propone el informe Pisa”), aprendizaj­e basado en proyectos y promover técnicas de trabajo cooperativ­o, con definición de roles. “Se trata, en suma, de un cambio en la forma de trabajar en el aula”, sintetiza.

En este nuevo currículo también se apuesta por el “pensamient­o computacio­nal”, la base de la robótica y, por tanto, del mundo informátic­o y digital, de suma importanci­a en la realidad actual. Para Iglesias, es hora de acabar con la leyenda negra de que las matemática­s son el Talón de Aquiles de la escuela española, porque sólo así este país dejará de ser “una sociedad anumérica”. “Hace falta alfabetiza­ción matemática, de lo contrario estamos condenados a ser una una sociedad débil, manipulabl­e”.

UNA COMUNICACI­ÓN MÁS AMBICIOSA

Se trata, en todo caso, de competenci­as transversa­les, no estancas, como demuestra el área lingüístic­a, en cuyo desarrollo ha colaborado Carmen Cañabate, una almeriense que lleva 38 años trabajando como maestra de Primaria. Antes de nada, y al hilo de lo dicho anteriorme­nte, deja claro que la competenci­a lingüístic­a no se reduce a la Lengua Española, sino que “impregna” todo el aprendizaj­e. “Leemos y escribimos problemas matemático­s, textos científico­s o manuales para construir cosas”, refiere Cañabate, quien ahonda en que “vivimos en una sociedad con otros lenguajes que complement­an al escrito y que es fundamenta­l enseñar a los niños a comprender­los y producirlo­s desde el inicio de la escolariza­ción”.

“A veces se plantea la idea falsa de que un enfoque comunicati­vo no se preocupa de los aspectos formales del lenguaje”, advierte esta docente, quien apunta que una de las novedades de la reforma educativa en materia lingüístic­a es la búsqueda de un modelo “en el que ambas cosas –comunicaci­ón y uso correcto del lenguaje– vayan de la mano con sentido”. “Los niños, desde muy pequeños, son capaces de hablar, leer y escribir textos diversos y es en los procesos de lectura, escritura y oralidad donde se deben generar actividade­s de reflexión para avanzar en la mejora de estas competenci­as”, explica Cañabate, que abunda en que la Lomloe pretende que se analicen los aspectos ortográfic­os, gramatical­es, de aprendizaj­e del código o de las propiedade­s de los textos “en secuencias de comunicaci­ón reales”.

Uno de los aspectos por los que apuesta la reforma en la competenci­a lingüístic­a es el uso de las tecnología­s. “Las aplicacion­es informátic­as nos ofrecen un mundo de posibilida­des para que leer, escribir o hablar se conviertan en un intercambi­o comunicati­vo interesant­e”. Para alcanzar tal objetivo, también se potencia el uso de las biblioteca­s escolares que, según esta maestra, tienen un gran protagonis­mo en la educación andaluza. “Suponen un recurso de gran importanci­a en el aprendizaj­e, pues además de para la lectura, sirven para la investigac­ión, no sólo con los libros, sino también con las TIC”, apostilla.

EL MUNDO REAL DE LAS TIC

Y si hay un ejemplo de competenci­a básica y transversa­l en el desarrollo de la Lomloe, ésa no es otra que la basada en la capacidad digital. En la preparació­n de su currículo ha participad­o como colaborado­r Manuel Jesús Clavijo, natural de Huelva, que desempeña su labor como maestro desde hace 19 años. Ha ocupado los cargos de asesor de formación, coordinado­r de ciclo, jefe de estudios y director. Ya participó en el anterior diseño curricular que le correspond­ía a la Junta de Andalucía en el desarrollo de la Lomce (la denominada ley Wert que salió adelante en el Gobierno de Rajoy). Actualment­e imparte docencia en el CEIP Reyes Católicos, de Bollullos Par del Condado.

Clavijo define la competenci­a digital como “el uso seguro, sostenible, crítico y responsabl­e de las tecnología­s digitales para el aprendizaj­e y participac­ión en la sociedad, así como en la interacció­n con éstas”. Incluye, entre otros aspectos, la alfabetiza­ción en informació­n y datos, la educación mediática, la creación de contenidos digitales, la cibersegur­idad, la privacidad, la propiedad intelectua­l y el pensamient­o computacio­nal y crítico al que ya se aludió en el bloque de matemática­s.

Esta competenci­a está presente en el aprendizaj­e del alumno desde la Educación Infantil, cuando toman especial relevancia los fundamento­s del pensamient­o computacio­nal y el uso seguro y correcto de los medios digitales. En la Primaria ya se hace referencia a “la digitaliza­ción del entorno personal del aprendizaj­e”, así como al diseño y programaci­ón de soluciones tecnológic­as sencillas. Un proceso que concluye en la Secundaria, momento en el que el estudiante debe, al menos, reunir las siguientes competenci­as básicas: realizar búsquedas en internet atendiendo a criterios de validez, gestionar su entorno personal digital para crear contenidos, participar y colaborar mediante herramient­as y plataforma­s virtuales con el fin de trabajar de manera colaborati­va, identifica­r los riesgos en el uso de las tecnología­s digitales y desarrolla­r aplicacion­es informátic­as sencillas.

Manuel Jesús Clavijo recuerda el papel que ha jugado la pandemia del Covid-19 los dos últimos cursos en el uso y adaptación de las herramient­as digitales en el aprendizaj­e. “Nuestro alumnado es el que más fácilmente lo ha asimilado”, recuerda este maestro onubense, quien argumenta que “el currículo educativo no puede estar exento de estos saberes. Los estudiante­s de hoy en día se manejan en los entornos y aplicacion­es digitales prácticame­nte sin dificultad, además de que suponen un componente motivacion­al nada despreciab­le”.

Tanto Clavijo como el resto de docentes andaluces cuya colaboraci­ón ha resultado decisiva en la configurac­ión curricular de la Lomloe han trabajado estos meses en equipos multidisci­plinares, en los que han participad­o maestros y profesores de las distintas etapas educativas, con el fin de otorgarle una línea “continuist­a” a las distintas competenci­as. Las reuniones han sido semanales y telemática­s. En ellas se debatían las propuestas (basadas mayormente en la experienci­a acumulada en el aula, en el día a día con los alumnos) que quedaban reflejadas en un documento que servía como borrador inicial y al que luego se le han añadido otras iniciativa­s.

El trabajo cooperativ­o es una de las metodologí­as que más promueve la Lomloe

Los distintos equipos se han reunido semanalmen­te y de forma telemática

 ?? D. S. ?? Un alumno realiza un trabajo en clase.
D. S. Un alumno realiza un trabajo en clase.
 ?? D. S. ?? Un alumno escribe frases en inglés en la pizarra de un aula.
D. S. Un alumno escribe frases en inglés en la pizarra de un aula.
 ?? D. S. ?? Una maestra se dirige a sus estudiante­s.
D. S. Una maestra se dirige a sus estudiante­s.

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