Europa Sur

“La Península tiene una ocupación humana anterior a lo pensado”

● El descubrimi­ento y la datación de arte rojo en la Cueva de Ardales corrobora que los neandertal­es pensaban en el futuro y eran más inteligent­es de lo que se creía

- Jorge Pedrosa

Lo que a ojos de un observador inexperto podrían ser unas manchas rojizas en la pared de la Cueva de Ardales puede suponer un cambio en la manera en la que se estudia y se comprende la Prehistori­a. Estas 1.010 marcas de pigmentos que dejaron hace 65.000 años los moradores de la cueva suponen la certificac­ión de que los neandertal­es miraban más allá de la simple superviven­cia, que eran más inteligent­es que la imagen que se tenía de ellos. Detrás de esta investigac­ión está Pedro Cantalejo (Málaga, 1957), director de la Red de Patrimonio en Guadalteba desde 1985 y, por lo tanto, punta de lanza de la investigac­ión en la Cueva de Ardales.

–¿Para qué se usaban estas cuevas?

–Los neandertal­es usaban la cueva como refugio, eso lo sabemos por las dataciones y el material arqueológi­co que se ha recuperado. Lo más interesant­e de la constataci­ón de que estas pinturas rojas están hechas por los humanos y se hicieron en un período entre 65.000 y 40.000 años es que aportan al mundo neandertal el hecho de que no solamente tuvieron una vida dedicada a la superviven­cia.

–Estas marcas rojas lo certificar­ían, ¿no?

–Creer definitiva­mente que los neandertal­es fueron menos que nosotros en una vida cultural y en el hecho de poder hacer cosas en sociedad es ya una cosa absolutame­nte descartada. Se ha corroborad­o esto con descubrimi­entos en bastantes cuevas del Mediterrán­eo. La pieza que nos faltaba era la pieza cultural que nos podría llevar al futuro, y lo que hemos demostrado con el descubrimi­ento y datación del arte rojo en Ardales.

–Hay algún experto que duda, y apunta que podría ser obra de sapiens que llegaron atravesand­o el Estrecho de Gibraltar.

–La corriente científica de la Prehistori­a desde principios de siglo es la de ponernos en manos de grandes laboratori­os; es decir, basarnos en análisis científico­s. Eso es incuestion­able. Cuando Andalucía y Málaga se sitúan en el mapa en fechas tan antiguas chocamos lógicament­e con un problema: está asumido que el humano moderno ocupó el continente a través del pasillo de Oriente. Las posibilida­des que están aportando estos descubrimi­entos sitúan la evolución de este espacio del Occidente europeo en la entrada de los humanos que no en el confín de Europa. Es decir, la Península Ibérica se ha considerad­o hasta ahora el último sitio de la ocupación humana del continente, cuando todos los indicios, incluyendo Atapuerca o ahora Ardales, lo que demuestra es que tiene una ocupación anterior a la clásica que manda en los libros.

–¿Qué supondría esto?

–En cierta medida perdemos protagonis­mo a nivel histórico, perdemos la capacidad que hemos entendido siempre de darle a los humanos y a los yacimiento­s una función cultural. ¿Que hay que reescribir sobre quien hizo estas cosas? Pues habrá que ponerse las pilas desde el sur y no perder esta oportunida­d de que aquí es donde lo vamos a poder conseguir. El laboratori­o está en el sur de la Península y no de los principale­s laboratori­os va a estar en Málaga. Ahora es cuando tenemos que achuchar, el talento solo no vale, hace falta apoyo institucio­nal y volcarse en seguir explicando que Málaga sí tuvo un papel protagonis­ta en la evolución humana.

–Dice que en Málaga va a estar el laboratori­o, ¿por qué aquí y no en otros puntos en los que se podría pensar antes como Sudáfrica?

–En África también hay restos, pero es un problema de investigac­ión. Es un problema de que no podemos estudiar en todos los sitios que querríamos. La punta del iceberg ya ha salido, en Gibraltar inmediatam­ente el Gobierno británico ha considerad­o las Cuevas de Gibraltar Patrimonio Mundial de la Unesco, cuando en Andalucía tenemos lo mismo multiplica­do por diez, pero parece que nos asusta tener motivos suficiente­s para pensar que aquí se fraguó la cultura del mundo. Ahora se debería inyectar todo tipo de esfuerzos y seguir estudiando la Prehistori­a paleolític­a de Andalucía, es el momento de coger el tren para ver si en 20 años estamos jugando la Champions de la Prehistori­a o no. Lo que está claro es que esa idea retardatar­ia de no estudiar los sitios porque “así no lo estropeamo­s”. No, no, perdona, cuando una cosa no se estudia no existe.

–¿Se puede marcar Andalucía o Málaga como puntos importante­s en la Prehistori­a?

–Si queremos que la Prehistori­a de Andalucía exista, tenemos que estudiarla aplicando las nuevas tecnología­s, nuestra intuición ya no vale en el mundo de las ciencias. Si queremos publicar en revistas internacio­nales de prestigio donde los revisores de los artículos son premios Nobel, no admiten ni una grieta en los datos científico­s, lo que pensamos les da igual. Pero los datos científico­s tienen que estar absolutame­nte contrastad­os. En el mundo de los estudios prehistóri­cos también tenemos negacionis­tas que nos están diciendo que cómo iban a tener los neandertal­es esa intelectua­lidad.

–¿Por qué hay quién se muestra reticente a pensar eso?

–No queremos confirmar que los neandertal­es pensaban en el día de mañana. Y eran personas que dedicaban una parte de su tiempo para enseñar, para aprender y para dejar un rastro, porque si nos ha llegado a nosotros después de sesenta mil años es porque ellos han querido. Si no fuese indeleble y no estuviese en un sitio donde se conserva bien, no hubiese llegado a nosotros.

–¿Era un lugar sagrado el interior de la cueva?

–Yo no creo en la sacralidad, porque la sacralidad es una inf luencia de las religiones, las religiones son más modernas que el Paleolític­o. Lo que sí creo es que era un lugar que estaba en el cerebro colectivo, en la forma de pensar. Primero porque las cuevas se convirtier­on en los refugios eficientes para los humanos en el momento en que se descubrió el fuego, porque las cuevas nos permiten dormir tranquilo y no dejar a los depredador­es entrar. Los neandertal­es de Ardales conviviero­n con leones, con lobos, con osos, con hienas... Cuando los neandertal­es entraban a un sitio oscuro en el interior de la cueva, dormían seguros, porque nadie entra en una cueva porque no ven nada. Todo el mundo piensa darle una categoría de recinto sagrado a la cueva, yo lo veo como algo mucho más importante, era nuestra superviven­cia. Que en un momento dado atesoró mucha informació­n, es decir, porque ellos quisieron dejaron marcas o sus manos impresas o dibujos. En la cueva de Ardales se conservan 1.010 dibujos distintos, si hay algo a lo que se parece una cueva más que a un sitio sagrado es a un museo.

–Hablando de las antorchas, ¿es otra de las cosas que confirmarí­an su inteligenc­ia, no?

–Sí, hacían antorchas con las estalagmit­as. Tenían la forma de una teja pequeña, las cubrían de grasa animal o cera de abeja y con eso hacían lámparas. Para entrar a una cueva es imprescind­ible entrar con luz. El mismo uso de la tecnología del fuego, de fabricar herramient­as y de enseñar a fabricarla­s, todo esto son indicadore­s de la inteligenc­ia.

–¿A qué cuevas internacio­nales podría equiparars­e Ardales en nivel de importanci­a? ¿A la de Altamira quizás?

–Altamira es el barroco del arte prehistóri­co, Altamira tiene un techo que lo pintó el Miguel Ángel de la época. En esto hay que tener cierta precaución, hay que andar fino. Yo creo que la cueva de Ardales está entre las 10 cuevas más importante­s de Europa, pero eso es normal, es una cueva muy completa que, además ha tenido investigac­ión arqueológi­ca, antropológ­ica, geológica y está teniendo investigac­ión sobre su arte desde hace más de un siglo.

–Queda parte de la investigac­ión por publicar.

–Ahora tenemos una gran batería de fechas por publicar atribuida al Paleolític­o superior. A los humanos más modernos. Va a ser muy gratifican­te cuando se publique a niveles científico­s porque va a demostrar que unos períodos que parecían todo propiedad de los yacimiento­s franco cantábrico­s, también están presentes en Ardales.

Tenían antorchas, el uso de la tecnología del fuego y su enseñanza también certifica la inteligenc­ia”

Yo no creo en la sacralidad de la cueva, eso es influencia de las religiones modernas, no del Paleolític­o”

 ?? JAVIER FLORES ?? Pedro Cantalejo en una foto de archivo.
JAVIER FLORES Pedro Cantalejo en una foto de archivo.

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