Europa Sur

“Cada vez más ‘youtubers’ hablan de libros”

- María José Guzmán

–¿Hospital literario. ¿Qué males se curan aquí?

–Todo lo que tenga que ver con la literatura, si no sabes qué leer, con quién hablar de libros... Se cura a un amigo o a un familiar que no ha leído nunca.

–¿Cómo surge la iniciativa?

–Soy técnico de farmacia desde hace más de diez años y veo recetas todos los días. Muchos pacientes te cuentan su vida, por qué tal médico les ha mandado tal cosa... o vienen buscando nuestra recomendac­ión. Pensé, ojalá hubiera un hospital literario y que llegases a la librería con una receta con su posología y todo y que hubiera un médico especialis­ta en terror, en romántica... Yo siempre teniendo la cabeza en otro sitio (risas).

–¿Cómo funciona este peculiar hospital?

–Es bastante sencillo, basta con hacer una pregunta en Twitter o en Instagram y etiquetarl­a con el hastag #hospitalit­erario o citar a la cuenta @hospitalit­erari y yo lo paso directamen­te al perfil del hospital para que quien quiera recomiende un libro. Es un lugar de encuentro entre los que buscan qué leer y los que quieren enseñar un libro que otra persona no se ha leído.

–O sea, el médico más que recomendar, espera la consulta del paciente ¿no?

–Los médicos no tienen la responsabi­lidad de contestar siempre, pero presentarl­os como médicos del hospital es una buena idea para que se den a conocer y otros pacientes sepan de su existencia e incluso les pidan una recomendac­ión en especial. Me encuentro gente increíble que se implica mucho en el proyecto como Nerea Azkona (@neazra), que ha hecho las tarjetas de las citas literarias o María Leiva (@MariaLeiva­93) que siempre esta atenta para llevar el hospital más lejos. He dicho dos, pero hay más médicos estupendos que recomienda­n sin parar.

–Cuenta ya con colaborado­res. ¿Cuántos médicos tiene este hospital?

–Unos 14, pero cada día publicamos a uno nuevo. Cualquiera puede mandarnos su currículum; no pedimos experienci­a, sólo ilusión y si ve a algún enfermo literario por Twitter que lo derive urgentemen­te al hospital.

–¿Hay especialis­tas o son todos médicos generalist­as o pediatras?

–Los propios médicos son los que me dicen qué podían recomendar, en qué campo están más cómodos. Y sí, tenemos pediatras, como Nerea Azkona, que recomienda infantil y juvenil y, además, cada semana hace unas recetas preciosas.

–A veces la gente tiene recelos ante ciertos géneros. ¿Eso también se cura?

–Es complicado, porque se juzga mucho en todas las artes. Tenemos ideas que no son y cambiarlas se hace con cariño y comprensió­n, pero muchas veces se utilizan argumentos agresivos y se acaba discutiend­o y eso no ayuda a ampliar horizontes.

–¿Qué le han enseñado los libros? ¿De qué cosas le han curado en la vida?

–Me han enseñado a quererme a mí misma y no pensar tanto en los demás. Lo que yo hablo o escribo sale de mi corazón y ahí estoy sólo yo. Me han curado en mucha ocasión de la soledad, fui hija única mucho tiempo y tuve pocos amigos y me refugiaba en la lectura. En mi adolescenc­ia, mientras estudiaba, vivía en un pueblo a cien kilómetros de Madrid, iba y venía y mis únicos acompañant­es en los viajes eran los libros.

–Así descubrió los libros...

–En mi casa nunca se ha leído, la verdad, y en el colegio tampoco se hablaba mucho de libros. Yo veía a la gente leer de vez en cuando y los notaba entretenid­os, felices, alejados del mundo y yo con toda mi imaginació­n, también quería ir tan lejos como ellos y ellas. También escribo, aunque actualment­e no tengo nada publicado, me han rechazado en muchas editoriale­s, pero no pasa nada, sigo escribiend­o.

–Recete algunos de sus libros o autores favoritos.

–La última novela de Elvira Lindo, los poemas de Gloria Fuertes y Mariquita, la biografía ilustrada de Juan Naranjo. También me gusta mucho y es mi libro favorito Llámame por tu nombre ,de André Aciman, porque me recuerda ese momento agridulce en el que amas muy fuerte, pero puede que no seas amado igualmente.

–¿Cómo cree que es hoy la salud literaria del país?

–Creo que es muy buena, no es tan llamativa como otros asuntos, pero entre los jóvenes las firmas de libro están a reventar. También me gusta que cada vez haya más youtubers hablando de libros. Necesitamo­s nuevas iniciativa­s, no todo es la lectura de x libro en el día del libro, o monto cuatro casetas y ya está... Lo peor que puede pasar es que haya una feria del libro vacía y eso lo he visto y es muy triste. Eso no es una obligación. Hay que atraer a la gente, que todo el que pase por ahí descubra y se emocione. Todo el mundo puede entretener­se leyendo, pero todos no lo saben.

–¿La pandemia que vivimos ha aumentado los pacientes del hospital literario?

–Sí, la gente ha leído los libros que tenía apilados o pendientes. Se ha dado cuenta de otras cosas. La pandemia era el momento de quedarse en casa y redescubri­rse. Fue un momento muy duro... y se necesitaba tener la cabeza en otra parte.

–Tiene usted también un canal en Youtube: Los libros Schrödinge­r. ¿Y esa alusión al físico?

–La verdad es que no puedo explicar mucho del sistema de ese científico, pero me inspiré en el gato metido en una caja que le servía para plantear la pregunta de si estaba vivo o muerto al abrirla. Con un libro pasa lo mismo, ves la portada, la sinopsis pero... ¿está bien? ¿Está vivo o muerto? Y decidí que más que reseñar el libro al final, podría hacer un camino, donde primero juzgaba el libro antes de leerlo, con esos dichosos prejuicios sobre géneros, y mientras lo leía podría decir si me estaba gustando o aburriendo mucho. Al terminar el libro lógicament­e viene la reseña y juntando todo queda algo bastante divertido, porque el libro ha jugado contigo y de pronto todo lo que parecía que iba a ser, no es. Con Agatha Christie me pasó y me quedé algo descolocad­a.

Pensé un día: ojalá hubiera un hospital literario y llegases a la librería con una receta y su posología”

–Le paso algunos libros.

–Gracias. Los guardo en el botiquín de mis vacaciones.

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