El restaurante que invita a la siesta
● ’Finca Alfoliz’, en Huelva, es el nuevo local de Xanty Elías que conectará con la naturaleza desde el 7 de septiembre
Mucho antes de la pandemia y del cierre el pasado febrero del único restaurante con estrella Michelin en Huelva, Acánthum ,su artífice, Xanty Elías, planificaba la apertura de Finca
Alfoliz, un espacio en el municipio onubense de Aljaraque que desde el próximo 7 de septiembre ofrecerá reencontrarse con la naturaleza, con una propuesta culinaria basada en el producto y la candela, y que invita a recuperar la siesta.
Ganador este año del considerado ‘Nobel de la
Gastronomía’, el Basque Culinary World Prize por su trabajo en la educación alimentaria infantil a través de la iniciativa Los niños se
comen el futuro, con la que desde 2018 apuesta por incorporar la asignatura de
Cultura Gastronómica en escuelas de Primaria, Elías no abandona la alta cocina, ya que al mismo tiempo trabaja “en un proyecto gastronómico de nivel” en el puerto de Huelva.
Finca Alfoliz, cuyo nombre hace referencia al lugar donde antiguamente se guardaban las cosechas con las que se pagaba el diezmo, fue comprada por sus padres “en pesetas en 1978”, la residencia de este cocinero onubense hasta 2015 y desde ya su nuevo proyecto gastronómico: “10.000 metros cuadrados de naturaleza, con cultivos y un modelo sostenible a la vista de todos”.
La idea es que sus comensales, incluidos los más pequeños –en conexión con su lucha en favor de la educación alimentaria infantil a través de la Fundación Prenauta– conozcan el origen de muchos de los productos que van a consumir, que coman “cien por cien onubense” y que después puedan disfrutar de una siesta bajo parras o de una charla con copas al aire libre.
El hilo conductor de la cocina es la candela a base de brasas de encina, de olivo y naranjo, recordando esa antigua forma de cocinar sobre las ascuas de chimeneas que además servían para calentar las casas. “Una cocina sabrosa, libre y con los pies en la tierra, en la que la verdura de temporada de nuestros huertos y la carne madurada protagonizan una carta viva que f luye con la naturaleza”, explica en su web.
Ni barbacoa ni parrilla, especifica quien ha diseñado una carta con propuestas como aguacates a la brasa con sopa fría de tomate rosa y pan avinagrao, cebolla frita con cinco salsas, gambas blancas de Huelva a la brasa, presa de paleta de bellota con ajos asados y un arroz con leche de su madre con el que “desafía” a maestros asturianos como Marcos Morán, con una estrella Michelin en Casa Gerardo (Prendes). “Me encantaría que lo probase, es una locura”, asegura.
Su propuesta culinaria, que puede degustarse tanto al aire libre como en un comedor interior y en reservados, es “apta para todos los bolsillos” (entre 30 y 35 euros de media), pero sobre todo destaca su conexión con el terruño, ya que los vegetales que no provienen de Finca Alfoliz llegan de un puñado de hortelanos del entorno, así como la posibilidad de conocer su origen sobre el terreno: “Si alguien viene con tacones, se hundirá en la tierra”, bromea.
Las cartas digitales le permiten dar un paso más en este “modelo de gestión sostenible”: “El comensal puede recibir la carta de ese día en su correo, darse un paseo por la huerta y ver que si no hay tomates frescos, no se le ofrecerán”.
La apuesta de un restaurante que quiere volver a conectar al comensal con la naturaleza y hacerle partícipe de su conservación.