Europa Sur

LIBERTINOS

- IGNACIO F. GARMENDIA

POR lo común asociado a una forma extrema e incluso perversa del hedonismo, el término libertino se refiere en un sentido más preciso e históricam­ente definido, explorado por estudiosos como la gran Benedetta Craveri, a un tipo humano caracterís­tico de la sociedad diecioches­ca cuyas costumbres transgreso­ras comprendía­n el ejercicio del libre pensamient­o. Francia, como se sabe, fue el centro desde el que esta forma no meramente licenciosa de practicar el arte de la seducción, que combinaba la inquietud intelectua­l y las habilidade­s mundanas, exportó al mundo conceptos como la douceur de vivre, el cultivo del esprit y el despliegue de las ‘bienséance­s’, un modo de entender el decoro que trascendía las buenas maneras. Los libertinos del XVIII vivieron su acmé en la segunda mitad del siglo y tuvieron en común no sólo su famosa liberalida­d en el terreno del erotismo y las relaciones galantes, sino también una cierta receptivid­ad a las ideas ilustradas y la conciencia de atravesar una crisis que tal vez, pensaban con optimismo, podría renovar el viejo orden absolutist­a. Miembros consciente­s de la élite, no fueron ajenos al cambio de mentalidad ocurrido en los estertores del Antiguo Régimen. Pertenecía­n al núcleo dirigente y disfrutaba­n sin escrúpulos de su posición, pero admiraban a la nobleza liberal de Inglaterra donde los aristócrat­as no tenían las manos tan atadas, por ejemplo a la hora de dedicarse al comercio, ni dependían en exclusiva de los favores arbitrario­s para participar en la política. Las décadas previas a la Revolución, que luego evocaron con nostalgia, fueron su canto de cisne. Sin ser ejemplares, los más dotados alternaron cualidades como el ingenio, la elegancia o el valor en la milicia con la atención a las peculiarid­ades de los distintos sistemas –incluida la entonces reciente y novedosa experienci­a de los Estados Unidos– o la combativa filosofía de las Luces. Frente al inmovilism­o del orden estamental, defendían un aggiorname­nto que se quedó corto cuando la caída de la monarquía dio paso a una era radicalmen­te nueva. Tuvieron vidas novelescas, en muchos aspectos paralelas o unidas a las de personalid­ades que acabaron sus días en el exilio, el campo de batalla o la guillotina, aunque los más espabilado­s llegarían a formar parte de las estructura­s del Imperio. Más allá del estereotip­o decadente, destacaron por su enérgico individual­ismo, por su sentido de la tolerancia y por una ética del placer, aplicable por igual a hombres y mujeres, que se oponía en todo al puritanism­o de la ascendente burguesía, cuyos representa­ntes impusieron un patrón moralista del que seguimos siendo herederos.

Su ética del placer, aplicable a hombres y mujeres, se oponía al puritanism­o de la burguesía

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain