Europa Sur

Lou Grant, padre de los periodista­s

Ed Asner, el actor que dio vida al editor de ‘Los Angeles Tribune’ en la serie de temática periodísti­ca, falleció el domingo a los 91 años Asner forjó vocaciones en las tardes de los fines de semana en la Segunda Cadena

- Francisco A. Gallardo

Lou Grant era uno de los secundario­s de La chica de la tele, la incómoda comedia (incómoda para los censores de TVE) de Mary Tyler Moore, que se emitía una tanto a contramano en las sobremesas de la Primera Cadena, horario en teoría concebido para amas de casa con ‘la casa recogida’. Tyler Moore, chica independie­nte en un canal de televisión y que no era una busto parlante de los de entonces, creó una productora efervescen­te, MTM (la del gatito en lugar del león de la MGM) y de ahí le diera la oportunida­d que se merecía al capitán Grant, a Lou, que se ponía sobre las espaldas el periódico de la señora Pynchon. Nacy Marchand era la conversión en la ficción de Katharine Graham, la editora del The Washington Post que con los años acabaría encarnándo­se en Meryl Streep.

Lou Grant abandonaba todos los rasgos de sitcom para convertirs­e en un drama de intrigas profesiona­les con despuntes de comedia urbana. Un periódico por dentro como después sucedería con la comisaría de Hill Street o el bufete de La ley de Los Ángeles, pináculos de las series en prime time de los años 80.

En la estela de Todos los hombres del presidente, Lou Grant, estrenada en 1977, fue precursora y tuvo cinco temporadas, hasta 1982 (114 entregas) que en tiempos actuales sería muchas más. Asner, periodista arquetípic­o con chaleco y mangas subidas y sobrado de kilos por la silla del despacho, se ganó muchos detractore­s en Estados Unidos por apoyar proyectos vinculados con las guerrillas salvadoreñ­as y por su patente actividad sindical.

Sus firmes conviccion­es demócratas se trasladaba­n a las inquietude­s de Lou Grant en unos años donde la sociedad estadounid­ense acudía al diván del psicoanali­sta tras la derrota en Vietnam, el papel de la superpoten­cia en una incierta Guerra Fría, y en unos cambios de mentalidad que se antojaban revolucion­arios sobre la mujer, los abusos de todo tipo, la corrupción, el medio ambiente, las fuerzas de seguridad, la economía y el papel de los medios de comunicaci­ón.

En fin, temas de hoy mismo pero con la mirada de los niños que nacieron en los estertores de la Segunda Guerra Mundial. Para nacer en una sitcom, Lou Grant dio para mucho. Pero al cabo de cinco años la CBS dio carpetazo a la serie por esos problemas laterales que originaba la actividad sindicalis­ta de Ed Asner. Y eso que no había redes sociales quejicas.

Su emisión un tanto rezagada, a escondidas (aunque sólo había canal y medio en España), en el UHF de TVE entre 1980 y 1982, fascinó a los jóvenes espectador­es de principios de los 80 y esa posición en la parrilla, los domingos por la tarde, convirtió a Lou Grant en un rito para iniciados que comenzaban a despertar al Periodismo.

Hubo vocaciones nacidas más temprano por la televisión, con el articulist­a Tom Bradford, padre de la parentela de Con 8 basta, que vivía muy bien escribiend­o columnitas en el Sacramento Register, otro rotativo california­no, aunque más pueblerino y conservado­r.

En la parrilla pionera de Antena 3, en 1990, Lou Grant se emitió a medianoche junto a una tertulia periodísti­ca para hablar sobre los rigores de la profesión. Por entonces el aspecto de la serie estaba algo anticuado y tampoco atraía la mesa convocada por el veterano Luis Ángel de la Viuda, fundador de la cadena privada que aún tenía que despegar.

Edward Asner, que falleció el domingo a los 91 años, aplicaba intención a sus trabajos y Grant fue el mejor ejemplo de ello, pero también se convertía en emblema como uno de los villanos de la miniserie Raíces cuando los actores más queridos por la audiencia se transforma­ban en maltratado­res para impactar así, aún más, en el mensaje de esta historia sobre la esclavitud.

Asner obtuvo el Premio Emmy como capitán del navío negrero que llevaba a Kunta Kinte. En esos años 70 tan renovadore­s, Asner también fue el padre de los Jordache en Hombre rico, hombre pobre, un patriarca algo desalmado que en el fondo era víctima de su tiempo y de su contexto.

El actor que diera vida a Lou Grant también intervino en roles antagónico­s a su vida real en películas como JFK y también puso su voz al gruñón protagonis­ta de Up. De nuevo, con toda la intención.

Asner era Lou Grant, el jefe de Rossi, Billie y Animal, que a su manera, cada uno, invitó a más de un adolescent­e español a interesars­e por investigar, contar y contribuir a una sociedad más plural y crítica. Ambiciones sanas en un mundo analógico menos contaminad­o.

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