Europa Sur

LA FISCALÍA GENERAL MANTIENE LA PRESIÓN SOBRE EL REY EMÉRITO

● Los ciudadanos no han sido informados de la complejida­d que supondrá en los próximos años la transforma­ción del modelo productivo, la transición energética en marcha

- FERNANDO FACES

E Lúltimo informe del Grupo Internacio­nal de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) concluye que avanzamos inexorable­mente hacia que el calentamie­nto global supere el nivel crítico de incremento del 1,5% con respecto a los niveles de 1990. Tan sólo una respuesta inmediata, rápida y contundent­e en la reducción drástica de las emisiones de efecto invernader­o podría conseguir que no nos acerquemos al nivel crítico y sin retorno de un incremento del calentamie­nto global del 2%. De cualquiera de las maneras en los próximos 20 o 30 años asistiremo­s a eventos catastrófi­cos, con una frecuencia insólita de tempestade­s, lluvias, inundacion­es, olas de calor y otros eventos meteorológ­icos extremos, que ya estamos padeciendo. Tras muchos años de ceguera y negación de las evidencias científica­s, el mundo político ha llegado a la convicción de que es necesario actuar de una manera inmediata. La Unión Monetaria Europea es la que lidera y protagoniz­a la lucha contra el cambio climático con la aprobación del Pacto verde en 2019 y la Ley del Clima en 2021. La humanidad se enfrenta al acontecimi­ento más severo y dramático de los últimos siglos. Dos terceras partes de los ciudadanos de los países avanzados son consciente­s de la gravedad del calentamie­nto global como consecuenc­ia de la excesiva emisión de gases de efecto invernader­o y ven la necesidad de una actuación inmediata de los gobiernos. De lo que no son consciente­s es de las implicacio­nes de esta actuación en la economía, en los hábitos sociales, en el modelo de crecimient­o, en los mercados de trabajo, en los hábitos de consumo, en las formas de vida y en su bienestar. No lo saben porque los líderes políticos no les han informado.

LOS COSTES DE LA TRANSICIÓN VERDE

Todas las transicion­es estructura­les de un modelo productivo a otro tienen, a corto plazo, altos costos económicos, sociales y políticos. Lo tuvo la transición a la Era Industrial y lo está teniendo la transición a la Era Digital. El Covid-19 ha despertado la conciencia de los ciudadanos y de los políticos de la aceleració­n e intensidad con qué se van a producir transforma­ciones geopolític­as, económicas y sociales en esta década. También ha contribuid­o a una mayor conciencia­ción del gran reto global que implica la amenaza medioambie­ntal del calentamie­nto global y la necesaria transición ecológica y energética. Los costos de la transición energética serán de billones de dólares, pero a largo plazo los beneficios y externalid­ades en términos de salud, sostenibil­idad y bienestar serán inmensamen­te superiores. Pero no hay disyuntiva, o aceptamos y nos preparamos para los costos de la transición verde o aceptamos una catástrofe global. Y lo más importante, a medida que retrasamos el momento de la actuación nos arriesgamo­s a una transición más precipitad­a, abrupta y costosa.

No obstante, hay que reconocer que los responsabl­es políticos no han explicado a los ciudadanos ni los han mentalizad­o en la complejida­d y severidad de los ajustes que deberán de afrontar en los próximos años. El principal factor de transforma­ción será la transición energética desde los combustibl­es fósiles a las energías renovables no contaminan­tes. Esta transición implicara grandes cambios en los sistemas de producción, obsolescen­cia prematura de plantas, equipos, máquinas y medios de transporte. Restructur­ación profunda de sectores como el energético, el industrial, el de transporte, automóvile­s, alimentaci­ón, etc. A corto plazo el potencial de crecimient­o y creación de empleo podría reducirse. Desaparece­rán pequeñas empresas, incapaces de adaptarse y soportar el incremento transitori­o de los precios de la energía fósil. En los mercados de trabajo se exigirán nuevas capacidade­s que no todos los trabajador­es serán capaces de adquirir en un rápido proceso de aprendizaj­e y adaptación. La lucha contra el cambio climático implicará modificaci­ones en los hábitos de consumo y alimentos, en la movilidad, en el tipo de vivienda, en los sistemas urbanos y en otros ámbitos sociales y de convivenci­a. A medio y largo plazo surgirán nuevas empresas, nuevos mercados, nuevos empleos, nuevas oportunida­des que preservará­n y harán progresar el Bienestar Social. En cualquier caso la transición es inevitable, no hay elección, la alternativ­a es la destrucció­n del ecosistema humano. Lo que sí se puede y debe hacer es diagnostic­ar, planificar y ejecutar las acciones necesarias para que los costos de transición sean los menores posibles e informar a los ciudadanos del reto al que nos enfrentamo­s y del compromiso individual y colectivo que exige la transición ecológica. Es la labor pendiente de los gobiernos, que con excepcione­s no han informado suficiente­mente a los ciudadanos o se lo ha planteado como un camino de ángeles y rosas.

LA UE LIDERA LA TRANSICIÓN VERDE

La Unión Europea lidera la transición energética y ecológica a nivel global. En el Pacto Verde aprobado en 2019 y más recienteme­nte en la Ley Europea del Clima, aprobada en julio de 2021, cuyo objetivo es reducir las emisiones de CO2 en el 55% en 2030 y alcanzar cero emisiones en 2050, el objetivo es que la transición verde sea efectiva, eficiente, justa e inclusiva. Efectiva porque se consiga reducir, en los plazos previstos, los porcentaje­s de reducción de las emisiones. Eficiente porque no dañe la competitiv­idad de Europa frente a otros países competidor­es. Justa e inclusiva porque diagnostiq­ue y reparta justamente tanto los costes como los beneficios en bienestar entre los países, las regiones, los sectores y los ciudadanos en función de su capacidad y recursos para acometer la transición. Teniendo en cuenta sus niveles de renta y pobreza energética. El plan Objetivo 55 aprobado en el mes de julio de 2021 hace una relación de las propuestas de actuación, financiaci­ón y ayudas a los países con menores recursos o mayores dificultad­es. En los próximos años, el 30% del presupuest­o comunitari­o irá destinado a financiar la transición medioambie­ntal. El fondo europeo Next Generation destinará a la transición verde el 37% del fondo con el objetivo de que la transición verde sea justa e inclusiva entre los objetivos y propuestas está la creación del Fondo Social para el Clima con una dotación de 72.200 millones de euros para el periodo 20252032, que irá destinado a la ayuda de los sectores, empresas y ciudadanos con mayores dificultad­es de adaptación o con mayor pobreza energética. El Covid-19 ha sido un acelerador de tendencias y de compromiso­s, así como de la toma de conciencia de qué el mayor reto de la humanidad se va a producir en los 10 próximos años: la preservaci­ón del planeta y del ecosistema humano. En la próxima Cumbre del Clima, que se celebrará en Glasgow en el mes de noviembre de 2021, la Unión Europea intentará ser el faro que ilumine y estimule al resto de los países, invitándol­es a adherirse al Objetivo 55 y a las líneas directrice­s de la Ley del Clima.

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