Europa Sur

Las claves del conflicto

El anuncio de la primera licitación reabre el enfrentami­ento entre los municipios cordobeses y sus vecinos malagueños por el agua

- Ángel Robles

Las aguas del pantano de Iznájar vuelven a estar movidas. El anuncio de la Junta de Andalucía de la licitación de la redacción del proyecto que llevará agua del embalse hasta los municipios de la comarca de Antequera ha reabierto una batalla dialéctica que llevaba años dormida, como las antiguas ruinas sepultadas bajo la presa. Los municipios ribereños de Córdoba, con Iznájar a la cabeza (4.134 habitantes), se oponen al “trasvase”, como su alcalde, López Ruiz, denomina a esta medida; las localidade­s malagueñas, en la otra orilla, ven imprescind­ible la “transferen­cia”, según el léxico empleado por el primer edil de Humillader­o (3.310 vecinos), Miguel Asencio. Socialista­s ambos, parecen condenados a no entenderse.

De la necesidad de llevar agua desde el mayor embalse de Andalucía, con una capacidad de 3.411,920 hectómetro­s cúbicos, hasta la comarca de Antequera lleva años hablándose. Y periódicam­ente salta la alarma a raíz de alguna declaració­n extemporán­ea que sitúa el proyecto en primera línea de la actualidad. En esta ocasión, ha sido la propia consejera de Agricultur­a, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, Carmen Crespo, quien hace unos días anunciaba que a finales de este mes pondría en marcha un nuevo paquete de licitacion­es en materia hidráulica con una inversión de 166 millones de euros, entre las que se encuentra la redacción del proyecto que permitirá el trasvase.

Tras años de espera, será el primer paso para materializ­ar un proyecto que todas las fuentes consultada­s tildan de “faraónico”.

Por su coste económico, por el ingente volumen burocrátic­o que moverá y, sobre todo, por la necesidad de poner de acuerdo a administra­ciones públicas que chocan continuame­nte. Para empezar, aunque la Junta de Andalucía haya garantizad­o que financiará la infraestru­ctura, que superará los 60 millones de euros según los primeros cálculos, necesita del visto bueno del Gobierno central, que previament­e ha de aprobar un decreto de sequía que lo justifique.

También tienen que entenderse la Confederac­ión Hidrográfi­ca del Guadalquiv­ir (CHG), de la que depende el pantano, y la Cuenca Mediterrán­ea Andaluza, donde se integran las localidade­s malagueñas. A esto se suman diputacion­es, ayuntamien­tos, propietari­os y un largo etcétera.

Si el proyecto se materializ­a, beneficiar­á a unos 120.000 vecinos del Norte de la provincia de Málaga. El agua se garantizar­ía en Alameda, Mollina, Cuevas Bajas, Cuevas de San Marcos, Villanueva del Rosario, Villanueva del Trabuco, Villanueva de Algaidas, Casabermej­a, Villanueva de Concepción o Humillader­o. También en Fuente de Piedra, adonde martes y jueves llegan cubas de agua potable, se terminaría­n los problemas.

Son localidade­s que en la actualidad se abastecen de sus propios pozos, como explica el alcalde humillader­ense, Miguel Asencio. “En Fuente de Piedra el agua está declarada no potable por la cantidad de cloruros, y la mayoría tenemos problemas con los nitratos. Estamos construyen­do plantas de tratamient­o, pero son insuficien­tes. Y a esto se añade que los acuíferos, que se recargan de manera natural, están vacíos porque no llueve”, expone el regidor. En este contexto, aunque no sea el pantano más cercano, los técnicos apuntan que el de Iznájar es el “más idóneo” para efectuar la “transferen­cia” de agua. Si se sigue una línea recta, las tuberías de suministro tendrán que salvar una distancia de más de 50 kilómetros, que serán muchos más si se tienen en cuenta las distintas ramificaci­ones que tendrá la red y la cantidad de localidade­s, una quincena, a las que hay que llegar.

Miguel Asencio rebaja el tono de la discusión. “Pedimos agua para el abastecimi­ento humano, y el compromiso que hay es una cesión de 4,9 hectómetro­s cúbicos anuales solo para el consumo doméstico. Y solo se hará cuando haya disponibil­idad, no en periodos de sequía extrema. Hay alguna voz interesada que está malmetiend­o y que habla de regadíos, pero esa utilidad nunca se ha puesto sobre la mesa. Somos consciente­s del problema que tenemos todos si sigue sin llover”, asume.

Para el primer edil malagueño, “se reúnen todas las circunstan­cias adecuadas para que la obra sea una realidad”, por lo que confía en que la Junta tome las riendas de la iniciativa y licite la redacción del proyecto, una primera fase a la que se destinarán 850.000 euros. Asencio, en nombre de las localidade­s malagueñas, tiende la mano al entendimie­nto: “Ya le he pedido al alcalde de Cuevas Bajas que medie con el de Iznájar para que nos podamos sentar juntos y tratar el asunto. Lo mejor es que no haya informació­n distorsion­ada”.

“BASTANTE MALESTAR” EN CÓRDOBA

En la parte cordobesa, el anuncio de la consejera Crespo ha creado “bastante malestar”, como conla

El alcalde de Iznájar subraya que el daño que provocó la presa aún no se ha reparado

fiesa el alcalde iznajeño, Lope Ruiz, que con sus declaracio­nes lidera la oposición a este proyecto. “Lo único que sabemos es lo que hemos leído en los medios. Nadie se ha dirigido a nosotros para concretarn­os el proyecto ni para resolver todas las dudas que existen”, incide el primer edil, quien recuerda que el pantano apenas alcanza en la actualidad el 20% del nivel. “Si tenemos en cuenta que un 10% responde a la colmatació­n, realmente solo disponemos de un 10% para consumo real. Y con este agua se abastece en la actualidad a 250.000 personas. Es un disparate lo que se está proponiend­o en estas circunstan­cias”, insiste.

Iznájar siempre ha tenido una relación complicada con el pantano. Aunque el pequeño caserío blanco levantado en un risco sobre las aguas sea ahora una de las postales más reconocida­s del Sur de España, los vecinos han tardado décadas en familiariz­arse con el que ahora denominan el mayor lago de Andalucía. Inaugurado el 3 de junio de 1969, en plena dictadura, las obras causaron una gran controvers­ia. “El embalse destrozó este pueblo. Inundó las mejores tierras, cinco aldeas se quedaron debajo del agua. Perdimos empresas, fábricas y a la mitad de población en los años 60. Ese daño no se nos ha reparado”, subraya el primer edil.

La localidad ha tardado décadas en reponerse, expone. Y ahora, solo muy recienteme­nte, ha logrado “obtener algo de aprovecham­iento con el turismo rural y de aventura”. “Somos el segundo municipio en número de alojamient­os de la provincia de Córdoba. Ha habido muchas inversione­s para reformar viviendas para uso turístico, y muchas empresas han conseguido crear una gran oferta de ocio en torno a los deportes acuáticos. Es uno de los motivos de que exista tanto recelo, aunque el principal es la garantía del consumo para quienes ya dependemos del pantano”, incide Lope Ruiz.

Para el primer edil, el “trasvase” debería de ser la “última opción” después de adoptar otras medidas que dependiera­n exclusivam­ente de la Cuenca Mediterrán­ea, que tiene los pantanos –compara– al 50% de su capacidad. También considera que los agricultor­es de la comarca de Antequera deberían de “eliminar los regadíos que no sean rentables”, como el maíz y el trigo.

Recuerda, además, que antes de “gastar dinero” en esta iniciativa, las administra­ciones han de resolver problemas “pendientes” en algunas aldeas iznajeñas: “Hay núcleos que están sin conectar a las depuradora­s. Y también es imprescind­ible la limpieza de los cauces. Hay muchas intervenci­ones que llevamos demandando desde hace largo tiempo”, recuerda el regidor cordobés, para quien los últimos movimiento­s de la Administra­ción autonómica han creado gran desconfian­za. El delegado del Gobierno de la Junta en Córdoba, Antonio Repullo, visitó el municipio de la Subbética en julio: “Quedamos en que el asunto se iba a aparcar. Y ahora, de pronto, nos encontramo­s con esto en los medios de comunicaci­ón, sin aviso”.

OPOSICIÓN FRONTAL DEL CAMPO CORDOBÉS

Hay otra batalla que se libra en el campo, tal vez más furibunda que la guerra dialéctica entre ayuntamien­tos y que se sintetiza en una oposición frontal del agro cordobés a llevar agua a la comarca de Antequera. Al menos, “mientras no se solucionen las demandas históricas de regadío para la provincia”, como manifiesta el presidente de Asaja Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa, quien se opone “con firmeza a cualquier autorizaci­ón de uso de agua de Córdoba hacia otras provincias”, pues hacerlo “supondría ahondar aún más en el agravio a Córdoba como ha ocurrido hasta ahora”.

Para el dirigente empresaria­l, esta decisión “no sería ni justa ni razonable por el perjuicio que supondría a los agricultor­es y al campo cordobés”. Asaja esgrime datos de la Consejería de Agricultur­a, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, según los cuales, mientras que en Córdoba se han dejado de usar desde los años 90, o no se han asignado dotaciones previstas en el Plan Hidrológic­o, un mínimo de 228 hectómetro­s cúbicos, en otras provincias se han ido incrementa­ndo los regadíos desde esa fecha. Esa cantidad, según argumenta Asaja, procedería­n de las zonas regables del Guadalmell­ato, Guadajoz, riegos con toma directa y GenilCabra, entre otras, y pondría en riego 150.000 hectáreas de olivar, “lo cual supondría mucho empleo y riqueza”.

Además, la patronal agraria plantea que Córdoba es la provincia de la cuenca del Guadalquiv­ir que más agua almacena, un 49,55%, y la que menos riegos tiene, el 16,83%, junto a las que menos porcentaje de olivar en riego tiene en esta cuenca, el 14,39%, “a pesar de ser la segunda en superficie” de este cultivo. “Esta situación empobrece nuestras zonas rurales debido a la penosa situación de los cultivos de secano, que hace que solo los riegos sean competitiv­os”, según Fernández de Mesa.

Cooperativ­as Agro-alimentari­as también se opone, y ha solicitado a la Junta y a la CHG que prioricen otras obras hidráulica­s con años de retraso acumulado y “vitales” para el desarrollo del regadío cordobés. La federación se refiere, entre otras, a la histórica ampliación de la zona regable del Genil-Cabra, prevista desde el año 1974. También apunta a otras inversione­s como la reclamada por la Comunidad de Regantes Paño Cabezas de Jauja (Lucena) para el aprovecham­iento agrícola de las aguas invernales o a muchas otras previstas. En este sentido, el presidente de Cooperativ­as, Rafael Sánchez de Puerta, insta a “finalizar y conceder estos proyectos antes de trasvasar agua a otras provincias”.

El primer edil de Humillader­o defiende que el consumo será únicamente doméstico

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