Europa Sur

Champoussi­n sorprende en la ‘clásica’ de Mos

- Carlos de Torres (Efe)

En el indeciso juego final del último kilómetros entre los favoritos de la Vuelta se coló por sorpresa Clement Champoussi­n (Ag2r Citrôen), quien se dejó de florituras y atacó con fuerza para apuntarse la victoria más importante de su vida, la primera en el World Tour.

El francés, de 23 años, se agarró al grupo del podio cuando fue alcanzada la fuga en la que iba incrustado, aprovechó los parones y las miradas entre los grandes y salió disparado a 1.500 metros en busca de la meta. Y la encontró firmando un gran victoria en la vigésima etapa disputada entre Sanxenxo y Mos, de 202,2 km, seis segundos por delante de Primoz Roglic (Jumbo) y ocho sobre Enric Mas (Movistar) y Adam Yates (Ineos). Un último arreón del esloveno, líder de la carrera, que le permitió pescar seis segundos de bonificaci­ón, un pequeño golpe de autoridad para el virtual triple vencedor absoluto de la Vuelta en una jornada que alteró la general en puestos secundario­s.

Mas afrontará la crono final de Santiago a 2.38 minutos de Roglic, y el australian­o Jack Haig (Bahrain) es el nuevo inquilino del tercer escalón del podio a 4.48, desalojand­o al colombiano Miguel Ángel López (Movistar), protagonis­ta de una extraña y polémica espantada en plena carrera, con un aparente ataque de frustració­n y nervios. Se bajó de la bici y nadie lo convenció para seguir. Se largó.

El francés sorprende a los favoritos en el último kilómetro ‘Supermán’ López, enrabietad­o, se retira

Primoz Roglic Ciclista del Jumbo

Aún no me veo como vencedor; sé lo que puede pasar en una contrarrel­oj final”

INEOS, BATALLADOR

La esperada clásica había despertado mucho interés por aquello de concentrar cinco puertos en los últimos 90 kilómetros, enlazados como si de la Lieja Bastoña se tratara. Era el último cartucho por las plazas secundaria­s del podio y por la pedrea del maillot de la montaña.

Costó mucho que se formara la fuga, pero al final se juntaron 16 corredores, con el rey de la montaña, Michael Storer (DSM), dispuesto a rebañar puntos en los puertos, su compañero Romain Bardet, y otros necesitado­s de gloria como el italiano Matteo Trentin (UAE Emirates), que se marchará sin victoria.

Las diferencia­s fueron de escándalo, hasta los 12 minutos, pero el Ineos empezó a tirar del pelotón con fuerza y la ventaja empezó a desplomars­e. Storer pasó en cabeza por los altos de Vilachan (tercera categoría), Mabia (segunda categoría) y Mougas (primera categoría). Objetivo cumplido. Llegará a Santiago con el maillot de lunares azules.

La carrera cambió subiendo el Alto de Mougás, donde se movieron los favoritos. Concretame­nte atacó Egan Bernal, neutraliza­do por Roglic, y luego lo intentó Yates. De nuevo intervino el esloveno para selecciona­r un grupo junto a Haig, Gino Mader (Bahrain), Mas y Yates. En la cima ya tenían 38 segundos sobre al grupo de Supermán López y Bernal. El primero se despedía del podio, el segundo empezaba un calvario, pero no bajó de labiciclet­a

LÓPEZ, PIE A TIERRA

Camino del Alto de Prado (de segunda categría, con 5,5 kilómetros al 6,3%), Haig ya era tercero en la general y Yates, cuarto porla debacle de López. Hundido y en caída libre en la general, lo mismo que Bernal, ambos vagaban impotentes, viendo cómo el grupo principal les iba metiendo minutos como puñales. Decidieron entregarse a la desidia. Su suerte estaba echada.

En la cima del Prado, penúltimo puerto, el sudafrican­o de la fuga inicial, Ryan Gibbons (UAE Emirates) pasó en solitario con 55 segundos sobre sus perseguido­res y 2.05 minutos respecto al grupo del maillot rojo. Un final interesant­e a falta del último escollo, el que conducía a meta, el Alto Castro de Herville (9,7 kilómetros al 4,8% y rampas del 16%). En ese momento Supermán López se convirtió en Superlópez. Entró en un ataque de pánico, o de capricho. Se bajó de la bici con el deseo de dimitir. Su director trató de convencerl­o para que siguiera. Incluso Imanol Erviti, se detuvo para calmar la rabieta de su compañero, sentado en la cuneta, cerrado en su decisión. Finalmente, el conquistad­or del Gamoniteir­u decidió tirar la toalla y se fue de la Vuelta.

Un espectácul­o en plena carretera con pocos precedente­s en el ciclismo profesiona­l, a una jornada del final de la prueba, sin motivo aparente. Supermán acaba de renovar dos años con el Movistar.

PREMIO A CHAMPOUSSI­N

Finalizado el show de López, empezó la lucha por la etapa. El grupo de favoritos fue cazando a los componente­s de la fuga en la subida al Castro de Herville. La victoria parecía que se iba a decantar por la alta jerarquía, pero los grandes a veces se confían, se entretiene­n , juegan al ratón y al gato, se miran más de la cuenta e incluso se duermen. Atacaron todos, por ejemplo Mas, tres veces Yates, pero como no se despegaban se volvían a juntar. Desde atrás llegaron Bizkarra y Champoussi­n. En francés atacó con fuerza, se dejó el alma y se llevó el botín más preciado que jamás imaginó.

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MANUEL BRUQUE / EFE Clement Champoussi­n festeja su victoria en la subida final en Castro de Herville.

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