Europa Sur

Roglic sigue volando alto

Dejó los esquís con 22 años para ser profesiona­l del ciclismo y demuestra que se levanta tras cada caída

- Carlos de Torres (Efe)

El espíritu de Primoz Roglic (Trbovlje, 31 años), triple ganador de la Vuelta, se refleja en su página web en una rueda de bicicleta envuelta en alas. Voló con los esquís hasta los 22 años y después siguió surcando el cielo imaginándo­se encima de una bicicleta. En el águila esloveno impera la ambición, forjada a pico y pala en sus duros inicios contra la desconfian­za ajena.

En Santiago voló en la crono y aterrizó en una página dorada de la Vuelta, reservada a los triples campeones como el suizo Toni Romunger o Alberto Contador. Todos ellos a una victoria de Roberto Heras, que lidera el palmarés con cuatro títulos.

Roglic nunca se detiene, ni para tomar impulso. Triunfó surcando el cielo con los esquís, pero lo dejó en 2012 tras ser campeón del mundo juvenil. Le llamó la bicicleta a través del duatlón. Le gustaban más los pedales que las zapatillas de correr y tocó la puerta del ciclismo tarde, con 22 años. Sólo 9 años después de subirse a la bici, su palmarés habla por sí mismo: tres Vueltas a España y nueve etapas ganadas, segundo en el Tour, tercero en el Giro, Lieja Bastoña, dos Vueltas al País Vasco, campeón olímpico de crono...

Tipo calculador, metódico, frío, no se puede decir que sea antipático, porque no sonría en exceso en público o ante la prensa. Prefiere la discreción y expresarse en la carretera, donde aparece con frecuencia en los momentos clave. Roglic empezó a ser ciclista en el equipo continenta­l Radenska, donde ingresó en 2012 con mucho esfuerzo e incluso retando a los que no confiaban en él por su avanzada edad.

El ex corredor esloveno Andrej Hauptman, bronce en el Mundial 2011, se ocupaba de los sub 23 del citado equipo. Recuerda perfectame­nte la primera toma de contacto con Roglic. “Me dijo que había dejado el esquí y que quería ser profesiona­l del ciclismo. Pensé que eso era imposible, pero él insistió. Le mandé al equipo amateur y le dije que se tenía que comprarse la bici y pagar la licencia, y que eso le iba a costar 5.000 euros. Era una explicació­n para quitármelo de encima”, relató. Ahí quedó el desafío. Y lo superó. Hauptman volvió a recibir una llamada de Roglic: “Hola, soy Primoz, ¿se acuerda de mí? Tengo el dinero y la bicicleta”. “Se presentó con su bici, una Wilier que pesaba un kilo más que las de sus rivales. Recuerdo que se caía mucho, no sabía comer sobre la bici, ni quitar el papel de las barritas, era un poco desastre. Como amateur no ganó grandes carreras”, recuerda Hauptman.

Tras abandonar el Adria Mobil en 2015 Roglic se marchó a su equipo actual, el Lotto Jumbo, ahora Jumbo Visma. Tras dos años de tanteo, se estrenó en el Giro de Italia en 2016 y ganó una crono de 40 kilómetros, y además ese curso se proclamó campeón nacional en esa modalidad.

En 2017 lanzó otro aviso ganando una etapa en el Tour, la Vuelta al Algarve, dos etapas en el País Vasco y fue plata mundial contrarrel­oj. Un año después volvió a ganar en el Tour. Ya estaba lanzado, hasta que se proclamó ganador de su primera grande en la Vuelta 2019. El Tour de Francia 2020 lo dejó herido, cuando Tadej Pogacar le cortó el vuelo. Fue segundo tras perder el liderato en la crono final. Un palo que alivió con la segunda Vuelta y la Lieja. En 2021 volvió a la carga. El gran reto queda para 2022

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LA VUELTA Primoz Roglic, en acción durante la contrarrel­oj de Santiago.

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