La razón de la sinrazón
Cuando uno llega a cierta edad cree haber visto, oído y experimentado todo o casi todo en esta vida y se cree curado de espanto. Y cuando a alguien le da por sentirse Nicolás Maquiavelo es para echarse a temblar y nos sorprende con acciones donde no importa el daño directo o colateral que pueda causar. En este caso el daño se le hace al colectivo del centro de participación activa para mayores Hogar San Antonio, de Chiclana de la Frontera, y quien lo hace por error es la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía, desmembrando al conjunto de colaboradores y socios de su cabeza motora, el director Antonio Jesús del Río, quien hace del Centro como reconoce la Junta de Gobierno, un modelo de gestión, administración y participación a seguir por cualquier centro de estas características, gracias a la dedicación y espíritu vocacional del citado director, consiguiéndose captar la participación de un gran número de mayores demostrando con sus trabajos no ser una carga para la sociedad, sino al contrario.
No se entiende la actitud de esa Consejería como no sea una cuestión -suya- de política la de remover cargos. ¿Con qué fin?, y no me digan que es para mejorar el funcionamiento del centro porque yo les diría que no es cierto, y además, las declaraciones de la señora Ana Fidalgo, delegada territorial de su competencia en Cádiz a los medios informativos, avalan la razón de mi escrito, ya que con sus palabras se congratulaba de ver cómo se recuperaba la participación activa, y esto se debe a la labor encomiable de su director, palabras corroboradas por los demás políticos invitados al acto.
Desde esa Consejería se giró visita a este centro , cuyo representante quedó según sus palabras gratamente satisfecho de las instalaciones, funcionamiento, actividades y de toda la información que recabó de quién les atendió. ¿A qué vienen ahora a romper la dinámica exitosa de este centro cercenando su cabeza dañando a los mayores? Lo que funciona bien no se debe cambiar, en este centro se trabaja por y para los mayores con su director a la cabeza. Antonio Jesús del Río no es simplemente un funcionario de su Administración, es quien convive, siente, lucha y consigue que los mayores adopten la máxima que dice: “No hay que echar años a la vida, sino vida a los años”. Lamento decirles que yerran en esta ocasión y les diré que “al mejor banderillero se le cae un palo”. Los mayores esperamos que desde esa Consejería no se les caigan los dos por un error reparable.