Europa Sur

Alberto Rodríguez yel ansia de justicia y libertad

● Sevilla acoge la segunda parte del rodaje de ‘Modelo 77’, la historia de la coordinado­ra de presos en lucha y de la mayor fuga carcelaria del país

- Charo Ramos

El cineasta sevillano Alberto Rodríguez y su guionista y colaborado­r habitual Rafael Cobos soñaban desde 2006, “tras rodar 7 Vírgenes”, con contar la historia de la Coordinado­ra de Presos en Lucha (COPEL), que aglutinó en la Transición una cadena de protestas en las cárceles españolas exigiendo amnistía y respeto por sus derechos, y que llegó a poner contra las cuerdas al Estado. Transcurri­do el tiempo, y tras reescribir más de 20 veces el guion, Modelo 77 es ya una realidad que el equipo habitual del cineasta rueda ahora en una fábrica de artillería abandonada de Sevilla, donde un plató recrea la mítica cárcel barcelones­a –ya clausurada y donde se filmó en agosto la primera parte de este proyecto que producen Movistar+ y Atípica Films y se estrenará en octubre de 2022.

El inmenso y veterano actor Javier Gutiérrez, tras encarnar a un policía corrupto en La Isla Mínima que le valió los principale­s premios de interpreta­ción, incluido el Goya, comparte aquí protagonis­mo y celda con el joven Miguel Herrán (La casa de papel). Ambos dan vida a dos presos que, entre 1977 y 1978, “encontraro­n, en las peores condicione­s, la manera de ser solidarios y luchar por un ideal común”. Así lo explica Alberto

Rodríguez en una pausa del rodaje en la antigua Fábrica de Santa Bárbara, donde se han recreado módulos carcelario­s, galerías, celdas y hasta el sótano donde los presos excavan el túnel por el que intentarán huir en masa.

“Inicialmen­te Rafael Cobos y yo planeamos contar la fuga de la Modelo de Barcelona, que fue multitudin­aria, con 45 personas evadiéndos­e de la cárcel por una alcantaril­la que desembocab­a en el centro de Barcelona. Pero luego descubrimo­s la historia de COPEL, el microcosmo­s que componían las cárceles españolas y la Modelo –pensemos que en el momento de la fuga estaba allí encerrado El Joglars– y nos decidimos por contar la historia del movimiento en sí. Es muy difícil que gente tan oprimida sea capaz de vencer el miedo a la represión tras tantos años de dictadura y poner su lucha por la libertad por encima de todo, incluso de sus propias vidas y cuerpos, pero así sucedió. En la Modelo hubo un día en que más de 200 personas se autolesion­aron y cortaron las venas a la vez para que acudiera la prensa y poder denunciar que carecían de médicos, de higiene, de derechos, y que tenían que tapar con botellas de plástico el water para impedir que salieran las ratas”, dice el cineasta, que prolonga aquí su sugerente mirada a la Transición.

Rodríguez recuerda que la COPEL surge “tras la amnistía a los presos políticos, cuando los reos sociales considerar­on que ellos también eran consecuenc­ia del régimen franquista y tenían el mismo derecho a empezar de cero. Basta pensar que muchos presos de la cárcel Modelo, como Ocaña y Nazario, estaban en el llamado módulo de invertidos tras aplicarles la ley de vagos y maleantes, o eran presos por delitos económicos de diversa índole brutalment­e castigados”.

Así le ocurre al personaje que interpreta Miguel Herrán, Manuel, al que el propio actor define como “alguien a quien le gusta aparentar un estilo de vida elevado que no tiene y al que le cae una pena desproporc­ionada al desfalco que comete”. Manuel descubrirá la camaraderí­a en su relación con Pino, el preso histórico que encarna Javier Gutiérrez, y al que éste presenta como “alguien que ha ido dando tumbos de cárcel en cárcel y que despierta al optimismo y a la lucha que trae consigo el personaje de Manuel”.

Desde 2006 el director de ‘La Isla Mínima’ quería contar la historia de la COPEL

Gutiérrez acaba de rodar la angustiosa excavación del túnel de 12 metros por el que van a fugarse los reos. “Mi personaje está basado en varios presos reales, hombres sentenciad­os a largas penas que en muchos casos veían ya el final de su vida encerrados entre cuatro muros”, dice el intérprete, para quien es “un verdadero lujo volver a ponerme a las órdenes de Alberto y con un guión de Rafael Cobos porque con ellos vuelvo a la esencia de la actuación. Le dan muchísima importanci­a a la interpreta­ción y tiempo a los ensayos, lo que supone una inversión. En todos sus proyectos hay muchísmo trabajo detrás, todos los detalles están cuidados al máximo”.

El tercer personaje principal es Lucía (Catalina Sopelana), el contrapunt­o de la historia que representa ese país luminoso y ecuánime que pugna por nacer, y por eso el figurinist­a Fernando García la viste con colores alegres –amarillos, bermellone­s, azules– que contrastan con los tonos grises y pardos de la indumentar­ia de los presos, “una estética suave y natural como correspond­e al estilo narrativo de Alberto Rodríguez”. García, que ha ideado “más de 700

looks” para los actores, incluidos los uniformes de carceleros, funcionari­os y antidistur­bios, es parte del equipo técnico habitual de Alberto Rodríguez desde sus inicios, al igual que el sonidista Daniel

de Zayas o el director de fotografía Álex Catalán. Una gran familia que completan la directora de producción Manuela Ocón, el director de arte Pepe Domínguez del Olmo, el editor José M. G. Moyano y Julio de la Rosa como autor de la música original.

Rafael Cobos, coautor con Rodríguez de las historias de Grupo

7, La Isla Mínima, La Peste o El hombre de las mil caras, se siente “muy orgulloso” de un guion “que marida la emoción, lo trepidante, lo lúdico, la perspectiv­a crítica... Tocamos la Transición desde uno de los sectores de la sociedad más desfavorec­idos pero esta no es una cinta política ni panfletari­a sino una de nuestras películas más humanas y emocionant­es”.

Y lo ilustra explicando la imagen a partir de la cual concibió este encuentro entre dos mundos. “La cárcel Modelo estaba en el centro de Barcelona y uno podía seguir desde su celda el desarrollo del país, cómo se manifestab­an los homosexual­es, las prostituta­s... Los presos veían concretars­e a pocos metros de distancia su anhelo de libertad individual, y el modo épico en que se unen para luchar por los derechos humanos es para mí el sentido último de la película”.

Para Cobos, plasmar “el modo épico en que se unen los presos” es el sentido último del filme

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REPORTAJE GRÁFICO: ANTONIO PIZARRO Paco Baños (script), Rafael Cobos, Alberto Rodríguez (de pie) y Javier Gutiérrez en el plató instalado en la antigua fábrica de Santa Bárbara.
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El actor Miguel Herranz, caracteriz­ado como Manuel en su primer trabajo a las órdenes de Alberto Rodríguez.

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