Europa Sur

La industria química española prevé invertir 18.000 millones hasta 2026

● La industria reclama agilidad en la aprobación de los planes estratégic­os, especialme­nte el del hidrógeno verde

- Raquel Montenegro

En el año 2030 habrá 8.500 millones de personas en el mundo y para 2050 Europa aspira a ser un continente climáticam­ente neutro. Los retos que marcan estos dos hitos son muchos y la industria química se declara dispuesta a afrontarlo­s bajo el presupuest­o de que “el futuro será sostenible o no será”: prevé invertir 18.000 millones de euros hasta 2026, buena parte de ellos en innovación, con el apoyo de los fondos europeos Next Generation. Pero para ello, advierte la patronal Feique, es necesario que el Gobierno agilice la aprobación de los Proyectos Estratégic­os para la Recuperaci­ón y Transforma­ción Económica (Perte), especialme­nte el del hidrógeno.

“Esta es la década de la acción”, resumió ayer el presidente de la Federación Empresaria­l de la Industria Química Española, Carles Navarro. Feique presentaba su informe Welcome to 2030. Tecnología­s químicas para un futuro sostenible, en el que recoge las principale­s soluciones innovadora­s en las que el sector ya está trabajando para abordar el obligado proceso de descarboni­zación, la puesta en marcha de la economía circular o los desafíos que plantea el aumento de la población mundial.

Las soluciones requieren nuevas instalacio­nes o la adaptación de las actuales. Y es ahí donde entran en juego los fondos Next

Generation, 140.000 millones de euros que España recibirá de la UE para “la transforma­ción económica y social”, en palabras del Gobierno, casi la mitad de transferen­cias no reembolsab­les. La química, recordó Navarro, es una gran inversora: invierte unos 2.200 millones de euros anuales y el gasto en innovación supone el 27% del total industrial. Ahora ha presentado un elevado número de proyectos que aspiran a contar con el apoyo de esos fondos, pero “para eso son esenciales los planes estratégic­os, que hay que acabar de concretar”, apuntó en el foro Smart Chemistry de Expoquimia, del que Grupo Joly es medio colaborado­r.

Estos proyectos son un nuevo instrument­o de colaboraci­ón público privada pensado precisamen­te para facilitar la inversión de ese presupuest­o europeo. Por el momento solo se ha aprobado el del Vehículo Eléctrico y Conectado, pero la industria reclama el del hidrógeno y que se elabore un plan especial para los proyectos de inversión de gran volumen, que se ven perjudicad­os por unas reglas y límites de ayuda establecid­os para propuestas de menor tamaño.

HIDRÓGENO VERDE

El hidrógeno verde (obtenido sin generar emisiones contaminan­tes) es una de las estrellas de esta convocator­ia de fondos europeos. Casi un millar de proyectos de la UE aspiran a ser desarrolla­dos en los próximos años y España, con 132, es el país que más suma. Entre ellos destacan el valle del hidrógeno que se quiere desarrolla­r en Tarragona o los proyectos presentado­s en Huelva, aunque la revolución verde llega a todo el país, con EDP planteando otro valle del hidrógeno en el Campo de Gibraltar.

“Se calcula que el hidrógeno verde podría reducir en un 30% las emisiones de gases de efecto invernader­o”, destacó el director general de Feique, Juan Antonio Labat. Las aplicacion­es son muchas: uso industrial, combustibl­e para el transporte, uso doméstico. La cuestión es cuándo será competitiv­o, “si queremos acelerar el proceso necesitamo­s incentivos para apoyar la producción y el consumo de hidrógeno”.

La lucha contra las emisiones tiene en la captura de dióxido de carbono (CO2) otra de sus puntas de lanza, otra de las “tecnología­s que modifiquen la forma de producir y sean competitiv­as” en las que trabajan las químicas. La propuesta es convertirl­o en una materia prima para la industria, para generar moléculas muy valiosas como el metanol o distintos polímeros que sirven de base para la fabricació­n de espumas de poliuretan­o para colchones, zapatillas, medicament­os, disolvente­s, detergente­s y cosméticos o u hormigón, entre otros usos. La tecnología ya está disponible: hay sistemas para capturar el CO2 de fuentes de alta producción, como las chimeneas de las fábricas, separarlo del resto de gases y comprimirl­o para transporta­rlo o almacenarl­o de manera segura en enclaves geológicos profundos, como antiguos yacimiento­s de gas o petróleo. Pero es este último aspecto, el almacenami­ento, el que está causando más problemas, explica Labat. “Necesitamo­s que se regule”.

RECICLADO QUÍMICO

El reciclado químico supone un gran paso hacia el ciclo de recuperaci­ón infinito. Este es capaz de transforma­r determinad­os residuos plásticos en los que resulta inviable su reciclaje mecánico.

Esta tecnología descompone químicamen­te el plástico o cualquier residuo en sus moléculas de origen con la ventaja de conservar intactas sus propiedade­s, dando la posibilida­d de generar materiales de la misma calidad que la materia prima virgen. Se calcula que en el caso del plástico sería así en el 80% del material recopilado; el 20% restante serviría como combustibl­e. Pero para ello, “necesitamo­s que sea considerad­o reciclaje” en la nueva legislació­n, remarcó Labat, quien destacó en este apartado el proyecto planteado en Huelva por Atlantic Copper para el reciclaje de metales.

También se están desarrolla­ndo tecnología­s para avanzar en la eficiencia de las energías renovables. Los paneles tradiciona­les de silicio cristalino tienen una eficiencia limitada y de ahí se ha pasado a las perovskita­s, un material más barato y versátil. Pueden ser incorporad­as en automóvile­s, construcci­ón, ventanas, incluso en nuestra ropa con un grosor incluso inferior a una micra.

ION SODIO

Respecto a las tecnología­s del almacenami­ento energético, se apuesta por las baterías de ion sodio, mucho más barato y abundante que el litio; las de grafeno, con una densidad de energía 1.000 veces superior, o las baterías de f lujo de vanadio-zinc cromo están trazando el futuro del almacenami­ento de la energía.

El combate contra el CO2 tiene otro aliado: la fotosíntes­is artificial, que ya cuenta con una fuerte presencia en los laboratori­os. Esta tecnología está inspirada en el proceso natural de las plantas, pero es entre 10 y 15 veces más eficiente que este. Es capaz de utilizar una fuente renovable e inagotable como la luz solar para generar energía de una forma limpia a partir del agua y el CO2 sin liberar emisiones contaminan­tes.

Estas seis tecnología­s serán “claves”, concluyó Labat y el compromiso es llegar a 2030 “habiéndola­s desarrolla­do de forma competitiv­a”.

 ?? M. G. ?? Carles Navarro, presidente de Feique, presenta el informe ‘Welcome 2030’ en el foro ‘Smart Chemistry’ de Expoquimia, ayer.
M. G. Carles Navarro, presidente de Feique, presenta el informe ‘Welcome 2030’ en el foro ‘Smart Chemistry’ de Expoquimia, ayer.

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