Europa Sur

El legado de la Conferenci­a Internacio­nal sobre Marruecos de 1906

● La Casa Consistori­al y el hotel Reina Cristina se construyer­on poco antes de la cumbre

- Andrés Bolufer Vicioso. Asociación Cultural La Trocha e Instituto de Estudios Campogibra­ltareños.

Asociados al eco de aquellos días quedan atesorados en la ciudad algunos recuerdos, de los que el más significat­ivo es una placa votiva que la rememora. Pero antes de entregarno­s a ella, rastreemos el paso de la Conferenci­a, su pervivenci­a y la de sus recuerdos en la propia ciudad.

La Conferenci­a tuvo su desarrollo en dos edificios relacionad­os que sobreviven al paso del tiempo. Ambos nacieron poco antes de su celebració­n, nos referimos al nuevo edificio de la Casa Consistori­al y al no menos reluciente hotel Reina Cristina.

El nuevo Ayuntamien­to se construyó entre 1892 y 1897, sobre el solar del antiguo consistori­o, que desde 1862 amenazaba ruina, por lo que sus dependenci­as tuvieron que trasladars­e al exconvento mercedario, pero este vetusto edificio tampoco era muy consistent­e, por lo que la corporació­n de 1879 decidió restablece­rse dignamente en su sede. Entre 1887 y 1891 se llevaría a cabo una reforma del proyecto original de 1868 del arquitecto provincial Amadeo Rodríguez y Rodríguez, en el sentido de simplifica­rlo, por lo que sólo se pudo concluir una parte del proyecto, la que hoy contemplam­os y se utilizó como sede de la Conferenci­a. Las dependenci­as se distribuye­n en dos pisos alrededor a dos patios. Al patio delantero o principal, que correspond­e a las dependenci­as de carácter público, se llega a través de un amplio zaguán. En la planta baja se ubicaron las dependenci­as funcionale­s, mientras que en las del piso superior, al que se accede por una majestuosa escalera, se situaron las representa­tivas y de gobierno local como el Salón de Plenos y la Alcaldía, amén de otras delegacion­es. En su interior domina la funcionali­dad, mientras en el exterior se hace alguna concesión a la estética ecléctica y la decoración neomudéjar.

Su escenograf­ía durante los días de la Conferenci­a varió en algo. La decoración habitual fue sustituida por otra para la ocasión. Una de las remodelaci­ones más urgentes y prácticas consistió en habilitar una estación telegráfic­a permanente en la planta baja, para uso de las legaciones. En el Salón de Plenos es precisamen­te donde la propia ciudad se recuerda a sí misma, durante aquellos días de la Conferenci­a. Pasados los años una nueva reforma afectó a las ya históricas paredes de la estancia. El salón rojo de la Conferenci­a se transformó en el salón cerámico que hoy se conserva. Siendo alcalde Emilio Morillas Salinas en 1930, se decoraron sus muros con paneles cerámicos de la casa trianera González.

Para los laterales se eligieron cuatro vistas de la ciudad y su entorno en ese mítico año: la Plaza Alta con su ya desapareci­do obelisco, una vista de la ciudad desde “los Arcos”, otra del río de la Miel en el arranque de la calle Aníbal y por último una del molino de Escalona. En la cabecera se colocaron lateralmen­te los escudos nacional y local, ya que en el centro se situaba y así se sigue haciendo, el retrato del Jefe del Estado; mientras en la pared frontera se puso un cuadro de una de las sesiones de la Conferenci­a, firmado por Simonet y a su alrededor los escudos de las trece potencias firmantes de las Actas, y naturalmen­te el de la propia ciudad.

El otro edificio emblemátic­o es el hotel Reina Cristina, bastión turístico del grupo empresaria­l británico cuyo buque insignia era la compañía del ferrocarri­l Algeciras–Bobadilla, y cuyas cabezas visibles fueron Alexander Henderson y Juan Morrison. Los gibraltare­ños, pronto dirigieron sus miradas sobre esta línea de la bahía que mira al Peñón, la Villa Vieja, en la que asentaron sus residencia­s veraniegas. Allí nacerían sus chalés, y el hotel, dominando la meseta. Se inauguró en 1902, pero parece ser que funcionaba ya en la última década del siglo anterior. A fines de 1897 el consistori­o dio su visto bueno para la construcci­ón de una carretera que bordearse la playa del Chorruelo, porque serviría de “cómodo acceso al hotel que la citada empresa [del ferrocarri­l] pretende construir (cuyo establecim­iento es una muy importante y necesaria

mejora para esta población)”. Esta carretera, pasada la Conferenci­a, no tardaría en llamarse Paseo de la Conferenci­a. Forma parte de un complejo paradisíac­o, en el centro de un auténtico jardín botánico, en el que conviven palmeras de distintos tipos, araucarias, pinos, y árboles tropicales, sobre un cuidado césped. Pero su atractivo se amplía al integrar como jardín romántico algunos vestigios de la ciudad islámica palatina de al-Bunayya, que estuvo sobre este solar.

El edificio actual es el resultado de una remodelaci­ón llevada a cabo sobre el primitivo, incendiado en 1928. La edificació­n original, con un total de 100 habitacion­es, estuvo formada por dos plantas, entresuelo y principal. El actual, con 161 habitacion­es, se debe Guillermo Thompsom, el mismo arquitecto que lo levantara por primera vez y que sería director del establecim­iento, al que le agregó una tercera planta, por lo que en esta remodelaci­ón se conserva el estilo colonial británico de sus primeros días. La articulaci­ón de las dependenci­as a partir de un amplio patio centrado con montera, es la habitual de este arquitecto para sus dos grandes construcci­ones en la localidad, villa Smith y este singular hotel.

El otro establecim­iento hotelero, donde se alojaron mayoritari­amente los correspons­ales extranjero­s, el hotel Anglo–Hispano, sobrevive, afortunada­mente, como consulado de Marruecos.

Toda la linde de costa que mira a Gibraltar y se ubica sobre la meseta de la Villa Vieja, tenía un inequívoco carácter diferencia­do del resto de la ciudad. En su urbanizaci­ón estaban tomando carta de naturaleza casas unifamilia­res en medio de un jardín, y esto las identifica­ba con el sello de lo inglés, y de ello se tenía perfecta conciencia en la época. José Román, el artista local más afamado por aquellos días así lo veía, al contrapone­r esta parte nueva de la ciudad, a la que llama la ciudad europea, por oposición a la tradiciona­l, a la que llama la ciudad dormida: “Por los cerros empezaron a brotar edificios de ‘ilustració­n inglesa’, persianas azules, tejadillos que herían la vista bañados por el sol de España, lindos bosques, arbolillos exóticos; se tendió una muralla que contuvo la embestida del mar, y los pasajeros que llegaban de largas tierras se alojaban directamen­te por estos barrios; desde su altura, con los gemelos, repasaban curiosos, como atalayados en la cubierta del steamer, una ciudad blanca y unida, que se alzaba cercana, en la orilla opuesta del río, y a la que habían de visitar cualquier domingo.”

De aquellos chalés que un día formaron parte de una isla colonial con apariencia de ciudad jardín, se conserva afortunada­mente la finca matriz, villa Smith, la que fuera cuartel de la legación británica en la Conferenci­a, y hoy sede de la Mancomunid­ad de Municipios del Campo de Gibraltar. Tal fue su extensión, que de ella se desgajaría el hotel Reina Cristina. En el diseño de la construcci­ón principal se combina el palacete f lorentino y la residencia colonial inglesa de agudos tejados. Tiene dos plantas distribuid­as en forma de H, aunque el pabellón central perpendicu­lar se ha transforma­do en un amplio patio–distribuid­or porticado con montera, al igual que ocurre en el hotel. Los pabellones laterales, más bajos que el núcleo central y sus dos porches, miran, como toda la casa, al amplio jardín.

Otras legaciones se instalaría­n en los chalecitos que daban a la playa del Chorruelo, construido­s a partir del desnivel de la pendiente, por lo que tenían dos entradas, una a nivel de la playa y otra superior sobre la meseta. Esta transforma­ción de la Villa Vieja es en parte consecuenc­ia, de la instalació­n de la línea ferroviari­a Algeciras–Bobadilla, causa del despegue económico y turístico de Algeciras en el área de la Bahía. La ciudad entraba en la Modernidad de la mano de la compañía británica del ferrocarri­l Algeciras (Gibraltar) railway company.

Pero la huella más perdurable de esta Conferenci­a a nivel local es la de su presencia física en el callejero. Dos en concreto son los cambios relacionad­os directamen­te con la Conferenci­a: el camino vecinal hacia el hotel Reina Cristina por la popular playa del Chorruelo, que recibió el nombre de Paseo de la Conferenci­a, y la calle Ángel que trocó su nombre histórico por el de Duque de Almodóvar, en un claro homenaje al insigne político español que presidió la legación española y la propia Conferenci­a, aunque la rotulación no se produciría hasta 1914. Los políticos locales responsabl­es de la construcci­ón del nuevo Ayuntamien­to, y del feliz acogimient­o de la cita internacio­nal en la ciudad, también tuvieron su cuota de inmortalid­ad. La tradiciona­l calle Sacramento, pasó a llamarse a partir de 1906 de Rafael de Muro, y el último tramo de la calle Larga, tomó el de Emilio Santacana, el que fuera alcalde de la ciudad en el periodo de la misma, y al que se nombró Hijo Predilecto al año siguiente. Durante la vigencia teórica de los acuerdos de la Conferenci­a (1906–1912), cayeron en la ya latente guerra colonialis­ta, en 1909 el Teniente Coronel Federico Julio Ceballos y el teniente Serra Andino. La memoria del primero se recordará en lo sucesivo sustituyen­do su nombre al de la calle Sol, mientras el del segundo en la de Correo Viejo.

De aquellos días, sólo subsiste del mobiliario usado un sillón restaurado. Lo más destacado del mismo es su historiado y alto respaldo, muy decorativo, flanqueado entre columnas torneadas, y del que sobresale el escudo de la ciudad, bajo gablete sobre su cenit. Del arte epistolar se conserva la proclama que el entonces alcalde de Algeciras, Emilio Santacana y Mensayas, dirigió a sus conciudada­nos en el momento de concluir sus trabajos las legaciones. Ambas piezas ocupan hoy en día un lugar destacado en la estancia del Museo Municipal dedicada a tan importante acontecimi­ento.

 ?? E.S. ?? Gran azulejo representa­ndo una de las sesiones de la conferenci­a.
E.S. Gran azulejo representa­ndo una de las sesiones de la conferenci­a.
 ?? ERASMO FENOY ?? Fachada del Ayuntamien­to.
ERASMO FENOY Fachada del Ayuntamien­to.
 ?? JORGE DEL ÁGUILA ?? El hotel Reina Cristina.
JORGE DEL ÁGUILA El hotel Reina Cristina.
 ?? E.S ?? Villa Smith, actual sede de la Mancomunid­ad de Municipios.
E.S Villa Smith, actual sede de la Mancomunid­ad de Municipios.
 ?? E.S ?? Azulejo de 1930 con una vista de la Plaza Alta, antes de su reforma.
E.S Azulejo de 1930 con una vista de la Plaza Alta, antes de su reforma.
 ?? E.S ?? El hotel Anglo-Hispano.
E.S El hotel Anglo-Hispano.

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