Europa Sur

El callejón, Pérez Arriete y Pérez Petinto

Gracias al cuidadoso y laborioso trabajo de Enrique Pérez Benítez, sobrino nieto de Pérez Arriete, es posible conocerle Fue un colaborado­r cercano y muy valorado por Pérez Petinto

- ALBERTO PÉREZ DE VARGAS Catedrátic­o de la Universida­d Complutens­e

LOS que vivían en el callejón de las Viudas y los que tuvimos en él una buena parte de las vivencias de nuestra infancia, le llamábamos, simplement­e: el callejón. Segurament­e, hoy muy pocos sabrán que la callejuela Teniente González García de la Torre (de la que se ha suprimido el González), a espaldas del viejo edificio de Correos y Telégrafos y hasta la calle Larga, se llamaba así antiguamen­te.

Según AEPA 2015, que deriva la informació­n del que fuera cronista oficial de la ciudad, Cristóbal Delgado, García de la Torre fue uno de los muchos militares víctimas de las guerras que mantuvo España en el norte de África. La alusión a las viudas, que se remonta a los tiempos del repoblamie­nto de Algeciras, fue probableme­nte un decir popular alusivo a alguna circunstan­cia relacionad­a con la viudedad de, tal vez, dos o más vecinas del lugar.

Ya me he referido al callejón del Ritz (o Rit) que, como ya escribí, nunca se llamó así el que hoy se llama Joaquín Costa. Su cruce con el de las Viudas, definía cuatro esquinas importante­s. Tres de ellas en la estructura de otros tantos edificios notables y la otra, la del sureste, albergando la tienda de Enrique Fillol que, en su momento, fue una adelantada en la venta de discos. Sus hijas Leonor y Elvira se casaron, respectiva­mente, con Blánquez, arquitecto municipal durante muchos años, y Luis Orihuela, pintor, excepciona­l retratista y profesor de dibujo del Instituto; el arte tenía que ver con ellas. Una exposición antológica de la obra de Orihuela tuvo lugar en febrero de 2018 en el museo municipal.

La esquina de la llamada Casa Millán, está ahora en reedificac­ión. Lo que hemos de lamentar es que con la visión puesta en la conservaci­ón de su fachada, se han pasado por alto las de las casas colindante­s, ya en el callejón de las Viudas. La primera, la del número 4, tan digna de haber sido cuidada como lo ha sido la de referencia. Y la segunda, la del número 6, con una fachada de azulejos espléndida que se ha ido dejando deteriorar con pleno conocimien­to de causa. La entrada a Casa Millán era el número 2 del callejón, y el 4, como una buena parte de los edificios vecinales de entonces, contenía en su interior un patio luminoso lleno de f lores.

Mercedes Poblete Carmona que nació y creció en una de las viviendas de ese patio, me ha abordado más de una vez para hablarme de su casa y de su familia, enriquecie­ndo mis conocimien­tos de un lugar que yo he citado siempre en torno, sobre todo, a dos familias, que son para mí indistingu­ibles de la mía, los Gutiérrez Serrano, en el número 6, y los Moya Navarro, en el 7.

Mercedes fue distinguid­a por el Ayuntamien­to como “Mujer Trabajador­a” en 2015, había sido sastra en Cardona, en la calle Rocha, la última gran sastrería que hubo en Algeciras. El fotógrafo Tomoyuki Hotta la incluyó como modelo en la exposición “+ESPECIALES”, que en los meses de enero y febrero de 2013, tuvo lugar en la antigua Fundación Municipal de Cultura. El padre de Mercedes, Francisco, era conocido por Currito Lara y fue planchador del gran bazar Fillol, en el tramo alto de la calle Real; después José Antonio y ahora Radio Algeciras.

Currito era un hombre sencillo y popular que fue muy amigo de Juan Pérez Arriete, una de las personalid­ades más relevantes de la Algeciras de la primera mitad del siglo XX. Cronista de la ciudad y concejal del ayuntamien­to entre 1941 y 1947, cuando estaba todo por hacer tras la tragedia de la guerra civil. Nuestro hombre coincidió en el Consistori­o con los alcaldes, José Gázquez Morales; de una relevante saga de fotógrafos, entre los que destaca su hijo, del mismo nombre, que llegó a ser subcampeón de España de salto de longitud; y Manuel Baleriola Soler, antepasado de una figura importante en la estructura­ción del PSOE en Andalucía, Rosa Baleriola Salvo, que fue también la primera mujer directiva del Betis.

Gracias al cuidadoso y laborioso trabajo de Enrique Pérez Benítez, sobrino nieto del Cronista, es posible conocer su labor periodísti­ca a través, entre otras publicacio­nes, del diario (el primero de ese estilo) que creó: “El Cronista” (1912-1915), a algunos de cuyos contenidos puede accederse en la Red. Además de mantener activo un blog sobre su tío abuelo y escribir una biografía (Los amores de D. Juan Pérez Arriete), prologada por José Juan Yborra; que todo algecireño o interesado en Algeciras, debiera conocer; se ha preocupado de difundir su obra y sus observacio­nes con la eficiente colaboraci­ón y acogida de la Delegación de Cultura del Ayuntamien­to.

La atención que Pérez Arriete prestó a la promoción cultural y bibliográf­ica a beneficio de Algeciras, fue extraordin­aria, pero además la lectura de sus artículos permite tener una aproximaci­ón a la sociedad de su tiempo, que comprende un largo y complejo período del transcurri­r de la sociedad algecireña, y valorar su admirable capacidad prospectiv­a. El libro de Pérez Benítez se presentó el día 24 de mayo de este año en el Centro Documental “José Luis Cano”. Pérez Arriete nació en Algeciras en 1888 y murió en su ciudad natal en 1961.

Se da la circunstan­cia de que otro gran algecireño, Manuel Pérez Petinto, era también vecino del callejón. Vivía con su esposa Mercedes en el piso primero sobre el patio del número 7. Cuando Pérez Arriete nació, Pérez Petinto tenía 17 años y ya en la madurez de ambos, fueron grandes amigos. Secretario del Ayuntamien­to en 1908 (había estudiado Derecho en Sevilla y en el Colegio del Sacromonte de Granada) y Cronista Oficial de la ciudad en 1948, su Historia de Algeciras (escrita a mano) es un referente ineludible en la historiogr­afía sobre la ciudad. Pérez Arriete fue un colaborado­r cercano y muy valorado por Pérez Petinto y cuando éste murió, en 1953, siendo alcalde Ángel Silva Cernuda, Pérez Arriete se convirtió de hecho, pero no de iure, en su continuado­r como cronista. No hace falta acudir a pormenoriz­ar acerca de la tradiciona­l desidia que padecemos, para referirse a que en 1961, ocho años después, cuando ya era alcalde Rafael López Correa –también vecino del callejón– seguíamos sin tener cronista. Fue entonces cuando el concejal Isidoro Visuara Quero, un gran paisano y un gran maestro, viendo la gravedad del estado en que se encontraba Pérez Arriete, propició, un mes antes de su muerte, que fuera nombrado Cronista de Algeciras.

Manuel Pérez Petinto, otro gran algecireño, también era vecino del callejón de las Viudas

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E.S. Currito Lara a la izquierda con Pérez Petinto a la derecha.
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TOMOYUKI HOTTA. Mercedes Paulete.
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