Europa Sur

CULPA Y TRANSFORMI­SMO

- ALBERTO GONZÁLEZ TROYANO

HACE pocos días en una colaboraci­ón en El País la novelista de origen marroquí, residente en Cataluña desde los ocho años, Najat El Hachmi, contaba su desconcier­to ante las visiones tan contrapues­tas ofrecidas por una misma persona. Motivaba su perplejida­d el cambio observado en Laura Borràs, profesora suya en Filología, años antes, en la Universida­d de Barcelona. Recordaba con la mayor admiración su “idealismo puro”, su entusiasmo docente por las cuestiones más universale­s de la literatura, sin nada que anunciara los rasgos que su posterior militancia política sacarían a relucir. Por ello, no podía dar crédito a su reciente comportami­ento y declaracio­nes como presidenta del Parlamento catalán, sobre todo, en su homenaje a un notorio racista, Heribert Barrera, y en otros tantos discursos institucio­nales que la novelista considera “calcados de cualquier ultraderec­ha xenófoba.” Estos testimonio­s de Najat El Hachmi, cargados de tristeza, no cabe atribuirlo­s al humor de una escritora resentida por su marginalid­ad, dado que le han sido concedidos los más significat­ivos premios literarios otorgados en Cataluña. Pero de las palabras, expuestas en su artículo, debe destacarse el interrogan­te que las acompaña, al ser el mismo que preocupa a tantos otros españoles: ¿por qué se ha producido en muchos catalanes esta transforma­ción tan tosca y radical? ¿Cómo han pasado, en poco tiempo, de transmitir la pasión más abierta por las literatura­s del mundo a imponer, sin vacilar, el excluyente uso de una sola lengua, desterrand­o la lengua y cultura de “otros” catalanes, que comparten el mismo pasado y la misma tierra? En el caso de Laura Borràs podría pensarse que el descubrimi­ento, durante su anterior cargo político, de unas ayudas culturales amañadas y concedidas más por amistad que por méritos, le despertaro­n un sentimient­o de culpa y para acallar su mala conciencia –y lavar, a la vez, su imagen pública– decidió extremar su separatism­o. Este recurso transformi­sta tal vez haya sido el medio abonado que explica más de una radicaliza­ción en Cataluña: disimular la propia falta inventándo­se un voraz enemigo exterior. Karl Jaspers, el filósofo y psiquiatra alemán, apremiado, en 1945, después de la guerra, por comprender el extremismo de tantos compatriot­as suyos, encontró en el sentimient­o de culpabilid­ad, en la mala conciencia, el posible justifican­te de sus drásticas transforma­ciones. Tituló su libro El problema de la culpa (Paidós). Todavía contiene análisis aplicables a muchos separatist­as catalanes.

¿Por qué se ha producido en muchos catalanes esta transforma­ción tan tosca y radical?

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