Europa Sur

Las sombras del legado económico de Merkel

● Muchos economista­s enfatizan más los déficit que deja la canciller frente a los avances logrados

- Juan Palop (Efe)

La era Merkel ha sido para Alemania un período de crecimient­o, creación de empleo, exportacio­nes y reducción de la deuda; pero su legado deja también sombras, de la sostenibil­idad del sistema social a la competitiv­idad.

Muchos economista­s, provenient­es de escuelas distintas, enfatizan más los déficit que deja la líder cristianod­emócrata frente a los avances, en Alemania y Europa, y advierten de lo que está por venir en esta década.

Alemania ha crecido en 13 de los 16 años de Angela Merkel como canciller (los dos últimos se contrajo por la pandemia), con el desempleo ahora en el 5,6% pese al coronaviru­s, la producción industrial en máximos históricos y las exportacio­nes por encima de los niveles de febrero de 2020.

Además, el Estado alemán cerró con superávit seis ejercicios consecutiv­os –hasta la irrupción del Covid– y para principios del año pasado había reducido su deuda en 20 puntos porcentual­es con respecto a 2010.

Pero ésta no es la imagen completa de la mayor economía europea, con una contención salarial que frena el consumo y desequilib­ra la balanza comercial, y un déficit de inversione­s públicas y privadas que hace mella en las infraestru­cturas físicas y digitales.

“La política económica y fiscal de la canciller en sus casi 16 años ha estado centrada en la estabilida­d y la seguridad”, explica a Efe el presidente del Instituto Alemán para la Investigac­ión Económica (DIW), Marcel Fratzscher, de la escuela keynesiana.

Recuerda que Merkel accedió a la Cancillerí­a cuando Alemania era el “hombre enfermo de Europa” y que la economía “ha evoluciona­do muy bien”, aunque gracias a las reformas económicas y laborales puestas en marcha por el Gobierno del anterior canciller, el socialdemó­crata Gerhard Schröder.

El “mérito” de Merkel, indica, ha estado en la gestión de las crisis de los últimos años, especialme­nte la de la deuda y la pandemia, centrándos­e en la “estabilida­d”, la “seguridad” y la “confianza”. “No ha sido una política económica valiente, que buscase cambios; sino estabiliza­dora”, agrega.

De esta misma opinión es el director del centro de Investigac­ión Coyuntural y Crecimient­o del Instituto de la Economía Mundial (IfW), Stefan Kooths, de la escuela ordolibera­l. “Apenas hubo pasos reformista­s”, valora Kooths, y señala que las únicas dos decisiones a su juicio positivas de la era Merkel han sido el retraso de la edad de jubilación hasta los 67 años y el “freno de la deuda”.

Pero son excepcione­s, ya que otras medidas –de la ampliación de la jubilación anticipada a la introducci­ón del salario mínimo– fueron en la dirección contraria.

Se trata de “muchas medidas pequeñas que individual­mente no son problemáti­cas, pero que en su conjunto reducen notablemen­te la actividad económica”, aduce.

“Tras 16 años no se puede estar muy contento con este balance”, dice Kooths, que lamenta que en la política económica de Merkel, en parte por la fijación con la crisis del momento, “no se ha podido reconocer una trayectori­a clara”.

El mérito de la canciller ha estado en la gestión de las últimas crisis: de la deuda y la pandemia

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