Europa Sur

ENRIQUE SIN ANA SORIA

- FÁTIMA DÍAZ TORRES

PALOMA Cuevas vivió un día muy especial el día de la Comunión de su hija, Bianca. La hija menor de la diseñadora y Enrique Ponce recibió el sacramento en la finca Cetrina el mismo día que Paloma cumplía años. Fue una ocasión muy especial para madre e hija, que estuvieron rodeadas por amigos y falos miliares en un día que no podría haber sido más espectacul­ar.

Es por eso que, tras esperar varios días, Paloma ha ido revelando en sus redes sociales –a cuentagota­s eso sí– algunos detalles de la celebració­n, como el vestido de la niña, y la temática f loral de fondo, en concreto las margaritas. Esta f lor es el símbolo de la pureza, la inocencia y el amor puro. También simboliza la alegría y la sofisticac­ión natural, sin ornamentos ni manipulaci­ones. Se pudieron encontrar en muchos lugares, desde los jarrones de la mesa que dispusiero­n en el exterior para cenar al aire libre, como en la tarta, los recordator­ios y los agradecimi­entos. La propia niña, vestida de Rosa Clará, llevaba algunas prendidas en el pelo.

La separación de una pareja siempre es un cambio radical en la familia, y no descubro nada si digo que los menores son generalmen­te los más vulnerable­s. Nervios y tensión acompañaro­n días previos a la celebració­n familiar, aunque después todo se desarrolló de forma normal, según han contado algunos de los invitados sobre este incómodo reencuentr­o que, afortunada­mente, se saldó sin males mayores.

Pero la almeriense Ana Soria no cuadraba en la ecuación de ninguna manera. Está por ver que la nueva pareja del torero sea aceptada por sus hijas, y más aún por su ex. La ruptura fue tan abrupta después de más de 20 años y la exposición en las redes estuvo de más. Ni qué decir tiene que, más que el encuentro de Paloma y Enrique, el del diestro con su suegro, Victoriano Valencia, tuvo que ser memorable. Ponce debe mucho de su fama y su carrera a su ex suegro, apoderado y abanderado. Habrá que ver qué dice Valencia de Ponce tras su romance con la estudiante de Derecho que aún dura. No extraña que la joven fuera persona non grata en la celebració­n; todo apunta a que ni siquiera conoce a las hijas de su novio.

A esto hay que unir el hecho de que Enrique Ponce se haya mudado a Almería junto a su nuevo amor, y ve a sus niñas poco, o casi nada. Paloma y Bianca Ponce Cuevas viven con su madre en La Cetrina, en la localidad jienense de Las Navas de San Juan, escenario de la Primera Comunión de la más pequeña. El ex matrimonio tenía también una casa, regalo por cierto de Victoriano Valencia, en la exclusiva urbanizaci­ón La Finca, en Pozuelo de Alarcón. Tras el reparto fruto del divorcio, la estabilida­d de esta familia ha volado en mil pedazos y Paloma no permitirá nunca que sus hijas se vean afectadas por el mal hacer de su padre.

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INSTAGRAM La hija de Ponce y Paloma Cuevas, en su Primera Comunión.

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