EL REGRESO A UNA NORMALIDAD CON MATICES
EL presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, anunció el martes pasado que mañana se suprimirán las restricciones provocadas por el coronavirus en media Andalucía. De esta manera, los municipios que el viernes alcancen el Nivel 0 volverán a la normalidad absoluta –aunque permanecerá la obligación de llevar mascarilla en los lugares públicos cerrados–, mientras los que aún permanezcan en el Nivel 1 verán cómo los aforos en la hostelería seguirán reducidos. En general, dicho anuncio ha sido acogido con el lógico júbilo por parte de la población, que ya desde hace un par de semanas había procedido prácticamente a una normalización de facto, como se podía comprobar especialmente los fines de semana. Los ciudadanos están ya cansados de las restricciones, y en muchos lugares de la comunidad autónoma, los que tienen menos de 50 casos por cada 100.000 habitantes, es absurdo mantener unas medidas que tanto dañan a los pequeños y medianos empresarios –base del empleo en España– y obstaculizan la sociabilidad, tan necesaria para el bienestar psíquico de todos. Sin embargo, y aunque todo indica que estamos llegando a la fase final de la pandemia –cuya duración nadie es capaz de calcular ahora mismo–, hay que volver a insistir, como hizo el presidente de la Junta, en que debemos seguir perseverando en medidas básicas como el uso de la mascarilla o la limpieza de las manos con hidrogel, sobre todo cuando estamos en contacto con personas especialmente vulnerables al virus. Como muestra de que no estamos fuera de peligro, ayer se detectó un nuevo brote de Covid-19, con más de una veintena de contagios, en una residencia de mayores de Sevilla. El virus tardará mucho en desaparecer y, probablemente, nunca lo hará del todo. Por eso es importante que todos seamos conscientes de que es importante proteger a la llamada población diana. Este mensaje se debe difundir, especialmente, entre la juventud. Es el momento de avanzar hacia una normalidad que tardará mucho en volver a ser lo que era. En cualquier caso, bienvenida sea.
Casos como el del nuevo brote en una residencia de ancianos de Sevilla nos recuerdan que el virus seguirá siendo una amenaza durante mucho tiempo