Keir Starmer pone el timón del laborismo británico rumbo al centro
● El líder de la oposición conmina al partido a superar la etapa izquierdista que controló la formación con Jeremy Corbyn al frente ● Centra su programa en la recuperación económica
En su primer gran discurso como líder del Partido Laborista británico, el jefe de la oposición en el Reino Unido, Keir Starmer, llamó ayer a superar la etapa en la que el ala izquierdista controlaba la formación, con Jeremy Corbyn al frente, y desplegó un programa centrado en la recuperación económica. Starmer asumió las riendas en plena pandemia, por lo que el congreso laborista celebrado en Brighton ha sido su primera oportunidad para tratar de cautivar a unas bases que, según las encuestas, dudan de su madera para desbancar al primer ministro, Boris Johnson.
Acusado en ocasiones de haber sido tibio con el Gobierno, el líder laborista cargó ayer contra Johnson y su falta de previsión para gestionar las consecuencias del Brexit y crisis sanitaria. “Es un tipo vulgar, un embaucador que ya ha ejecutado el único truco que conocía. Su plan no iba más allá de las palabras ‘vamos a ejecutar el Brexit’. No tiene plan”, criticó Starmer.
En una intervención de más de una hora, redactada con la ayuda de uno de los escritores de discursos de Tony Blair, referente de la facción más centrista del laborismo, Starmer desgranó una hoja de ruta con la que aspira a seducir tanto al mundo empresarial como a los votantes desencantados de las zonas posindustriales del norte de Inglaterra. Su ideario se distancia de propuestas corbynistas como la nacionalización de las empresas ferroviarias y energéticas, con las que el partido sufrió su peor derrota electoral en un siglo en las generales de 2019.
Propone, en cambio, una mejora de la fiscalidad para las pequeñas y medianas empresas, que se sufragaría con impuestos a los gigantes tecnológicos, y hace hincapié en aspectos como el patriotismo y la lucha contra el crimen. “Mi trabajo como líder no es sólo dar las gracias a los votantes, sino comprender y persuadir a los que nos rechazaron”, dijo Starmer, que en una crítica explícita a la anterior dirección aseguró que muchos simpatizantes laboristas se pasaron a los tories porque no veían “creíbles” las promesas del partido.
La repuesta del otro bando no se hizo esperar. Momentum, organización de base que respaldó la llegada al poder de Corbyn, lamentó que Starmer “ha identificado muchos problemas pero ha ofrecido pocas soluciones”.
La crisis de suministros que ha cerrado miles de gasolineras y la saturación del sistema sanitario han comenzado a pasar factura al primer ministro conservador. La distancia entre Johnson y Starmer en las encuestas se ha estrechado en las últimas semanas, aunque buena parte de ese movimiento se debe a la caída de los conservadores, sin grandes avances en los resultados laboristas.
Sólo el 25% de los británicos creen que los laboristas están preparados para gobernar, una caída de siete puntos respecto a principios de año. Con todo, Starmer recalcó su convencimiento de que es factible recuperar terreno.